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Sexo

Cómo follar con alguien que tiene el pene flácido

Las principales causas que imposibilitan la erección antes de los 30 son las drogas, el alcohol, problemas psicológicos e incluso físicos.
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Fotografía vía Flickr por David Veksler

No nos escondamos. Todas, absolutamente todas algún día en nuestras vidas nos hemos encontrado tratando de levantar lo "inlevantable". Cuando tienes aquel miembro flácido en la boca deseas con todas tus fuerzas que aquel pulpo se convierta rápidamente en una morcilla.

A veces se produce el milagro y otras no. Intentas pensar en cosas bonitas o incluso concentrarte en lo sexy que es su ombligo, pero entonces te viene a la mente Ten Shin Han y decides correr un tupido velo.

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Según la sexóloga Cristina Callao los motivos por los que un pene no se levanta pueden ser varios, desde causas orgánicas, psicológicas o una combinación de ambas. "Lo primero que deberíamos hacer –explica– sería descartar cualquier problema físico (enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, problemas circulatorios…). El consumo de alcohol y estupefacientes también puede alterar la erección".

Según explica, la mayor incidencia de disfunción eréctil en menores de 75 años tiene una causa psicológica, y los problemas de erección son selectivos o situacionales. El miedo a fallar o la alta ansiedad pueden provocar dificultades en la erección. Ante estas situaciones, Cristina nos recomienda asistir a un psicólogo especializado en sexología, ya que el tratamiento tiene una eficacia elevada.

Ante este panorama, y después de saber que el 42% de los españoles sufre este tipo de problema en sus vidas, hablamos con algunos testimonios que han sido víctimas de esa disfunción para saber cómo han lidiado con la situación.

*Se han cambiado los nombres.

Julia García, 28 años

Hace tiempo conocí a un chico en un festival. Al principio nos enrollamos y tal y todo fue genial. Realmente no estábamos saliendo, era en plan rollete y ya. Antes de que la cosa fuera a más le dije que estaba teniendo relaciones con otros chicos, solo para dejarlo todo bien claro antes de empezar nada.

A partir de aquel día la cosa fue a peor. Cuando deslizaba su mano a la entrepierna notaba algo blandito y cuando nos poníamos a ello no había forma de que se le levantara. Al final decidí hablar seriamente con él. Me sentía bastante frustrada al no conseguir que su pene se mantuviera erecto más de un minuto. Pensé incluso que era cosa mía, que ya no le gustaba… Me sentía incluso gorda y fea cuando me veía allí desnuda ante tal panorama.

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Él insistía en compensarme. Decía que quería que yo disfrutara. Pero con aquella paranoia en mi cabeza me era francamente imposible. Cuando se sinceró conmigo y me dijo que se había rayado por lo de mis otros ligues parece ser que se desahogó. Nunca más he tenido este problema con él. Sé que el sexo no sólo se limita al pene, pero para mí fue una experiencia bastante traumática.

Nono Amigó, 32 años

Conocí al tipo en cuestión en Grindr y empezamos a quedar esporádicamente para satisfacernos mutuamente. En tres semanas ya estábamos saliendo a tomar algo y a cenar incluso de vez en cuando.

Rápidamente le puse la etiqueta de follamigo. Os lo tenéis que imaginar: él con 36 años, más bien activo, y yo con 28, que por aquel entonces era más bien versátil. Una noche quedamos para cenar por el barrio con más ganas de "postre" que de otra cosa.

Fuimos a mi casa y todo empezó de manera muy salvaje. No hubo manera por más intención que le puse. Siempre me recreo en los preliminares… el tipo me gustaba muchísimo y siempre había dado la talla hasta ese día.

Noté que se estaba poniendo nervioso, parecía provocarle cierta ansiedad que no pudiera remontar la situación. Yo le resté importancia. Hice un té y saqué una tableta de chocolate negro de la nevera. Me negaba a quedarme sin postre.

La semana siguiente quedamos de nuevo y esa vez dio la talla a nivel de competición profesional. Un ego herido siempre es una gran motivación.

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Imagen vía Rachel Tayse

Ana Fuentes, 22 años

Siempre he tenido muy mala suerte con este tema. Me ha pasado más de una vez. La primera fue con un chico con el que tenía más confianza. Nos gustábamos mucho pero veíamos que la cosa no funcionaba. Lo suyo era reiterado, no había forma posible de que su pene se pusiera a tono.

Después de visitar sexólogos y urólogos un día me dijo que lo suyo se solucionaba con una operación. El pobre estaba muy preocupado por lo que le pasaba y me decía que con su exnovia todo funcionaba muy bien, cosa que yo tampoco entendía.

Efectivamente con una operación se solucionó. No sé exactamente qué le pasaba pero solventado ese problema le vino otro de golpe: no podía llegar a correrse, pero ese ya es otro tema.

Durante ese tiempo intentó compensarme recreándose en el sexo oral y la verdad es que esa parte fue genial para mí. Cuando tiempo después me encontré otra vez con el mismo tema con otro chico todo me sonó muy familiar. Esta vez, por otras circunstancias de la vida nuestra relación acabó justo antes de la intervención. Un día recibí un mensaje donde me decía que ya estaba todo bien, que ya le habían operado. Nunca más quedé con él.

Esther Domínguez, 23 años

Hubo un tiempo en el que estuve enrollada con dos amigos. Uno era el típico machito muy atractivo y el otro un "sensiblón" empedernido con el que me hubiese gustado tener algo más que una bonita amistad. Estoy segura de que por aquel entonces se lo contaban todo. Por uno sentía una atracción puramente física y con el otro me sentía a las mil maravillas.

Lástima que el "sensiblón" era un poco a lo Woody Allen y se obsesionaba con la perfección absoluta. Tenía muchos miedos sobre su vida y se anticipaba a cualquier desastre que le pudiera suceder, incluso al hecho de que no se le levantara. Creo que para él era una humillación que yo pensara que su amigo follaba mejor que él.

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Precisamente por eso cuando me acostaba con él solía tener problemas con el arranque. Desde el primer momento ya entendí que era fruto de la presión a la que estaba sometido.

Tania Gutiérrez, 25 años

Nos llevábamos siete años de diferencia. Yo por aquél entonces tenía poco más de veinte años. Todo iba muy bien hasta el momento de ir a follar. Lo intentábamos y tal pero no había manera. En aquel momento él iba a una psicóloga y le dejó caer que había empezado una relación conmigo y le expuso el problema.

La psicóloga le dijo que podría ser que él en su subconsciente estuviera pensando que como era la primera vez que estaba con una chica con la que tenía tanta diferencia de edad como si de alguna forma me estuviera haciendo daño o estuviera haciendo algo inapropiado.

Dos semanas después de explicarle la situación a la psicóloga y de que ella le recomendase unos ejercicios algo hizo click en su cerebro y el problema se desvaneció.