Cultură

De pequeño ruiseñor a mercenario en Angola: la historia de Joselito, el primer juguete roto del cine español

Cantó para Fidel y el Che, el presidente de Estados Unidos le regaló un rifle y acabó siendo acusado de mercenario en Angola y encarcelado en España por llevar encima 85 gramos de cocaína.
Joselito
Fotograma de Joselito en "El pequeño ruiseñor"

Demi Lovato, Britney Spears, Zac Efron, Lindsay Lohan, Tatum O'Neill, Linda Blair, Macaulay Culkin… Si te dicen "juguete roto" seguramente te venga a la mente alguno de estos nombres. Hollywood en general y la factoría Disney en particular han sido casi una fábrica de ellos, de niños talentosos que acaban enganchados al alcohol o a a la farlopa o a la heroína o se hacen celptómanos o todo lo anterior a la vez.

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"No pudieron disfrutar de ser niños, de mancharse con barro, del juego libre, de dormir hasta hartarse, de comer chuches, de hacer cosas de niños, del anonimato… porque tenían responsabilidades de adultos cuando no estaban ni física, ni emocional, ni psicológicamente preparados para ellas. Con el paso del tiempo, cuando estas personas se quedan sin trabajo y halagos, se apodera de ellas una continua sensación de vacío y de abandono: ya son mayores y nadie se acuerda de ellas. Si su único mundo y su único aliciente en la vida había sido su trabajo y la fama derivada de éste, cuando todo esto salta por los aires a estas personas les resulta muy difícil encontrar algo que llene sus vidas, por lo que, para tratar de cubrir su vacío existencial, acaban cayendo muy fácilmente en todo tipo de adicciones", explica en un artículo sobre el síndrome del juguete roto el psicólogo Ramón Soler.



Pero antes de que la industria cinematográfica americana se convirtiera en una cadena de montaje fordista de juguetes rotos, en la España de charanga y pandereta y cerrado y sacristía ya fueron testigos de la historia de un infante brillante cuya luz acabó apagándose: la de José Jiménez Fernández, "el pequeño ruiseñor". Joselito.

"Lo que no se hace es vivir a costa de un chiquillo", le dicen a Martín el sacristán en la escena más célebre de El pequeño ruiseñor, justo antes de que Joselito se ponga a entonar "Campanera". Y aquella frase, pronunciada en la primera película que protagonizó, en 1957, se convirtió casi en una profecía. "Con ese sobrenombre -el de pequeño ruiseñor- es imposible permitirse el lujo de pasar a la edad adulta y dejar atrás una rutilante niñez", dice una pieza de Vanity Fair firmada por Blanca Lacasa que repasa la vida del cantante. Y así fue.

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DE COMER CÁSCARAS Y MONDAS DE PATATA A CONVERTIRSE EN LA VOZ BLANCA DEL FRANQUISMO

José Jiménez Fernández, Joselito, nació en Beas de Segura, una pequeña localidad de Jaén, en el año 1945. De familia humilde y campesina y padre republicano, estuvo a punto de morir siendo un bebé. Cayó de boca en un brasero y su cara quedó completamente desfigurada, pero una especie de "manteca milagrosa" consiguió arreglársela. O eso cuentan las crónicas.

A los tres años empezó a cantar. Según él mismo narraba a La Vanguardia, antes de cumplir cuatro ya "cantaba y bailaba con los gitanos del barrio de Vistalegre". Su escuela de cante fue la calle, donde aprendió fandanguillos y coplas de Antonio Molina y Angelillo. Uno de sus hermanos mayores le llevaba a las tabernas del pueblo para que se ganara unas perras cantándolas.

Cuando otro de sus hermanos decidió marcharse de su localidad natal e irse a Valencia a trabajar se llevó a Joselito con él. El viaje, de más de cuatrocientos kilómetros, fue en bici. Allí conoció a Eloy Ballesteros, que se convertiría en su primer manager y que se convertiría también en su primera decepción. Fue en un recital en la ciudad donde el actor y músico Luis Mariano conoció al pequeño cantante y se quedó prendado de su voz blanca y de sus agudos.

Se convirtió entonces en su padrino artístico y se lo llevó de gira a París junto a él. En una entrevista con El País Joselito decía entre risas de que cuando la gente en aquellos años pensaba en España "se referían a Franco, Joselito o el Cordobés" y que él fue "el primer artista español internacional, mucho antes que Julio Iglesias".

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Cuando el director Antonio del Amo le descubrió, poco después, quedó también prendado de la voz de Joselito y fabricó para él una carrera cinematográfica, que arrancó con El pequeño ruiseñor, sobrenombre con el que se conocería al niño desde entonces, y que se convirtió en una trilogía, la denominada "trilogía del ruiseñor". En su infancia Joselito protagonizó catorce películas y se convirtió en el precursor de otros artistas infantiles del franquismo como Rocío Durcal, Marisol o Pili y Mili.

