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El nuevo entrenador del Cruz Azul es un comprometido con el espectáculo

El español Paco Jémez bien podría ser la mejor apuesta que ha lanzado el Cruz azul contra su mala suerte en muchos años.
Foto: twitter

Es difícil describir el estilo de un director técnico sin caer en la generalización, pero ubicar a Paco Jémez como ofensivo es dar apenas el primer paso para conocerlo. Nacido en Las Palmas de Gran Canaria hace 46 años, el nuevo estratega de Cruz Azul se sabe esclavo de los resultados pero afirma ponderar el camino por encima del destino; dicho de otra forma, entiende el juego como un espectáculo y su primera tarea es ofrecerlo como tal al aficionado. El problema surge cuando encontramos que Paco firmó con una de las instituciones más urgidas por ganar. Jugando bien, regular o mal, Cruz Azul necesita ganar; su gente te firma la victoria sin importarle qué vida deba cobrarse de por medio. Su estilo demanda un ensayo y error por parte de gente y futbolistas cansados de perder: su primer objetivo habrá de ser taladrar en el futbolista, que éste entienda sus indicaciones como mantra y las siga con ojos cerrados. Es difícil pero no imposible; si lo consigue, habrá recorrido un gran trecho.

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El Rayo de Jémez jamás dudó. Cayó varias veces en Barcelona o Chamartín contando, tras el partido, con el estratega canario en sala de prensa afirmándose orgulloso de los suyos. La semana siguiente ganaban de forma agónica contra un rival directo y la calificación brindada por el míster no pasaba de aprobatorio. De nuevo, el camino por encima del resultado: los de Vallecas caían en el Nou Camp arriesgando en salida de balón, ubicando la línea de centrales en mediocampo y comprendiendo el pase corto como una obligación para jugar. Messi, Suárez y Neymar jugaban mejor, pero Jémez aseguraba que si los suyos no habían dudado ni tenido miedo de presentar su propuesta ante semejantes colosos, sería capaz de hacerlo siempre. Ante los mejores y ante los rivales directos por la permanencia. Paco arriba ahora a Cruz Azul: un equipo que ha dudado, ha tenido miedo y ha fallado; les permitirá que fallen, nada más.

En el último Rayo que dirigió y en su corta aventura en Granada, Paco afirmó el 4-2-3-1 como esquema base. Los centrales habrían de ubicarse lo más cerca posible del mediocentro. El único fin es que no se juegue nunca a sus espaldas; el campo habrá de ser cortísimo, determinado por la distancia entre delantero y defensas. A priori, Enzo Roco y Julián Velázquez se perfilan para asumir el rol en una de las características más complejas de manejar y proclives al fallo en la idea de Jémez. Quizá Velázquez parta con más papeletas para sortear y dominar las tareas: el argentino se erigió como corrector en su primer torneo como cementero; no le dolía ir al suelo por la pelota y se mostró como fiel seguidor del mantra futbolístico: pasa el jugador o pasa el balón. Roco, más sobrio, degustará con suma frecuencia las mieles de la salida de balón; para Jémez es innegociable salir con esférico controlado, y al defensor andino podrá reprochársele cualquier cosa salvo el atrevimiento con la bocha en los pies. Julio César Domínguez habría de mostrar argumentos sólidos para ser considerado por el otrora estratega granadino; no parece lucir especialmente en ninguna de ambas cosas.

Lo que Cruz Azul pueda conseguir en ofensiva depende en demasía de lo que pesque la institución en el mercado de fichajes. Algo de lo que siempre gozó en el equipo de la periferia madrileña fue desequilibrio en bandas, y ahí Joao Rojas se presenta como activo principal; la mejor versión del ecuatoriano coincidió, en el último año, con la peor del equipo en global. Habrá de verse si su lucidez fue solamente un espejismo en el desierto o puede gozar de continuidad. Por otra parte, al haber contado Jémez en Vallecas con un mediocentro, Roberto Trashorras, de botín educado y al que hizo brillar como uno de los más prolíficos pasadores del planeta futbolístico, Rafael Baca alza la mano para por fin tomar por completo los mandos de La Máquina Celeste. El mexico-estadounidense ha mostrado auténticas dotes para manejar partidos, pero esto no ha coincidido con una versión mandona del equipo y, por tanto, ha perdido en presencia y autoridad. Uno de los mejores planteles del Rayo contaba con un doble pivote compuesto por un creador y un destructor: Trashorras y Javi Fuego. Acá son Baca y Francisco Silva. El parecido es evidente.

Mensaje de Paco Jémez para toda la afición de — Movimiento Azul (@_MovimientoAzul)December 6, 2016

Jémez bien podría ser la mejor apuesta que ha lanzado Cruz Azul contra su mala suerte en muchos años. Necesita un técnico garantía de puntos, y Paco lo será por el simple hecho de que sus equipos siempre han sido máquinas dispuestas a dar y recibir golpes dirimiendo el resultado a los puntos. En España lo hacía con uno de los equipos más pequeños y ganó más de lo imaginado. En México contará con uno de los planteles más capaces de la categoría y hambriento por sumirse en una dinámica positiva. ¿Qué se necesita? Que en La Noria se quiera ganar, y se esté dispuesto a todo para ganar. Para que Paco Jémez funcione debe erradicarse el miedo al fallo —antes de dominar el sistema se fallará, y mucho; es debido asumirlo cuanto antes— e ir a muerte con él. Es innegociable.

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