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De Yokohama a Nuevo León: El Centenario se derrumba para el América

El sueño del América terminó con dos baldes de agua fría propinados por el Real Madrid. Si no logra despertar, Tigres podría ser su otra pesadilla.
De perder la final ante Tigres, ¿peligra el puesto de Ricardo La Volpe? Foto: Charly Díaz / STR

Después de todo, las polémicas declaraciones de Jorge Vergara, "Que les vaya bien en su viaje, que disfruten mucho la comida japonesa", no estuvieron tan alejadas de la realidad para el Club América, ya que en 90 minutos el rey de Europa se encargó de provocar el arrepentimiento en muchos aficionados que permanecieron despiertos hasta altas horas de la madrugada o que pusieron numerosas alarmas para despertar en medio de la noche. Un papel tan agachón no merece el desvelo de su público.

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Es cierto, la tarea pintaba complicadísima ante el siempre Real Madrid; enfrentar al mejor club del Viejo Continente y, casi siempre, del mundo no se da todos los días. El comentario sin sentido de Ricardo Peláez previo al encuentro —"Me preocuparía si la semifinal del Mundialito fuera contra el Barcelona"— es una prueba más de la soberbia sin fundamentos de la que peca el futbol mexicano en general. El Presidente Deportivo del Ame pasó de la indignación por el desconocimiento de Zidane a un intento fallido de ninguneo. Escupir hacia arriba nunca es buena idea.

Al Madrid le bastó jugar a medio tanque para ganar con un tanto de Benzema y Cristiano Ronaldo, y el América fue sólo un espectador más en un torneo que sigue siendo el espejo en el que el futbol mexicano se ve reflejado cada año pero de cuya imagen parece no aprender un carajo. Existen maneras de perder y el América no demostró la supuesta motivación que sus jugadores y directivos tanto presumían después de llegar a la final de la Liga MX y tener la (remota) posibilidad de alcanzar el último partido del Mundial de Clubes. Ahora los de Coapa tendrán que conformarse con el partido por el tercer lugar ante el Atlético Nacional (otra decepción) y regresar con las manos vacías para enfrentar en casa a una fiera como lo es el equipo de Tigres. No olvidemos que todo esto ha sucedido durante el Centenario.

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Las Águilas tendrán más o menos tres días para descansar y preparar su primer encuentro ante Tigres en el Azteca. El papel de la afición será fundamental para motivar a un equipo que no sólo llegará a México fatigado por el maratónico viaje, también tendrá —imagino— la moral por los suelos. Sinceramente no podemos predecir un caluroso recibimiento, ya que se trata del mismo público que le aplaude a los delanteros rivales y que torea a su propios jugadores.

Tigres representa la otra pesadilla para el América de este lado del mundo. Al equipo comandado por Ricardo Ferretti se le da el Azteca y si logra aprovechar el mal momento de los de casa, el partido de ida podría terminar en una catástrofe para el bigotón y su séquito. Si las Águilas quieren limpiar su reputación y festejar como se debe sus cien años de existencia, deberá cambiar el chip lo más pronto posible.