Parientes culturales: Roy Keane y Tom Brady | ES | Translation
Illustration by Dan Evans

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Parientes culturales: Roy Keane y Tom Brady | ES | Translation

Keane y Brady debieron aprender a canalizar su malestar. Tal vez, cuando eres presa de tanta mierda psicológica, echas un vistazo a las flechas y pedradas del mundo exterior y piensas, “no es tan malo”.

¿Cómo se llega a ser un grande? Suerte, podría ser la respuesta para estos dos, aunque se trata de un tipo extraño de suerte. Tal vez del tipo que los habría encontrado sin importa lo que sucediera; del tipo que te hace preguntar si esta palabra primitiva "suerte" tiene un significado más allá de lo que se cree.

La "suerte" en cuestión puesta en sus caminos para hacerlos sentir inseguros sobre sí mismos. Por ejemplo, si el joven Roy Keane no hubiera visto a varios de sus compañeros del equipo Rockmount FC ser trasladados a Inglaterra para las pruebas —mientras que él, supuestamente "demasiado pequeño" para hacer el viaje, se quedó en casa—, quién sabe qué habría pasado. (De verdad, deberían empezar a retirar los títulos de entrenador o cazatalentos a aquellos que sigan diciendo la frase "demasiado pequeño". Supongo que para estas alturas, Lionel Messi les ha ensañado una indeleble lección, pero de todas formas les apuesto que algunos la siguen utilizando.)

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El mundo de antaño. Cobh Ramblers. 47 mil libras. Brian Clough pegándole a Keane en la cara cuando había pasado erróneamente el balón en un empate de FA Cup. La suerte, de un tipo más definible, intervino cuando el Blackburn Rovers acordó una cifra con el Forest por Keane; Kenny Dalglish perdió el papeleo, no pudo regresar a la oficina —existe una imagen— y entonces fue que Ferguson aprovechó para "robárselo".

Dato divertido: Robbie Keane tiene más asistencias en Premier League que Roy Keane; Steve Bruce posee más goles con el Manchester United. Él, la igual que su equivalente francés en Highbury, es un fantasma en todas las listas de atributos futbolísticos definibles. Creo que varias personas a lo largo de los años le han dado vueltas al asunto de lo que Roy Keane aportó al United —pronunciando cosas tontas como "el alma del equipo" y "un líder nato"— por eso me toca criticarlo con términos tan grandilocuentes como sea posible.

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Digamos que eres pintor, pero vives en un barrio pesado. Eres consciente de que, al ser el mejor pintor del lugar, les complacería patear tu caballete de vez en cuando. Nunca logras concentrarte por lo mismo. Das unos cuantos pincelazos pero después te desconcentras, creyendo que alguien se aproxima. Entonces un día, en efecto, alguien se presenta. Se inclina sobre la puerta y dice, "No te preocupes amigo, si alguien entra para molestarte, le aplastaré la cabeza hasta que podamos usar como pintura lo que quede en mis botas." Y como se trata de Roy Keane, le crees. Te relajas y comienzas a pintar. Resulta que de vez en cuando te platica de cosas útiles sobre cómo pintar porque también se trata de un deporte de élite, acompañado de la descabellada idea de que Roy Keane tampoco contaba con el talento futbolístico que va más allá de lo que ves todos los días en el parque.

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Te dice que es un acto. Menciona por todos lados en YouTube —con el terrorífico ángulo de sus ojos— que es un sinsentido que haya sido etiquetado como el aterrorizador en jefe. La impresión que obtuve de lo que he visto de su libro es que todo está a punto de arruinar a Roy Keane desde el interior; todo lo que aportó en cada uno de sus juegos fue una pequeña demostración heroica de lo que tuvo que hacer para mantenerse alejado del botón de autodestrucción. Una vez que has conquistado tus demonios, puedes ser el líder. O, también, el acto cotidiano de ver a Roy Keane apoderarse de sus demonios fue lo suficientemente horrible que hasta Beckham y Giggs tomaron la sensible decisión de jugar tan bien como les fuera posible para no molestarlo.

El pariente

Aquí tienen una divertida lista de datos. En la esquina roja: un Campeonato de AFC (de respaldo), un Campeonato de NFC (de respaldo), y un Superbowl (de respaldo). En la esquina azul: seis Campeonatos de AFC, cuatro Superbowls, dos MVPs de la NFL, tres MVPs de Superbowl, y cerca de un millón de otros galardones de la NFL. La esquina azul le pertenece a Tom Brady. La esquina roja representa los logros combinados de seis quarterbacks seleccionados antes que él en el draft de 2000.

