Siempre ha sido considerado como un "bad boy", su nombre se relaciona más con las polémicas que con su talento futbolístico, nunca ha brillado demasiado, pero seguramente esta no era la forma en la que pensaba que sería reconocido en sus últimos días en el campo. Joey Barton es mediocampista y hasta el fin de semana pasado, jugaba con el Burnley de la Premier League; no podrá hacerlo más porque la Federación Inglesa ha decidido imponer una suspensión "con efecto inmediato (…) de toda actividad" por los próximos 18 meses y una multa de 35 mil euros, tras demostrar su participación en apuestas, actividad prohibida por la FA.Entre 2004 y 2013, Barton apostó 1260 veces por partidos de futbol. Una cantidad tan grande que él ha argumentado enfermedad, una adicción a las apuestas confirmada con pruebas médicas entregadas a la Federación Inglesa. A pesar de haber aceptado su responsabilidad, insiste en separarse de las sospechas de amaño de partidos: "Para ser bien claro no se trata de partidos amañados y en ningún momento mi integridad está en cuestión. Acepto que he incumplido las reglas que rigen en los jugadores profesionales, pero al mismo tiempo tengo la impresión de que la sanción es más dura de lo que podría ser para otros jugadores menos controvertidos".Barton apostó a que su club perdía, pero lo justifica: "Apostar por la derrota de mi propio equipo fue una expresión de mi cólera o frustración de no haber sido convocado o no haber podido jugar". Así busca salir bien librado ante posibles reclamos por ser partícipe de resultados negativos que le habrían beneficiado. La afición que se convirtió en la adicción del jugador inglés de 34 años no se limitaba al futbol y reconoció que a través de una cuenta en Betfair, realizó más de 15 mil apuestas en muchos deportes y competencias.Sin embargo, no está de acuerdo con la imposición de una sanción tan larga y en un comunicado aseguró que apelará. De confirmarse en su contra, se verá forzado al retiro de las canchas. El enfado de Barton quedó demostrado en la queja contra la Federación por su criterio: "Si la FA va en serio contra la cultura de las apuestas en el futbol, es necesario que revise su dependencia de las compañías de apuestas, su papel en el futbol y en las transmisiones, en lugar de solo culpar a los jugadores por hacer una apuesta".Al largo historial de sanciones por actitudes y agresiones dentro y fuera del campo, entre las que se encuentra un periodo de 74 días en prisión por agresiones mientras estaba ebrio en 2008, se sumó la suspensión de un partido que dictó la Federación Escocesa el año pasado, cuando Barton jugaba para los Rangers y fue descubierta su participación en apuestas en 44 partidos. Su contrato terminó y después de un lustro fuera de la Premier League, volvió al Burnley con una nueva oportunidad que no pudo ser por las investigaciones de la FA; frente a las autoridades asumió su culpa en febrero y en consecuencia, hoy está a punto de dejar el futbol.La adicción de Barton es tan seria que durante su etapa en prisión se las arregló para continuar, esta vez como corredor de las apuestas entre sus compañeros, así lo confesó en su biografía titulada "No Nosense" y culpa al ambiente en el que creció, una familia aficionada a esta actividad desde que era niño.El final de su accidentada trayectoria futbolística -entre Inglaterra por el Manchester City, Newcastle, Queens Park Rangers, y breves periodos en Francia, con el Olympique de Marsella y Escocia, con los Rangers- se ve cerca y no le parece justo."A lo largo de mi carrera he cometido errores, los he aceptado y he tratado de aprender de ellos. Intenté hacer eso aquí. Acepto que este es un problema más en el que me meto por mi comportamiento. Este episodio me ha llevado a casa, como lo hice cuando tuve que enfrentar la necesidad de ayuda para lidiar con el abuso del alcohol y la agresividad, ahora necesito ayuda por mis problemas con las apuestas y eso haré".
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