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Wendell Lira cambia el fútbol real por el virtual

Le arrebató a Messi el premio Puskás al gol del año cuando jugaba en regional. Hoy aspira a ser el mejor jugador virtual del mundo.
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Encorvados sobre sus consolas en habitaciones tenebrosas, miles de jóvenes juegan a videojuegos como el FIFA y sueñan con emular los pasos de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar Jr. y otras estrellas del presente y del pasado.

Son pocos, sin embargo, los que se imaginan haciendo el mismo viaje en dirección opuesta. El exfutbolista brasileño Wendell Lira, célebre por llevarse el premio Puskás de 2015 por delante de Messi y compañía, está llamado a cambiar esta percepción obsoleta.

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El delantero de 27 años tomó el pasado verano una decisión sin precedentes: abandonar el fútbol profesional por su equivalente virtual. Después de diez años deambulando por varias ligas brasileñas, ahora Lira confía en que los eSports le lleven a conocer todo el mundo.

"Puedo intentar conseguir en el fútbol virtual todo lo que no conseguí en el fútbol real", cuenta Lira a VICE Sports. "He tenido la suerte de haber hecho carrera como futbolista profesional. Y ahora voy a emprender mi carrera en los videojuegos".

Lira recoge su premio Puskás en 2015. Foto de Arnd Wiegmann, Reuters

Lira creció en la ultracalurosa ciudad de Goiania, en el interior de Brasil, en un entorno completamente rural. Al igual que sus amigos, de pequeño soñaba con ser futbolista. Durante un tiempo le fue bien: en 2006 se convirtió, de hecho, en objetivo del todopoderoso AC Milán de Silvio Berlusconi, que ofreció casi dos millones de euros por hacerse con sus servicios. Sin embargo, el Goiás, su club de entonces, rechazó la oferta.

El año pasado, este jugador anónimo alcanzó el mayor éxito de su carrera hasta la fecha. A pesar de jugar en la tercera división brasileña, fue galardonado con el premio Puskás de la FIFA, que premia al jugador que ha marcado el mejor gol del año. Antes lo habían ganado futbolistas de la talla de Cristiano Ronaldo, Zlatan Ibrahimović, Neymar y James Rodríguez.

Lira se ganó su billete al olimpo de los mejores goleadores mientras jugaba para la Goianesia, un modesto club situado a solo unos kilómetros de su ciudad natal. Transcurría el minuto 28 de un partido correspondiente a la liga provincial de Goiás, que enfrentaba a su club contra el Atlético Goianiense, en marzo de este año. Lira corrió para alcanzar un pase en forma de globo, dio un giro de 360 grados bajo el vuelo de la pelota y ejecutó una tijereta horizontal, que se coló más allá del alcance de Marcio, el portero visitante.

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"No llegué a ver lo que pasaba porque todo sucedió muy deprisa", recuerda Lira. "En el momento no supe si era un gran gol o no, aunque tenía la sensación de que era bastante bueno. Y luego empecé a recibir mensajes de gente que me decía que había marcado un golazo".

El logro fue suficientemente asombroso como para que Lira derrotara a los otros dos finalistas al galardón, nada menos que Leo Messi y el italiano Alessandro Florenzi. Solo eso ya le valió un viaje a Zúrich, donde asistió a la ceremonia de entrega del Balón de Oro en enero. Allí, el legendario centrocampista japonés Hidetoshi Nakata, le hizo entrega del premio. Se tuvo que secar las lágrimas al recogerlo.

"Fue un día increíble", comenta Lira. "Ganar un premio como ese y convertirme en historia del fútbol, y conocer a gente como Cristiano Ronaldo, solo puedo agradecerle a Dios que me haya brindado esa oportunidad".

El entusiasmo continuó a la que Lira volvió a casa, donde su repentina condición de estrella del fútbol mundial se tradujo en una aluvión de peticiones de entrevistas y de comparecencias en los medios.

Claro que la fama deportiva es efímera, especialmente cuando estás sumergido en las divisiones inferiores de la liga de fútbol brasileña. Así que la burbuja de Lira se desvaneció tan deprisa como se había formado. Había jugado con siete equipos distintos durante siete años consecutivos antes de recalar a la rural Goianesia. Ni siquiera el premio Puskás le cambió la suerte de manera sustancial.

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Lionel Messi, uno de los ilustres derrotados por Wendell Lira en el premio Puskás. Foto de Adam Hunger, USA TODAY Sports

Después de un par de aciagas temporadas en las que fue castigado por las lesiones, Lira decidió colgar las botas a principios de este año. Entonces militaba en otro equipo de la región de Goiana donde la suerte también le daría la espalda, el Villa Nova. Había tenido suficiente.

