Eso nos dijo esta mañana Cassiano Mottin, residente de Chapecó e hincha del Chapecoense hace diez años, luego de recibir las condolencias por el fallecimiento de 27 de las 30 personas que componían la delegación del chapecoense que viajó ayer a Medellín para disputar la final de la Copa Suramericana.
La tragedia llegó en un momento de éxito futbolístico: luego de pasar 35 años en la segunda y tercera división del fútbol brasilero, el Chapecoense regresó a la máxima categoría en 2014 y, tan solo dos años después, ya había derrotado a dos pesos pesados el continente, como Indpendiente y San Lorenzo, en el camino que lo había llevado disputar su primera final continental frente al Atlético Nacional.
"Si muriera hoy, moriría feliz", dijo el entrenador del equipo, Caio Junior, luego de clasificar a la final hace una semana.
Esta mañana, algunos aficionados del Chapecoense fueron llegando espontáneamente a la Arena Conda, la misma cancha dónde vieron a su equipo escalar desde los torneos regionales hasta las finales continentales, para rendirle un homenaje a los 27 jugadores, dirigentes y miembros del cuerpo técnico que murieron haciendo historia.
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