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benditos rumores

Así vive un adicto al mercado de fichajes durante el verano

Los meses de verano son, sin duda, la mejor época del año en el mundo del fútbol.

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El de 2004 fue, para todos los aficionados del RC Lens, un verano diferente. En la presentación del equipo, en los jardines de la Gaillette, habían muchas caras nuevas y eso que los jugadores eran sobradamente conocidos por haber jugado ya en la Ligue 1. Eric Carrière, Nicolas Gillet, Hilton, Daniel Cousin, Jérôme Leroy y Alou Diarra. Para un club como el Lens, que en ese momento normalmente jugaba un papel de juez en la lucha por las primeras posiciones, era una maravilla.

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Que se hubiese fichado a cinco estrellas de la liga francesa era toda una novedad, pues estábamos acostumbrados a tener uno o dos únicos fichajes y que fueran desconocidos del CS Sfax o el Partizan de Belgrado. Yo era feliz, sin embargo, no por la calidad de los fichajes, sino por la cantidad. Mi verdadera pasión es el periodo de fichajes y no tanto la temporada en si misma.

Como soy amateur en esto del fútbol, mi momento favorito es, pues, cuando hay menos partidos. El tiempo que se extiende desde principios de junio hasta finales de agosto y que, cuando no se ve perturbado por distracciones como la Eurocopa o la Copa del Mundo, tiene como único objetivo el negocio del fútbol y la mercantilización de los seres humanos. También existe el mercado de invierno, pero siempre lo he visto como el descuento o como si fuera el hermano pequeño del mercado de fichajes de verano.

El Racing Club de Lens, temporada 2004-2005.

Creo que la mayoría de los aficionados al fútbol aman el periodo de fichajes tanto como yo, pero no muchos se atreven a admitirlo en público. Nos gusta porque son unos meses en los que damos rienda suelta a nuestras fantasías mientras soñamos con un once inicial perfecto. Al final, sin embargo, a menudo acabamos decepcionados a causa del cinismo de los rumores. Aunque se que es imposible, todavía pienso que Seydou Keita terminará su carrera en el Lens.

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Mi pasión por el mercado de fichajes está sin duda relacionada con la práctica compulsiva de juegos de simulación de gestión de clubes de fútbol. L'Entraîneur y el Football Manager crean generaciones de entrenadores que aspiran a crear plantillas perfectas para sus equipos.

Esto ha permitido que cualquier aficionado sienta que puede llevar las riendas de su equipo favorito y que todos nos sintamos Monchi. Creo, sin embargo, que hasta ahora he seguido una mala táctica, pues me he pasado la mayor parte del tiempo tratando de fichar jugadores suplentes y poco conocidos de los mejores clubes europeos en lugar de poner en marcha una táctica que maximizara el potencial de mi equipo. Resultado: Nunca he sido muy bueno en el Football Manager.

Esta pasión por el mercato empezó en mi adolescencia cuando me suscribí —durante años— a la revista Foot Transferts. Cada semana explicaba en diez páginas repletas de rumores más o menos creíbles las novedades de los transfers. Me lo leía todo, aunque fuera de Mario Jardel o del traspaso de Nakata al Olympic de Lyon. No me importaba que no hablasen de mi club. Necesitaba saber qué gran delantero europeo iba a aterrizar en Mónaco ese verano, o cuál sería el próximo destino de Toifilou Maoulida.

Como aficionado del Lens, los mejores veranos de fichajes ya han pasado y no parece que vayan a volver. Después de esa agradable sorpresa en 2004, pensamos que se podía convertir en costumbre cuando el verano de 2007 Guy Roux se hizo cargo del club. Una vez más fichamos como si la vida nos fuera en ello: Vedran Runje, Kanga Akale, Bonaventure Kalou, Julien Sable, Luigi Pieroni…

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En ese momento parecía coherente, pero en realidad ese fue el principio del fin. Las malas desiciones nos hundieron y acabamos la temporada bajando de división. Guy Roux pasó de parecernos Dios a bajar al infierno de la Ligue 2 y se fue al año de llegar. Bien, él se había ido y nosotros, los de siempre, estábamos en segunda. Todo lo malo, sin embargo, tiene cosas buenas y en esta ocasión a mi se me abría un mundo nuevo, los fichajes de la Ligue 2. Un mundo nuevo por descubrir.

