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manchando el escudo

Cómo Rosell y Bartomeu han convertido al Barça en una entidad criminal

Mediante un acuerdo con la Fiscalía que literalmente les salva el culo, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu han convertido al FC Barcelona en un club delictivo.
Foto de Albert Gea, Reuters

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Son días tristes para los socios del FC Barcelona. Y no, no lo son porque Cristiano Ronaldo gane títulos o porque Leo Messi tenga problemas con la justicia: lo son porque el presidente que eligieron les ha vuelto a fallar.

Como les falló el anterior, de hecho, a pesar de las promesas que hizo cuando asumió el cargo: "No os fallaré", aseguró Sandro Rosell en verano de 2010.

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Pues qué suerte, oye.

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Dejando aparte las decisiones deportivas de la actual junta directiva, querría centrarme hoy en el teórico punto fuerte de los actuales dirigentes del club: la gestión económica.

El mandato de Rosell empezó con un engaño y acabó con otro: en 2011, un año después de ser elegido, Sandro 'colocó' a los socios la publicidad de Qatar Airways haciéndola pasar por Qatar Foundation. Aprovechándose de una decisión de la Asamblea de Compromisarios tomada en 2003 que permitía poner publicidad en la camiseta, Rosell y su junta desplazaron el logo de Unicef del pecho al culo y lo sustituyeron por una marca comercial.

Qué alegoría más fina de todo lo que vendría después.

En 2010, el Barça llevaba Unicef en la camiseta y Carles Puyol era el capitán. Hoy… ya no. Foto de Albert Gea, Reuters

En enero de 2014, Rosell dimitió de su cargo de presidente tras el escándalo del fichaje de Neymar Jr. El club fue imputado en la Audiencia Nacional pocas semanas después por un supuesto delito contra la Hacienda Pública; el club aseguró en ese momento que el montante total del fichaje eran 57 millones de euros y que no había nada más que declarar.

Entre el estallido del caso y la actualidad han ocurrido muchísimas cosas en el Barça. A Rosell le sustituyó Bartomeu; entre otras decisiones, el club presentó un nuevo proyecto de reordenación del estadio y del Palau con un coste de 600 millones de euros —algo así como 350 millones más que el proyecto de Norman Foster, que la propia junta había descartado… por ser demasiado caro.

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Además del escándalo de los terrenos de Can Rigalt, cuya responsabilidad está aún por dirimir pero podría costar al club alrededor de 50 millones de euros, la gran noticia de estas semanas ha sido el pacto al que han llegado Rosell y Bartomeu con la Fiscalía para resolver el 'caso Neymar'.

Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, llegando a la Audiencia Nacional para declarar por el 'caso Neymar'. Foto de Andrea Comas, Reuters

Esencialmente, el escrito —que la asociación Manifest Blaugrana desgranó en Twitter y que puede consultarse en la web del periódico Sport— admite que el Barça es culpable de dos delitos contra la Hacienda pública por haber simulado contratos que pretendían ocultar el montante real del traspaso y del salario de Neymar con la finalidad de pagar menos impuestos. Por ellos, el club deberá abonar 5,5 millones de euros; Rosell y Bartomeu quedan exonerados de cualquier culpa.

Dos delitos. Delitos, del latín delicto, quebrantamiento de la ley según la RAE. Lo que hacen los criminales, vamos.

Rosell y Bartomeu, para salvarse de cualquier castigo, han convertido al FC Barcelona como entidad en culpable de un crimen y además han forzado al club a pagar una multa por sus errores. Aquello que la directiva definió como "deficiencias en la planificación fiscal" ha resultado ser un delito según la ley —y ojo: admitido por los propios responsables—.

Por resumirlo rápidamente: sería como si un tipo que no sabe conducir se subiese a un Ferrari y atropellase a una viejecita… y seguidamente la Policía y él se pusieran de acuerdo para echarle la culpa al coche.

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El pacto con la Fiscalía es como tener un accidente yendo en coche y ponerte de acuerdo con el policía para echarle la culpa al vehículo

El FC Barcelona como club se encuentra en una situación tremendamente delicada. Sus socios eligieron a Bartomeu como presidente por amplia mayoría en 2015; ahora, la directiva ha mancillado para siempre la entidad para salvarse el culo. El actual presidente ha asegurado que su gestión —en conjunto, no el pacto concreto— se someterá a una próxima Asamblea de compromisarios, pero no ha precisado cuándo piensa celebrarla.

Los compromisarios —socios elegidos teóricamente al azar, ergo una representación incompleta (y fácilmente manipulable) de la masa social del club— deberán decidir si permiten que la junta que ha convertido el Barça en una institución criminal siga en el cargo.

Considerable responsabilidad.

Josep Maria Bartomeu, saliendo de las oficinas del FC Barcelona. Foto de Albert Gea, Reuters

Antes de cerrar, no obstante, quería hacer un pequeño inciso. En los estatutos del FC Barcelona —concretamente, en el artículo 74— se especifica que las conductas de cualquier socio que comporten una sanción al club, económica o de cualquier tipo, se consideran faltas muy graves.

Las sanciones para dichas faltas muy graves incluyen la prohibición de acceder a las instalaciones del club durante un tiempo determinado, la suspensión de la condición de socio… o la expulsión del club.

¿Qué castigo merecen aquellos que han convertido el Barça en una entidad criminal?

Dejo la valoración en tus manos.

Sigue al autor en Twitter: @kj_mestre