Giró por Europa y por Asia, fue célebre en Israel y en muchos países árabes, en Latinoamérica, especialmente en México, donde llegó a rodar, y en Estados Unidos. Se hizo amigo de Frank Sinatra y conoció a Dean Martin, a Barbra Streisand, a Charles Chaplin y a Cantinflas. El papa Juan XXIII le concedió una audiencia y conoció a Fidel Castro y al Che Guevara. El presidente Lyndon Johnson, en cuyo rancho de Texas cantó, le regaló un rifle.

En ese mismo viaje a Estados Unidos cantó Granada ante 55 millones de espectadores, en el show de Ed Sullivan de la CBS. Hizo un dúo con Nat King Cole, Pasolini lo incluyó en la banda sonora de Mamma Roma y Aznavour se confesaba su admirador. Pero nunca cantó para Franco. Siempre tenía alguna excusa que darle.

Y DE PRONTO LE CAMBIÓ LA VOZ

Y de pronto le cambió la voz. Con el abandono de la niñez, un momento que sus productores habían estado alargando y falseando para perpetuar su apariencia infantil, llegó la caída. El Joselito adulto ya no convencía al público y descubrió que había sido estafado por el que había sido su mánager de siempre. En una entrevista a El País les contaba que le dejó "con lo justo para vivir". "Podría ser millonario, pero me estafaron", ha repetido en muchas entrevistas. Así que se marchó a Angola, animado por su pasión por la caza. Allí, dice, encontró su sitio, pero también algunos baches por el camino.

Sobre su aventura africana se han contado muchas cosas, como que fue mercenario o guerrillero, pero él asegura que no. Que solo cazó y se dedicó a organizar safaris. "En la primera mitad de los años setenta residió en Angola, y, según diversas informaciones, allí trabajó como mercenario para el Gobierno portugués hasta la independencia de este país africano, en 1975. José Giménez nunca ha desmentido estos hechos. Posteriormente se instaló en la localidad valenciana de Utiel, donde reside actualmente y donde es propietario del complejo hotelero El Bodegón", narraba una pieza de El País del año 91, en el que fue detenido con 85 gramos -56 según él- de cocaína.

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Fue a la cárcel. Dos años después, estando en libertad provisional, le tendieron una trampa y acabó de nuevo entre rejas. Tras haber permanecido durante años en la penumbra, volvió a ocupar portadas y a protagonizar titulares fáciles que hablaban del "ruiseñor enjaulado". Pero dice que aquello le hizo bien. Que le sirvió para dejar atrás sus adicciones y sus ideas de suicidio.

"Ni en un templo budista ni en las obras completas de Paulo Coelho. Joselito (Beas del Segura, 1947) encontró la iluminación entre rejas, mientras cumplía una condena de cinco años -de 1991 a 1996- por tráfico de drogas. 'La cárcel es lo mejor que me ha pasado en la vida. Allí curé mi adicción a la cocaína y aprendí a conformarme', afirma el que fuera niño prodigio del cine español desde su casa de Utiel (Valencia)". Así arranca una entrevista de 2003 publicada en El Periódico en la que se recogen algunas declaraciones del artista.

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Imagen vía editorial Reino de Cordelia.

"RESPETO AL NIÑO QUE FUI"

En el año 2015, el dibujante José Pablo García decidió plasmar la vida del pequeño ruiseñor en una novela gráfica, Las aventuras de Joselito. "Fue el primer ídolo que tuvo mi madre, que aún conserva desde la infancia sus discos de vinilo. Siempre me he sentido muy familiarizado con él, teníamos casi todas sus películas grabadas en casa; pero el verdadero detonante de mi obsesión fue la lectura de sus memorias, La jaula del ruiseñor."

"Que una vida tan insólita e increíble como la suya no fuese más conocida por todos me pareció un poco injusto, así que decidí llevarlo al imaginario popular de una forma alejada del folclorismo casposo, con el que cruelmente se le asocia, para tratar de acercarlo a otro tipo de público. Creo que es muy importante que cuidemos de nuestros mitos. El cambio constante en el estilo gráfico que empleé para narrar los diversos episodios de su biografía fue, más que una sacada de chorra, un factor indispensable para aproximarme a una figura tan poliédrica e inabarcable", explica.

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Se comenta, desde hace años, que tras participar en más de 14 películas en la infancia y hacer cameos en otras ya de adulto, como Spanish Movie o Torrente 4, tendrá la suya propia. La que nos cuente la vida de Joselito, su auténtica historia. Cuando se retiró dijo que lo hizo porque respetaba al niño que fue. En 2014, Nieves Herrero lo invitó a su programa y le puso un vídeo del niño Raúl Vidal, El Balilla, que se hizo viral por sus cantes en La Voz Kids, y le preguntó que qué le diría a sus padres.

"A ver si este niño tiene la suerte de que no lo hagáis un desgraciado entre todos. Procurad que trabaje, que estudie, porque todo eso se acaba antes o después. Y sea más corta o más larga su carrera, que va a ser una maravilla, por lo menos que no le pille desprevenido. Que la mayoría sea para él y cuando su carrera, que la va a tener, se acabe, que no se encuentre con resentimientos, ni para con su familia ni para con sus apoderados ni con nadie", respondió Joselito.

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

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