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VICE Sports

Cristiano Ronaldo, el vendedor de cobijas

El mejor jugador de futbol del mundo es también el más vergonzoso.

Algo extraño le sucedió a Cristiano Ronaldo este verano: ganó un torneo internacional. Esto lo convirtió inmediatamente colocarse como el mejor jugador de futbol del mundo y de todos los tiempos. Lionel Messi, su némesis, que hasta ahora ha perdido la final de una Copa del Mundo y la final de la Copa América, se volvió loco, pintó su cabellera de güero platinado y renunció al futbol internacional.

En la batalla por ver quién es el Goliat de nuestros tiempos entre Messi y Ronaldo hemos visto una fuerza de músculos versus un toque sublime de ballet, y una guerra sin fin de comentarios en videos de YouTube sobre los dos futbolistas. Personalmente siempre he estado de lado de Messi, quien para mí es el niño perfecto que está por encima del presumido de Ronaldo. Pero éste último ganó la Euro 2016 con Portugal y lamento decirlo pero los triunfos van por encima de las habilidades. Ronaldo ahora es mejor de todos los tiempos y tiene una medalla para probarlo. Messi es basura y Cristiano debería de ser el ganador del Balón de Oro hasta que se retire. Yo no hago las reglas, sólo las hago cumplir.

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Sólo tenemos que introducirnos por un momento en la mente de Ronaldo: a sus 31 años, en la cúspide de su carrera, ha vencido a su eterno rival, pero lo hizo en la forma menos característica: batallando por ganarle a dos de los tres rivales en la fase de grupos, invisible en muchos de los partidos y en pocos sobresaliente. Y luego, en la final llegaron como los menos favoritos a ganar y Ronaldo salió del juego tras 25 minutos. Ganó el torneo sin personalidad y sin dominarlo. Su equipo venció a Francia en la final de la misma manera que Grecia los venció a ellos en 2004. Esta no es la manera en que Ronaldo acostumbra ganar; por lo general se la pasa corriendo al menos 86 de los 90 minutos, toma tres respiros antes de patear el balón con toda su fuerza mientras se quita no a uno o dos hombres sino a tres para anotar y provocar que el portero se quite los guantes y los arroje a la red. Sale del estadio en calcetas y se niega a hablar con la prensa. Ronaldo no gana desde la banca con su rodilla vendada y con su equipo haciendo un juego erosivo y rígido. No confía en Eder, un fallido delantero del Swansea, para que gané por él un torneo. Ronaldo tiene que ser Ronaldo.

Creo que la matemática inmediata de que Portugal ganara la Euro, con Ronaldo pero al mismo tiempo sin él, puede resumirse en esta fotografía:

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Ronaldo ha perdido la cabeza. Ganar un torneo sin ganarlo lo ha llevado hasta ese punto, a ser un vendedor de cobijas. Él ha ganado tanto en el deporte que ha decidido abandonarlo, en la cumbre de su carrera, tanto físicamente como su legado para vender cobijas que tienen un retrato suyo que asemeja más al de un Jesús español. Finalmente Ronaldo a contestado a la pregunta del momento: ¿Qué le das al hombre que lo tiene todo? Una larga cobija que es "44 por ciento más grande que una regular" con su propio nombre plasmado en ella.

Si han visto Ronaldo, la película de su vida en un vuelo como yo alguna vez lo hice, entonces entenderán algunas cosas de nuestro personaje. En primer lugar es el tipo de persona que contrata a todo un equipo de filmación para que pase dos años grabando cada parte de su vida y haga una propaganda para que la llame simple y sencillamente Ronaldo. En segundo su mejor amigo es al mismo tiempo su agente, su hermano no es bueno en el futbol, tiene un hijo fabricado misteriosamente por un laboratorio y vive sólo en una mansión cerca de Madrid donde sólo bebe jugo de naranja y observa muy a menudo estanques. Es básicamente un Patrick Bateman que corrió a Google para cambiar de inglés a portugués y se permitió volverse loco con las cosas extrañas que venden en las tiendas de ropa de moda donde las playeras cuestan 16 mil pesos. Así es Ronaldo.

Este, también es Ronaldo, el vendedor de cobijas:

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Este es el momento dorado en la vida de Ronaldo. En el verano es intocable, esto significa que debe gobernar al mundo. Pero en lugar de eso, así lo recordaremos: en su cama, en perfecta condición física, con un bronceado maravilloso, resultado de cuatro semanas de vacaciones en un yate, en una habitación de hotel, desnudo, bajo una cobija CR7 diciendo "Hola chicos. Espero que les guste mi cobija. Así como a mí. Es muy agradable" (termina con los dos pulgares arriba, guiño y el sonido del clic).

El mejor jugador de futbol de todos los tiempos quiere que compre una cobija de dos mil pesos con su nombre en ella.

El mejor futbolista claramente tardó seis tomas para vender una "muy agradable" cobija para ti, y aún así la cagó.

Mi teoría es que encima de esta obra de arte —"Cristiano debajo de la cobija", 2016 del artista desconocido— es el primer vistazo de la sique del pasillo de espejos de Cristiano Ronaldo. Primera deducción: Ronaldo tiene unos terribles consejeros. Este es el hombre que hace apenas un mes protagonizó el mejor comercial de futbol de todos los tiempos y ahora está posando debajo de una cobija en Twitter en la pose menos natural que he visto (volviendo a ver esta foto creo que es adecuado decir que Cristiano Ronaldo nunca ha utilizado una cobija y es por eso que no sabe cómo se usa), grabándose a sí mismo en un cuarto de hotel con su iPhone, divirtiendo a los que lo apoyan en cr7blanket.com. Esto es porque quizás alguien le dijo qué hacer con su dinero. Entren a la mente de Cristiano, caminen por el pasillo donde sólo se unta aceite de oliva en sus perfectos abdominales por dos horas diarias, por el laboratorio donde tenía el deseo de engendrar a un clon con la intención de que juegara en el Real Madrid por siempre. Y ahora entren a la fortaleza de cobijas. Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista de todos, rodeado de piezas hechas de lana con su cara en ellas y su nombre por todas partes. Cristiano Ronaldo, el Rey Loco.

Lo que Cristiano ha hecho con sus cobijas es romper con las expectativas. Queremos que nuestros atletas sean increíbles, intocables, sobrehumanos, demasiado buena onda para que les importen las cobijas, tú o yo; demasiado ricos para necesitar de otro negocio que aumente sus salarios. Pero lo que Cristiano Ronaldo ha hecho, segundos más tarde de ascender a la cúspide de su carrera, es probar al mundo que también es un personaje vergonzoso, como un hacedor de dinero de un reality de TV. Ronaldo debajo de una cobija está al nivel de alguien que estuvo en Big Brother y vendía cosas para blanquear los dientes o de los que venden tés que desintoxican el cuerpo y hacen que bajes de peso. El mejor jugador de futbol del mundo es también el más vergonzoso. Qué decepcionante año para el deporte ha sido éste.