​La televisión opaca a las estrellas mexicanas del beisbol

En México no hay nada que nos haga sentir más orgullosos que saber de un compatriota que practica un deporte y se va a otro país por sus buenas actuaciones. En ese momento cambiamos las banderas y las antorchas por playeras alemanas, españolas, holandesas, estadounidenses, con nombres de mexicanos en los dorsales. Conquistas deportivas.

Las alegrías proporcionadas por deportistas mexicanos siempre nos han caído a cuentagotas, y todas monopolizadas por el futbol. Es verdad que la tecnología ha acercado y sobre todo abierto el panorama para poder apreciar el desempeño de los gladiadores mexicanos en otra disciplina, pero el daño ya está hecho, las miradas van dedicadas permanentemente al soccer.

Aunque la televisión sigue dominando la forma de poder observar encuentros deportivos, el autoritarismo sobre la hierba sigue vigente y se escuda en el rating. Si más gente ve el futbol, ¿para qué cambiar la programación? Funciona como la comida rápida: con respecto al sabor es cumplidor, fácil en su elaboración y de bajo costo. Mientras que un platillo más elaborado requiere de más tiempo, un gusto refinado y en ocasiones el costo es más elevado.

Así funciona con el beisbol, un deporte que requiere de paciencia debido a que no es amenazado por un reloj que apresure las acciones. Acá cada jugada está pensada, la improvisación es mínima y el tiempo no es factor en la decisión final. Es por eso que las televisoras públicas lo transmiten poco: la prisa gobierna el mundo.

Hace unos días los Olmecas de Tabasco y los Rojos del Águila de Veracruz de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), cocinaron un encuentro de 23 entradas en un tiempo de siete horas y 34 minutos. Los Olmecas resultaron vencedores 6-5 en un juego reinado por las buenas defensivas de ambas novenas.

Ninguna televisora pública de nuestro país habría soportado las casi ocho horas de transmisión, a no ser que se hubiera tratado de un maratónico encuentro que sirviera como enganche para generar donaciones con una "buena causa".

Y así es como una cosa lleva a la otra, en un juego en el que la parsimonia es parte de la estrategia, los narradores deben hacer gala de sus conocimientos y vestir los encuentros con información que nutra a los espectadores: el beisbol es un constante aprendizaje.

Así me enteré de Julio

Mientras observaba tirado en el sofá un juego de los Dodgers (por televisión de paga) me enteré de Julio César Urías. Un pícher mexicano, propiedad del equipo angelino que está cerca de ascender y ocupar un lugar en el mejor beisbol del mundo. Con tan solo 19 años, el nacido en Culiacán es catalogado como el mejor prospecto zurdo de todas las sucursales de la Major League Baseball (MLB).

Urías nació con un tumor en el ojo izquierdo, que fue extirpado a temprana edad con éxito. Aunque el tumor ya no está, su paso ha dejado marcado al que podría convertiste en el referente en la lomita de los Dodgers. Es verdad que la visible lesión en su ojo causó dudas en los scouts, no podían arriesgarse a comprar un pícher con problemas de vista.

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La zurda de Julio estaba siendo opacada por la apariencia de su ojo izquierdo, para mitigar dudas fue sometido a exámenes que comprobaran que la vista del lanzador no iría disminuyendo al pasar de los años. Penosamente el dinero sigue por encima de lo deportivo, y las organizaciones interesadas en el mexicano no podían hacer esa "arriesgada compra". Los estudios arrojaron que la vista de Urías era perfecta.

En 2012, a los 16 años, Julio fue negociado con los Diablos Rojos del México junto con otros tres prospectos, que en conjunto costaron un millón 800 mil pesos. Una cifra que el mexicano superará apenas pise la lomita de la Gran Carpa.

Las comparaciones no se han hecho esperar, y es que las coincidencias que Julio tiene con Fernando Valenzuela obligan a poner frente a frente a ambos píchers. Los dos zurdos, descubiertos por el famoso Mike Brito e iniciando carrera en el mejor beisbol del mundo con los Dodgers de los Ángeles. Esperemos que las similitudes con el 'Toro' hagan presión en el desarrollo del prospecto mexicano.

Actualmente el sinaloense tiene un récord de 27 entradas sin recibir carrera con los Dodgers de Oklahoma, en la categoría Triple A. Urías ya está en la órbita de las grandes ligas, y no falta mucho para que lo veamos relevando a Clayton Kershaw, con sus rectas de 96 millas por hora.

El periodismo deportivo en México debería estar volcado en la historia del pícher mexicano que nació con un tumor en un ojo y está a punto de convertirse en referente de una de las organizaciones más importantes de la MLB.

Pero no es así. Por lo pronto tendremos que seguir navegando por los canales de paga para poder apreciar el mejor beisbol del mundo, en el que los mexicanos han sido siempre dignos representantes de nuestro patriotero orgullo deportivo.