¿Qué es lo que un gran quarterback necesita? Nada que puedas medir en el draft. El reporte de Tom Brady en el draft fue una letanía del porqué era tan poco atlético para ser mariscal de campo: no puede correr con rapidez, no sabe lanzar con potencia, demasiado flaco, etc. Lo que no se preguntaron es cómo reaccionaría cuando tuviera dos segundos antes de que ocho de los mejores atletas de Estados Unidos se abalanzaran sobre su cabeza con 300 libras de fuerza. Para los otros seis antes que él, sus "números palpables", como les llaman en el draft, hicieron ver a Brady como un competidor del montón. Pero resultó ser el único que pudo responder la pregunta y aplicar la frase, "Escoge el pase correcto, lanza el pase correcto, y si pierdes la cabeza en el intento qué importa." Es californiano, ¿los ves? Lo suelen decir.

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En realidad es una completa falacia. De todos los quarterbacks que desbancaron a Brady en el 2000 —Chad Pennington, Tee Martin, y Spergon Wynn— es el único que no parece de California. Todos la tuvieron fácil, fueron buenos jugando, pero ¿qué más se puede hacer? Muchas personas también tuvieron la misma fortuna. Solo Brady, el de la vista de águila, nos da la impresión de que su destino le tenía reservado justo lo que él quería.

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Al igual que Keane, Brady debió aprender a canalizar su malestar. Tal vez, cuando eres presa de tanta mierda psicológica, echas un vistazo a las flechas y pedradas del mundo exterior y piensas, "no es tan malo". En la Universidad de Michigan, se encontraba muy lejos en el ranking de quarterbacks. Para el final de su tercer año, se convirtió en el titular —y aún así era visto como si solo estuviera calentando la posición para la llegada de la estrella estatal Drew Henson. En efecto, Drew se instaló como el titular, hasta que Brady lo puso en su lugar; un año después de que sus New England Patriots estuvieran invictos en la temporada de 2007, Henson, en ocasiones, fue el quarterback con los Detroit Lions quienes no pudieron ganar un solo partido.

A pesar de todo, con tres Superbowls, Brady aún era considerado como alguien que nadie quería. De hecho, se conmueve cuando recuerda estar sentado, al lado de su familia, y observando a las 198 selecciones del draft de 2000 antes que él. Y también respecto a su éxito —una de las declaraciones menos esperadas vociferadas por una leyenda del deporte—: "Mucha gente pensaría, 'Oye, lo tengo todo, he alcanzado mi meta, mis sueños, mi vida'. Pero me pongo a pensar que tiene que haber algo más grande que esto." No se trata de una pretensiosa declaración, típica de los estadounidenses que dicen no sentirse satisfechos hasta haber conquistado la luna y parte de Marte. Más bien, Brady cree que hay algo ligeramente de mal gusto en lo que ha logrado, lo cual es increíblemente extraño.

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Para la mayoría de los deportistas, la mente es algo que suele utilizarse muy poco. Para Brady y Keane, tienes la sensación de que la utilizan todo el tiempo. Y terminan viviendo entre un oscuro enemigo y una fuerza utilizada para desafiar los límites.

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Vi un vídeo de siete minutos de las aportaciones de Keane aquella noche con la esperanza de recordar cómo movía las cuerdas en el medio campo. Ciertamente no fue así. Obtiene el balón y lo pasa con la cantidad mínima de gracia. Como Michael Carrick pero con un rango menos impresionante de pases. Excepto que nunca esperarías que Michael Carrick —o cualquiera de los jugadores de su tipo— anotara el gol que estableciera el ritmo para la remontada en casa de un gigante europeo.

Esos malditos números palpables. Si no fueran unas groupies de las estadísticas y los números, es posible que los patriarcas de la NFL hubieran visto con mejores ojos el partido final de la carrera en Michigan de Brady, en el Orange Bowl de 2000. Y qué tipo de persona se pone al hombro su equipo en el juego más importante de su vida para ir de 14-0 a 14-14, y 28-14 a 28-28. Y después, con un pase más llegar a 28-35.

Un poco de contexto cultural

En el documental The Brady 6, se menciona a Giovanni Carmazzi, el segundo quarterback seleccionado en el 2000, con fascinante inexpresividad: "Carmazzi no posee una televisión, y rechazó ser entrevistado. Vive dos horas al norte de San Francisco…tiene cinco cabras."

Y nunca jugó un minuto en la NFL.

Palabras: @tobyspringings / Ilustración: @dan_draws