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Un entrenador salva la vida de una gimnasta —dos veces

Una joven gimnasta no tiene muy claro cómo aterrizar, pero afortunadamente su entrenador está atento para evitar una catástrofe.

Que quede claro que de ningún modo soy una experta en gimnasia, pero creo que sé lo suficiente de este deporte como para hacer una crítica del aterrizaje de esta chica — o más bien, de la falta del mismo. Como en otros deportes en los que caes, se supone que debes aterrizar con los pies. La pobre Sara, al parecer, aún no tiene muy claro este pequeño detalle. Por fortuna, su entrenador lo conoce más que bien. El hombre aparece no una, sino dos veces para salvarle el cuello literalmente a la muchacha mientras ésta cae hacia una aparente muerte tan aparatosa como absurda ante una audiencia que puede hacer poco más que gritar ante la inminente desgracia. La reacción tan heroica como diríase que indiferente del entrenador es inquietante (aunque se agradece, claro está). Sara quizás no esté cerca de una medalla olímpica precisamente, pero al menos está sana y salva, y al fin y al cabo eso es lo que importa.