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día de la mujer

Equidad, eso es lo que necesita el deporte mexicano

Las atletas mexicanas no necesitan un aplauso por ser mujeres, necesitan apoyo por el hecho de ganar y demostrar que son mejores.
Foto: Clive Rose / Getty Images

Casi recuerdo perfectamente la mañana del 18 de septiembre del 2000. Aquellos Juegos Olímpicos de Sidney donde la delegación mexicana tenía contadas posibilidades de medalla y pocas ilusiones de volver a casa con una presea de oro.

Ahí estaba ella, ahí se encontraba Soraya Jiménez en su última prueba, el levantamiento final que diría si se conseguía colgar una medalla de oro o se conformaba con una presea de plata o bronce. De un momento a otro, no importó que la competencia se desarrollara a primeras horas del día, todo un país prendió la televisión para observar cómo un deporte como la halterofilia, el cual prácticamente nadie conocía, le iba a dar a México el chance de entonar en suelo australiano el Himno Nacional de nuestro país.

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Aún siento esa sensación de desesperación en mi rostro al ver cómo Soraya levantaba esa pesa. Yo sentía que al igual que ella estaba empujando para arriba. Cuando logró mantener los tres segundos de estabilidad con aquellos 225 kilogramos, me impulse a la pared tal y como ella en su festejo. Es cierto, con su victoria, ganaba México, pero encima de cualquier nación, triunfaba ella, lo hacía Soraya. Ganaba el trabajo, el esfuerzo y la dedicación, el hambre y la competitividad personal.

Luego de aquella mañana de septiembre, el deporte femenil fue al alza siendo las mujeres quienes más dieron la cara por México. No fue una pelea contra los hombres, no fue un tema de igualdad, sino una lucha de equidad en la que ellas demostraban con hechos y no palabras que su talento y trabajo les daba para ganar.

Aquellos Juegos Olímpicos de Sidney dejaron a México con seis medallas. Cinco fueron para hombres (Noé Hernández y Fernando Platas ganando plata y Joel Sánchez, Cristian Bejarano y Víctor Estrada obteniendo bronce) y una sola para mujeres, la que más contaba, el oro de Soraya.

Y así comenzó a despuntar el deporte femenil. Durante el siguiente proceso olímpico estuvimos igual de pendientes de la propia Soraya Jiménez, como de nuestras clavadistas, nuestras taekwondoines, nuestras ciclistas o nuestras velocistas, representadas por Ana Guevara, la esperanza de medalla para México rumbo a los juegos del centenario en Atenas 2004.

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Un país futbolero y machista, con ideas absurdas arraigadas en los llamados 'baby boomers', comenzaba a cambiar con el nuevo milenio. La discriminación se mantuvo aunque cada vez en menor medida, y es que el respeto no se gana con un triunfo o una medalla, se debe obtener desde el mismo momento en que se nace. Equidad.

Para Atenas 2004, no hubo una medalla de oro, pero nuevamente las mujeres fueron las que dieron la cara por México. Cuatro medallas, tres de mujeres (Ana Guevara y Belém Guerrero con plata e Iridia Salazar con el bronce) por una sola presea varonil (plata de Óscar Salazar).

La tendencia que se vio en aquellas Juegos de Sidney, no volvió a darse. En 2008 nuevamente una mujer, Maria del Rosario Espinoza obtuvo un oro y otra vez, en el saldo del deporte mexicano, las mujeres consiguieron más medallas que hombres (dos femeniles y una varonil).

Finalmente, en 2012, pese al oro de futbol varonil y una plata en clavados por parte de Iván García-Germán Sánchez, nuevamente fueron las mujeres con cinco preseas las que dominaron y dieron la cara por México.

En total, desde los Juegos del 2000, México ha obtenido 21 medallas, 12 de ellas de mujeres y nueve de hombres. El dominio no es brutal, no es excesivo, es parejo, justo lo que el deporte azteca requiere, que las oportunidades se den no por una cuestión de género sino de talento. Las mujeres no quieren más oportunidades por el simple hecho de ser mujeres, las quieren y necesitan tras enseñar un buen nivel, arduo trabajo y compitiendo lealmente.

Mucha gente está en completo desacuerdo en que el día de hoy se celebre un 'Día Internacional de la Mujer'. De hecho, mayormente son las personas del género femenino quienes rechazan que exista un día en el que se festeje su igualdad con los hombres pues eso solo evidencia que en verdad, siguen siendo discriminadas a lado de un varón.

Las atletas mexicanas no necesitan un aplauso por ser mujeres, necesitan apoyo por el hecho de ser competitivas y porque en nuestro país se le debe dar más oportunidades a quienes demuestren ser mejores, sea en la rama varonil y femenil, y si ellas con resultados y logros se han encargado de generar triunfos y reconocimientos al país, deben ser aplaudidas por ello, por sus victorias, y no por el nombre que aparezca en su acta de nacimiento.