El semanario Foot Transferts. Cabe recalcar que alguno de los rumores que explicaba se llegaban a cumplir. Imagen vía Seb PL Infographie.

Los veranos siguientes fueron mucho más aburridos, con dos o tres fichajes de media y la mayoría sin ninguna emoción. Excepto, quizás, los de Sébastien Roudet y Chaouki Ben Saada. Los problemas financieros del club no podían sorprendernos con alguna estrella y ya no se nos permitía ni crear o creer en los rumores. Son cosas del pasado.

Esto ha durado hasta este verano. Por primera vez desde que acabó todo lo de Mammadov, el club cuenta con un presupuesto de 2 millones de euros —un lujo—. Desde principios de junio han llegado siete jugadores con nombres más que desconocidos, como Abdelrafik Gerard Djiman Koukou o John Bostock.

Hasta ahora solo hemos podido verlos en Youtube, pero pronto los veremos en el terreno de juego. De hechó, también hemos fichado a Nicolas Douchez, un portero de 36 años que lleva cinco años habiendo jugado solo 10 partidos con el Paris Saint-Germain.

En resumen, por primera vez en muchos años volví a mis patrones de rastreo del mercato: pasearme varias veces al día por diferentes sitios web no oficiales que no paran de publicar rumores sobre mi club favorito. No dudan en resaltar cualquier pequeño rumor, incluso traducido del azerí a través de una página web del periódico de Gabón que no tiene nada que ver con la Ligue 1. Lo mejor para un adicto a los fichajes es una buena dosis diaria de rumores y pasar olímpicamente de la realidad de mi club.

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Es así como alguien como yo disfruta de verdad: creerse todos los rumores, buscar más y escoger mis preferidos según como vayan vestidos o por si han sido escogidos como los más sexys de sus ex equipos. Puedes creerte lo que quieras, desde que llegará el jugador que hace tres meses se nombró en la revista But! magazine, hasta que Keita, ya casi jubilado, va a volver al Lens. También puedes esperar hasta el 31 de agosto a que lleguen Guillaume Hoarau y Andy Delort — ambos juraron amor por nuestro club—. Son un sinfín de posibilidades que me hacen sobrevivir durante el verano.

Esto es lo que aparece en mi cabeza cuando se abre el mercado de fichajes. El objetivo es simple: llenarlo con los rumores del verano.

El 31 de agosto es la fecha odiada por todos los que somos adictos a esto. Ese día, sin embargo, concentra la actividad de todo julio en solo 24 horas y aunque sea el día que se acabe, solo la adrenalina de saber que se están cerrando fichajes a última hora, ya vale la pena. Después de esto viene la calma, y aunque tengamos un día de regalo porque los británicos cierren el mercado un día más tarde, sabemos que hasta dentro de un año no vamos a ser los mismos. Y no, el mercado de invierno no es lo mismo, ni de cerca.

A partir de entonces empiezan los partidos y se comienza a avaluar a los nuevos fichajes y se sigue a los que hemos vendido. Todo es muy bonito pero pasamos como podemos hasta invierno —suelen haber pocos movimientos, sobretodo de jugadores que no tienen minutos— y nos empezamos a sentir felices cuando en abril ya hay quienes avisan que no van a renovar. Es como la precampaña, no es oficialmente lo bueno pero ya nos sirve. Llegan, por fin, los primeros rumores de una nueva época de fichajes.

Adrien está loco por los fichajes, por si no te habías dado cuenta, pero en su Twitter lo esconde: @AdrienFranque