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datos duros

¿Quién es el Steph Curry de la NFL?

Si la jugada de play-action es tan efectiva, ¿qué equipos son los que más se benefician de ella y cuáles están atorados en el oscurantismo?
Photo by Matthew Emmons-USA TODAY Sports

Hace algunos años, en Grantland, Robert Mays propuso la idea de que los pases de play-action son a la NFL lo que los tiros de tres desde la esquina son a la NBA: la jugada más eficiente (y por lo mismo la más valiosa) de la liga. Para llegar a esa conclusión, Mays usó la estadística Expectativa de Puntos Añadidos (Expected Points Added) de ESPN, y sí, el pase de play-action ha resultado ser 10 a 12 por ciento más efectivo que un pase común y corriente en las últimas tres temporadas según las cifras de DVOA del sitio Football Outsiders. Es verdad que los equipos gustan de mandar jugadas de play-action cuando están arriba en oportunidades y en distancia, lo que tiende a inflar esas estadísticas, pero es difícil pensar un alguna otra jugada ofensiva que haga más para un equipo de NFL.

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En el basquetbol, el tiro de tres —y en general los tiros desde atrás de la llave— es el epítome del estilo moderno e iluminado de NBA, y ningún equipo lo hace mejor que los Warriors de Golden State y su histórica máquina de encestar de tres, Steph Curry. Aunque no ganaron el título este año, Golden State dominó la liga de forma sin precedentes durante toda la temporada en gran medida gracias a su ventaja ofensiva. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Si el pase de play-action es tan efectivo como el tiro que ha cambiado el basquetbol, qué equipos son los que más ventaja sacan de esa jugada, y cuáles están aún en el oscurantismo? En otras palabras, ¿quién es el Steph Curry de la NFL y dónde están los Warriors?

Claro, las jugadas de NFL no son tan binarias como las de la NBA, donde uno anota o no lo consigue; un pase exitoso de play-action en sí mismo no te da puntos —solo te ubica en una mejor posición en el campo para conseguirlos. Tampoco queremos sobresaturar al oponente con jugadas de play-action como para que los apoyadores ya no se coman el engaño. En gran medida, el éxito de la jugada depende de los jugadores: ¿tu quarterback es ridículamente atlético o prácticamente inmóvil? ¿Tienes receptores que pueden ampliar la cancha? ¿Qué tan confiable es tu línea ofensiva en jugadas en las que tienen que bloquear por más de tres segundos? Las respuestas a estas preguntas, inevitablemente, tendrán mucho que ver con el éxito de la jugada.

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Suponer que los quarterbacks que amenazan con ir por aire o por tierra son los que con más frecuencia utilizarán jugadas de play-action no es necesariamente el camino que debemos seguir. Marc Trestman, por ejemplo, ha logrado que su ofensiva termine en el top diez en intentos de play-action a pesar de que sus quarterbacks han sido Jay Cutler y Joe Flacco. Los mejores ordenadores de jugadas son los que se dan cuenta que a) las jugadas de play-action son excelentes para un equipo y b) que si tu quarterback puede correr, las jugadas de play-action se benefician de esa habilidad bastante bien.

Lo primero es verdad incluso para equipos que están en el fondo de la liga en cuanto a pases de play-action. Los Chargers de San Diego, por ejemplo, se mantienen lejos del play-action como si se tratara de la peste. Philip Rivers es un vejete para los estándares de la NFL, y su movilidad ha estado comprometida desde que jugó en el partido de campeonato de la AFC en 2008 con el ligamento cruzado anterior roto. Aún así, San Diego logró ejecutar con éxito algunos de los pocos pases de play-action que corrieron —por lo menos, hasta antes de la temporada pasada, cuando los Chargers no tenían ninguna amenaza profunda.

¿De verdad quieren tener a Rivers intentando hacer tiempo tras una mala línea ofensiva como parte integral de su esquema de juego? Probablemente no. Pero como un cambio de ritmo, ha sido muy efectivo cuando lo logran. Optimizar los pases de play-action depende mucho, si no es que totalmente, de la capacidad del staff de entrenadores para reconocer las limitaciones de su personal, más que de los jugadores que están en la cancha.

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En la NFL de hoy, sin embargo, Russell Wilson de los Seahawks de Seattle es sin duda el quarterback de play-action ideal. Al investigar los tres años anteriores, él es lo más cercano que tiene la NFL a un Steph Curry en este sentido. Seattle ha corrido jugadas de play-action con más frecuencia que ningún otro equipo en ese periodo de tiempo, y Wilson corre más que cualquier otro quarterback aparte de Cam Newton (a pesar de que, en este momento, la mayoría de esas no son diseñadas).

La habilidad que tiene Wilson para correr mantiene a las defensivas adivinando; lo mismo pasa con Curry, al ser capaz de encestar desde más de 9 metros de distancia, mantiene a las defensivas de la NBA al límite. Seattle había empleado a Tarvaris Jackson en muchas de sus jugadas de play-action, pero una vez que la franquicia seleccionó a Wilson, su uso se disparó, de 22 por ciento en 2011 a 35 por ciento en 2012. Los Seahawks mantuvieron ese ritmo en la temporada siguiente en la que ganaron el Super Bowl.

Desde entonces, sin embargo, las jugadas de play-action de Seattle se han vuelto mucho menos efectivas según el DVOA, aunque siguen estando por encima del promedio de la liga. Su uso se desplomó la temporada pasada hasta 24 por ciento —a niveles casi pre-Wilson. Esto quizá tiene menos que ver con Wilson y mucho con la terrible línea ofensiva del equipo, que fue tan mala que Wilson incluso perdió peso para mejorar su movilidad. Eso sucede cuando dejas ir al centro nominado al Pro Bowl, Max Unger, y pierdes a otros de tus titulares en la línea a la agencia libre. Y se pondrá peor en 2016, porque Russell Okung y J.R. Sweezy hallaron otros equipos que les ofrecieron más dinero.

Una buena línea ofensiva es especialmente necesaria para ejecutar el play-action, para proteger al quarterback durante unos segundos extra cruciales para realizar el engaño. Sin eso, hay mucho más presión sobre el quarterback y mucho menos tiempo para realizar el engaño. Incluso con la inmensa rotación en la línea ofensiva, Seattle sigue estando en el promedio de pases de play-action de la liga cuando Wilson está al mando. En un sentido, se trata de un milagro. Los Seahawks quizá no estén aplastando a su competencia al estilo de Golden State, pero el hecho es que Wilson sigue siendo capaz de hacer lo que hace bajo esas circunstancias adversas, prueba de que es un jugador especial en comparación con sus pares.