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Throwback Thursday: “Hugo, el ‘Abuelo’… ¡Goooooool!... ¡Estamos en el Mundial!

Hace 23 años el Tri dejaba atrás los 'cachirules' y volvía a un Mundial. La sublíme narración de Raúl Orvañanos la escuchamos hasta estos días.
Foto: Mexsport

Jamás he sido ni seré muy afecto a las narraciones de Raúl Orvañanos, pero debo aceptar que aquella forma en la que cantó el gol de Javier 'Abuelo' Cruz ante Canadá por allá de 1993 fue sublíme. Escucharlo a 23 años de aquella soleada tarde sigue enchinándome la piel.

Para aquel entonces, su servidor era un simple mocoso de siete años de edad que apenas comprendía bien el significado de asistir a un Mundial. Estaba recién nacido en México 86 y era un escuincle llorón para Italia 90 el cual no soportó ver a Maradona derramar lágrimas por perder la justa contra Alemania, así que la justa de Estados Unidos 94 se apreciaba en mi horizonte como la primera oportunidad para ver al Tri en un torneo de este tipo.

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Recuerdo perfectamente aquella eliminatoria, la vuelvo a vivir como si fuera ayer. El enojo que me provocó la derrota contra El Salvador en el Cuscatlán, la forma en que se equivocaron en el himno nacional mexicano y cómo nos marcaron aquel 2-1. Sigo escuchando desde el carro de mi padre la narración de cómo los aficionados hondureños acababan de tirar una barda del Estadio Nacional de Tegucigalpa por la goleada de 4-1 que México les endosó; viví desde los asientos más altos del Azteca la goleada contra Canadá y Honduras, y conocí por vez primera un palco del Coloso de Santa Úrsula con la victoria frente a los salvadoreños.

México había perdido el primer juego de la aquella eliminatoria para no volver a dejar puntos en el camino en sus cuatro jugos posteriores; aún así, una hipotética derrota en Canadá lo dejaría fuera del Mundial de Estados Unidos. El Tri no tenía de otra, no podía perder en Toronto, le bastaba con igualar y por supuesto con ganar para borrar de tajo siete años de tristezas que iniciaron desde el instante en que Alemania nos eliminó de nuestra Copa del Mundo y que se incrementó con nuestra eliminación de Italia por la trampa de los 'cachirules'.

Como los anteriores partidos, vuelvo a vivir el partido frente a Canadá. Recuerdo que desde temprano fuimos a desayunar barbacoa, acompañé a mi madre a misa y una hora antes del partido, bajamos la televisión del cuarto de mi hermana a la sala donde minutos más tarde llegarían sus amigos. Me pintaron la cara, me puse mi playera de la selección y mis tacos de futbol. Yo estaba listo desde mi espacio para meter un gol a favor del Tri.

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Cuando el silbatazo inicial del árbitro llegó, todos guardamos compostura y nos dedicamos a comernos las uñas. Temprano, las cosas se pusieron feas para el Tri cuando Alex Bunbury remató de cabeza para derrotar a Jorge Campos. Era el 1-0 que volvía locos a los aficionados canadienses, que les daba el acceso al Mundial y que deja eliminados a los mexicanos.

Era un niño, y como buen niño, me puse a llorar. La idea que el partido de futbol duraba 90 minutos y que restaba el tiempo suficiente para empatar el partido no pasó por mi mente. El tiempo en aquel 9 de mayo me haría cambiar rápidamente de opinión.

El empate no tardó en llegar. La marometa mñas esperada de Hugo Sánchez me hizo saltar de mi silla y rápidamente se escuchó un estruendo en mi colonia. ¡GOOOOOOOOL! Hugo Sánchez se había encontrado con un rebote para que de zurda, con potencia, fusilara al guardameta norteamericano y pusiera el 1-1 en el marcador. El Tri nuevamente controlaba todo y como al inicio del juego, estaba dentro de la Copa del Mundo.

Así, entre felicidad, acabó el primer tiempo, mientras que con angustia, arrancó el segundo.

Los minutos pasaban y todo podía modificarse con una anotación de Canadá. Miguel Mejía Barón, vestido con playera blanca y unos pants verdes, veía desde la grada con sus lentes oscuros el juego. Justo arriba de la banca donde se encontraba dirigiendo un tal Javier Aguirre, mandó a la cancha Francisco Javier Cruz, el 'Abuelo' para todos.

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Había que preocupar a la defensa rival, había que contragolpearlos y se tenía que marcar el segundo, pasara lo que pasara. Y así sucedió.

Un pelotazo al frente por parte de Claudio Suárez, forcejeo de Luis Flores quien con base en fuerza y velocidad se quita la marca del lateral derecho, desborde y tímido centro que le cae a la pierna derecha de Hugo Sánchez, el '9' pellizca la pelota y a segundo palo al 'Abuelo' Cruz… ¡Hugo, el 'Abuelo'…. ¡Goooooooool, el 'Abueloooooo', gooooool!… ¡Estamos en el Mundial!

Foto: Mexsport

Miguel Mejia Barón se quitó los lentes, sonrió y señaló con el dedo al 'Abuelo' quien corrió lesionado hacia la banca de México para celebrar. El partido estaba acabando y con el 2-1, el partido estaba acabado.

México logró meterse a Canadá, al frío soleado de Toronto y obtuvo un triunfo de 2-1 que le dio el pase a Estados Unidos. Yo, sonreí, celebré y por vez primera en mi vida, comprendí el sentimiento de saberte calificado a un Mundial, de sentirte en él, y posteriormente, la inmensa alegría que es escuchar tu himno nacional, festejar un gol y celebrar un triunfo.