"El principal motivo de mi retirada han sido las lesiones. Me impidieron jugar en la élite. Además, quería irme en un buen momento personal". Más allá de enroscarse con su retirada, Lira ha entendido la jubilación como una oportunidad para dedicarse a una pasión aparcada.

"Empecé a jugar al fútbol callejero cuando era un niño", recuerda. "Por aquel entonces yo jugaba al llamado Superstar Soccer, en la Nintendo, todo el tiempo. Es un juego bastante antiguo, pero todavía juego de vez en cuando".

Lira no dejó de jugar a la Nintendo cuando se convirtió en futbolista profesional. No ha tardado ni un minuto en actualizar sus plataformas y sus juegos, y en hacerse una licencia como jugador del FIFA. Él está seguro de que gran parte de su ascensión como futbolista se debió a todo lo que aprendió en las consolas. Y viceversa.

"Los videojuegos han sido muy importantes en mi carrera", confiesa. "Te mejoran los reflejos, y te enseñan a saber improvisar deprisa, porque son muy rápidos. A mí me han ayudado un montón… Y el fútbol me ha servido para mejorar en los videojuegos. Muchas de las movidas que hago hoy en el FIFA las aprendí del fútbol, como la táctica y el despliegue sobre el campo".

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La cumbre de su aprendizaje mereció nada menos que un premio Puskás y un viaje a Zurich. Quizá no lo supiera entonces, pero el último gran momento de su carrera iba a convertirse en el primer gran éxito de la nueva. Así lo demostró tras demoler a Abdulaziz Alsheri, un joven de 25 años de Arabia Saudí, y coronarse campeón de la Copa Mundial interactiva de la FIFA, el torneo más prestigioso del videojuego. Lira vapuleó 6-1 a su rival gracias a una auténtica exhibición.

Claro que la transición hacia su flamante carrera como jugador de videojuegos profesional no ha sido tan fácil. Lira no se ha clasificado este año para dicha Copa Mundial. Ahora asegura estarse preparando a fondo para la próxima edición en la temporada 2017.

"Si vas y le preguntas a cualquier adolescente si le gustaría que le pagaran por jugar a videojuegos, te dirá que sí", opina. "Yo quiero trabajar y jugar al mismo tiempo… No me arrepiento de nada".

Lira aspira a ganar dinero con los premios de las competiciones, y con patrocinadores. Él ya es un fenómeno en sí mismo: su canal de YouTube, donde retransmite imágenes en streaming y comparte trucos y consejos para jugar al FIFA, y para jugar al fútbol con samba, cuenta ya con 227 000 seguidores.

Lira, en uno de sus vídeos en Youtube. Captura de pantalla

Está convencido de que jugar a los videojuegos profesionalmente puede ser tan rentable como haber sido futbolista profesional —y algo lógico si pensamos en el fútbol de Brasil, un país donde hasta los clubs más importantes están endeudados hasta las trancas. Un informe auspiciado recientemente por el banco Itaú sugería que los principales clubs de fútbol del país deben, solo en impuestos, más de 1 000 millones de euros.

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Según Bom Senso FC (Sentido Común FC), un grupo de protesta integrado por actuales y antiguos futbolistas profesionales para exigir mejores condiciones laborales, más de 20 000 futbolistas profesionales brasileños se pasan la mitad del año sin empleo.

"Ser futbolista en Brasil es muy complicado" relata Lira. En su último club, el Vila Nova, tenía un sueldo de 1 500 dólares mensuales. "A muchos jugadores no les da para vivir. La gente se cree que esto es la gloria, que todo el mundo es Neymar. Pero mucha gente no tiene ni idea".

Felipe Carvalho, agente de Lira y director de una consultora deportiva, GECAF Sports, ve el futuro de su cliente plagado de éxitos. Está convencido de que Lira podría convertirse en una estrella del deporte virtual, especialmente debido a sus antecedentes.

"Es muy carismático, y ha jugado al fútbol a buen nivel desde que se dio a conocer en 2006, especialmente después de la cumbre que fue ganar el Puskás", opina Carvalho, que reconoce que el fútbol virtual es una "nueva área" para su empresa y un mercado emergente en Brasil.

Hoy Lira sigue sin saber si prefiere jugar en terrenos virtuales o pisando el césped. Como alguien que conoce mejor las mazmorras del proletariado que la gloria de los futbolistas millonarios, piensa que el éxito en los videojuegos es más democrático.

"Mucha gente quiere convertirse en futbolista profesional y no lo consigue", dice. "Pero en los videojuegos eso no pasa".

Los brasileños siempre jugarán al FIFA convencidos de que se convertirán en la siguiente nueva estrella de la canarinha. Wendell Lira, también.