La vida sobre una moto (y a toda hostia) de García-Alix

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La vida sobre una moto (y a toda hostia) de García-Alix

Esta preparando un 'pepino' para correr una carrera. Ha hecho millones de locuras sobre dos ruedas. Pero, sobre todo, ha hecho muchas fotos a las que son una de sus grandes pasiones.

Todas las fotografías cortesía de Alberto García-Alix

Alberto García-Alix (León, 1956) no ha conducido un coche en su vida, pero lleva más de cuarenta años subido en moto. Al principio, claro, sin carné. Ha hecho millones de burradas sobre las dos ruedas. Una vez, "muy pasado" se empeñó en conducirla de pie, como los del circo. Se dio una buena hostia, "pero no me maté". Es solo un ejemplo. Ahora, más relajado, sigue saliendo todos los días a conducir encima de una de las cuatro que tiene. La última, una Derbi de 50, la está preparando para convertirla en un 'pepinillo' y poder correr una carrera con amigos en Francia.

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Además de esto, García-Alix es uno de los fotógrafos españoles más reconocidos de las útlimas tres décadas. Y entre la foto y el olor a gasolina, aceite y el rugido del motor, surgen las fotos que componen su último libro, que se llama, como no podía ser de otra manera Moto (LaTroupe). Un libro editado por Cabeza de Chorlito y en el que han participado Pelonio y el MUSAC. Nos citamos con él en un garaje, cerca de la calle Embajadores, entre motos, y de fondo suena una banda de rockabilly que está haciendo una prueba de sonido. Vamos a recorrer algún tramo de la vida sobre ruedas (y a toda velocidad) de García-Alix.

Vice: ¿Cuál es tu primer recuerdo de una relación con una moto?

Alberto García-Alix: A los 12 o 13 años. Mi abuelo nos regaló unas entradas de paddock del Jarama, cuando lo inauguraron. Y desde ese día empezó todo.

Y la primera que tuviste.

Mi padre nos regaló una a los tres hermanos, una Ducati de 50 centímetros cúbicos. Te puedes imaginar que eso sembró la discordia. Claro, "ahora me toca a mí", "que te has caído", "que le has roto esto"… (risas).

¿Te sacaste el carné?

No, qué va, durante mucho tiempo anduve sin carné. Te estoy hablando del año 71 o 72…

¿Era entonces España un país para moteros?

Entonces había una industria nacional muy potente. Bultaco, Montesa, Ossa, Derbi… En el año que empezamos nosotros con las motos en el Jarama es justo cuando Ángel Nieto va a ganar el primer título del mundo. Y también estaba Santiago Herrero, que era un piloto español que se mató en la Isla de Man. Un hombre maravilloso.

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Y el concepto de moto, como el de los yanquis, de carretera, de libertad… ese tipo de cultura.

No, había cultura de motor, sobre todo en Cataluña, pero lo que es la moto como biker, no.

Que es justo lo que te ha interesado a ti.

La moto siempre es lo mismo: es la moto. La velocidad va incluida, es uno de sus genes.

¿Cuándo te decides a acercar la cámara a una moto?

En el año 74, mi hermano Alfredo corría en moto, hacía motocross. Yo tenía entonces una moto de velocidad y mis padres me compraron una de motocross y corrí un par de carreras. En navidades pido una cámara de fotos y los Reyes me la traen. Lo primero que hago es tomar un carrete en una carrera. Tendría como 18 años y fue en un circuito de motocross en Móstoles, allí tiro las primeras fotos.

Y ahora has llegado hasta este libro que recopila aquellas fotos y más.

Sí, tiene dos partes. Una primera de mi vida en la moto, con amigos. Y la segunda parte que es, digamos, un trabajo que he empezado hace dos años, con la moto como elemento. Pero es más una metáfora sobre la moto, y es en lo que sigo trabajando ahora para divertirme.

Y en qué encuentras más placer en el retrato de personajes o trabajando con la moto como objeto.

Es que yo no veo diferencias, me enfrento a los dos trabajos con la misma pasión por retratar. Con la moto lo que intento es descubrir la personalidad de la máquina. Intento ver un sueño a través de ella. Es un juego con las sombras, con ciertas partes, para construir un ensalzamiento y una metáfora sobre la moto. Si cerramos los ojos y decimos moto se nos vienen a la cabeza un montón de ideas. Velocidad, vértigo… Pues lo mismo intento con la fotografía.

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Con la moto lo que intento es descubrir la personalidad de la máquina. Intento ver un sueño a través de ella. Es un juego con las sombras, con ciertas partes, para construir un ensalzamiento y una metáfora sobre la moto.

¿Sales en moto?

Sí, claro, constantemente. Tengo cuatro motos. Dos Harley, un Triumph y una Derbi antigua que estoy preparando. Estoy haciendo un 'pepinillo' para correr una carrera en Francia. Es una subida en cuesta, de aceleración. Yo amo la moto como un karma que me ayuda a hacer la vida más agradable, más leve, más divertida. Más apasionante. Yo no sé conducir un coche, no lo he llevado en mi vida. Solo ser ir en moto y todavía, a día de hoy, me levanto y la cojo. Me da alegría.

¿Has hecho alguna locura encima de una moto?

¿Alguna? He hecho millones (risas).

Entonces, alguna que se pueda contar.

Una vez en Ibiza me empeñé en conducir la moto de pie, como hacen en el circo. Yo estaba muy pasado. Y claro, me di una hostia… Menos mal que no me maté.

Hemos hablado de Ángel Nieto y Santiago Herrero. ¿Hay algún piloto que se parezca ahora aquellos mitos?

Todos los pilotos son iguales. Han cambiado las técnicas de pilotaje, la velocidad de la máquina, los amortiguadores, los neumáticos, etc. Pero siempre es igual de apasionante el motociclismo de velocidad y la competición.

¿Qué piloto te gusta ahora?

Me alegré mucho de que ganara Lorenzo el Mundial.

¿No te parece Rossi un piloto más clásico, como de aquella primera época?

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No, para nada. Mira, Márquez es un genio, no hay palabras con él. Es brillante y tiene un don natural, pero Lorenzo ha hecho un gran año.

Después de tantos años haciendo fotos, ¿te quedan ganas de seguir mirando por el objetivo de la cámara?

Sí, porque yo me lo tomo de una manera apasionante, digamos en el esfuerzo que exige la creación. Pero también es una parte muy libre.

¿Te hubiera gustado correr el Mundial de velocidad?

Por gustarme, claro. Si no sería tonto (risas).

Pero ahora estás preparando un 'pepinillo' para correr…

Sí, me ayuda un amigo. Fede, de CRO (Cafe Racer Obsession), ha construido esta máquina para mí, que fue un regalo de los amigos. La estoy preparando para que vaya todavía más rápido.

¿Tú te estás preparando de alguna manera?

Yo es que no necesito hacer mucha dieta (risas). Soy delgado. Los amigos tendrán que hacer más dieta.