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Música

Los clubes DIY de Corea del Norte

En lugar de canciones aprobadas por el gobierno, el K-pop prohibido fluye a través de las bocinas.

Bjørn Christian Tørrissen/WikiPedia.

Este artículo fue publicado originalmente en Thump, nuestra plataforma de cultura y música electrónica.

A pesar de los enormes avances en la conectividad global del internet durante la década pasada, Corea del Norte ha permanecido como un misterio casi total tanto para el mundo occidental como para sus vecinos cercanos. ¿Cómo son los restaurantes norcoreanos? ¿Las películas norcoreanas han sido bien recibidas dentro del país? ¿Los norcoreanos salen de fiesta? Gracias a la publicación expatriada con base en Delaware, NK News, finalmente podemos responder la última pregunta.

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Una vez por semana, NK News elige una pregunta presentada por un lector para ser preguntada a un norcoreano. Recientemente, le preguntaron al desertor Je Son Le cómo pasaban su tiempo libre y vacaciones los norcoreanos. Además de las obligatorias tradiciones festivas como los códigos de vestimenta y la colocación de flores por las mañanas (una necesidad para cualquier régimen tiránico), Je Son Le reveló los estremecedores detalles acerca de la música y la fiesta en el reino de los ermitaños.

Vayamos directo al grano: no, no hay clubes en Pyongyang o en ninguna parte del país. Corea del Norte es un lugar donde el internet local ha sido construido para cegar a sus usuarios con respecto a las noticias internacionales. Es un lugar donde la mayor devoción hacia el régimen es la norma aceptada. Es un lugar donde incluso la música está construida para promover los intereses del gobierno (el ensamble femenino Moranbong Music Band es una de estas herramientas propagandistas). Todo esto no debería ser ninguna sorpresa debido a la actitud del gobierno norcoreano hacia el mundo occidental y sus severas penalidades en contra de la desobediencia.

La herramienta propagandista Moranbong Music Band interpretando "Let's Learn".

Como con la mayoría de los amantes de la música, las leyes en contra del clubbing y la expresión no son eficaces para evitar que la población de Corea del Norte se ponga a bailar en sus días libres. "No importa si vives en Corea del Norte, Corea del Sur o Estados Unidos, la apreciación por las artes, los deportes, el afecto y la amistad existen en cualquier país donde viva la gente", dice Je Son Le a NK News.

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El resultado de las severas restricciones del gobierno es una red subterránea de clubes DIY donde las emociones y los riesgos son altos. En vez de clubes en las calles principales, las casas vacías se convierten en hogares improvisados para la pachanga. En lugar de canciones aprobadas por el gobierno, el K-pop prohibido fluye a través de las bocinas. Se toman precauciones especiales para asegurarse de que el sonido de la música no escape de la casa.

"Disfrutar cualquier cosa de Corea del Sur está prohibido en Corea del Norte", explica Je Son. "En caso de una redada policiaca, si no logramos esconder la cinta o el CD, podría ser utilizado en nuestra contra". Ser aprehendido con material prohibido puede llevarte a la cárcel, trabajos forzados, o cosas peores. Recuerda, este es un país donde puedes ser ejecutado por ver programas de televisión surcoreanos.

Los CDs contrabandeados de K-pop son difíciles de tocar en un país donde el acceso público a la electricidad no es la norma, los estudiantes hacen uso creativo de los generadores que utilizan petróleo. En vez de utilizarlos para operar equipo industrial, los estudiantes alimentan los estéreos y amplificadores. Desafortunadamente, esto crea tantos problemas como los que resuelve. No sólo los generadores son pesados y difíciles de transportar, sino que también ruidosos e incrementan el riesgo de ser escuchado por las meticulosas autoridades.

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Aquí, la gente copia la estrategia de gato por liebre de la industria ilícita de los DVDs en Corea del Norte. Con el propósito de reproducir películas surcoreanas ilegales en sus hogares, muchas familias hacen uso de un reproductor de DVD con entrada dual llamado Notetell. Al introducir un DVD norcoreano en la charola del dispositivo, mientras una película surcoreana se reproduce desde una memoria USB, los ciudadanos pueden producir evidencia de que estaban simplemente viendo una película norcoreana en el caso de que sean descubiertos. La memoria USB incriminatoria es escondida o tirada a la basura. Los estudiantes que planean una fiesta con sus amigos, simplemente optan por una solución incluso menos tecnológica: guitarras.

Como lo indica Je Son Le, las guitarras no dejan ninguna evidencia. Son ligeras, fáciles de manejar, y en el caso de que haya gente afuera los estudiantes pueden cambiar rápidamente a canciones tradicionales norcoreanas. La música que tocan es rápida, alegre y, a diferencia del torpe cover de tus amigos mariguanos a "Wonderwall", bastante elaborada. Je Son Le subió un ejemplo soberbiamente adorable de una de esas canciones a YouTube.

Al contrario de sus vecinos del sur, la juventud norcoreana no está disfrutando la creciente popularidad de la música electrónica ni viendo a CL presentarse con Diplo durante entregas de premios. La historia contada por Je Son Le es una de conflictos, secretos y precaución. Ilustra muy claramente los extremos alcances de los Kims (y las figuras sombrías) para controlar a la población. Como ocurre con muchas formas de expresión en Corea del Norte, disfrutar la música es como jugar al gato y al ratón; por cada acción brutal, siempre hay una reacción de igual magnitud pero ingeniosa.

Frente a la decisión entre el cumplimiento y la supervivencia del K-pop y la muerte, la resistente juventud de Corea del Norte traza su propio camino.

Ziad Ramley está en Twitter: @ZiadRamley