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Música

Las perchas de Lee Scratch Perry que ahora son cenizas

Un tributo a los mágicos atuendos de este brujo de dub y algunas ideas para ayudarle con la campaña para recuperarlos.

Lo más triste del incendio que devoró el estudio de Lee Scratch Perry es que destruyó aquellos trajes, gorros, juguetes, botas y disfraces que el músico de 79 años usaba en el escenario y que lo hacián ver como un brujo psicodélico que nos lleva con su música a mundos que están más allá de la conciencia. En la redacción de Noisey estamos muy tristes por la aniquilación de este patrimonio del más allá y podemos apostar que, sin duda, con este desastre el mundo perdió algo de su magia. Para darle un último adiós a estos atuendos ocultistas que han hecho alucinar a tantas personas, y de paso para ayudarle a esparcir el mensaje que transmitió después de la tragedia, en el que invitó a sus fans a enviarle todo tipo de alhajas para su clóset, hicimos una galería que muestra toda la diversidad y creatividad que el pionero del dub metía le metía a su pinta. Por favor, un minuto de silencio en honor a las perchas de Perry.

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Echaremos a perder esa chaqueta napoleónica que fabricaste con las cortinas, Lee.

¿El sombrero que te regaló Harry Potter? Nooooo. Ese tigre fijo te lo regaló Andrea Echeverri. Intentaremos conseguirlo en el Templo del Indio Amazónico. Prometemos hacer una colecta y enviarte esas mismsas y exactas joyas de San Victorino.

Tranquilo Scratch, las púas también se consiguen breve en el centro. En cuanto a la vasca, ahí si paila, te mandamos una de los Hornets. Chirri no, Lee. ¿Los portavasos en serio? De esa misma chaqueta hemos visto como mil en las compraventas de Chapinero. En Santa Marca venden unas de conchas una chimbita. Ese casco sí jodido. Agotados los flamingos traquetos por aquí.

Las gafitas sí toca esperar a lo que sobre de las fiestas de año nuevo. No, viejo Lee, ese gorrito sí está muy gay. Menos mal ardió para siempre. En cuanto al muñequito, cae al MacDonald's y llégale a la Cajita Feliz.

Ya sabes lo que dicen, Scratch: el que juega con fuego se quema.

¡Córtate las uñas, maldita sea!

Ya contacatamos al odontólogo de Diomedes. Y sí no cumple, fresco que Marlon Becerra está siempre a la orden.