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Estar mamado no sirve para nada

Gran parte de los músculos que son visibles al desarrollarlos no sirven para nada más que para subir el ego.

Foto cortesía de Marcus Jecklin

Marcus Jecklin no puede estar más bueno. La visión de su cuerpo te llega como una de esas peleas de la serie de Batman: bíceps, ¡BOOM! Pectorales, ¡KABAAAM! Abdominales, ¡POW! Glúteos, ¡WHAMMO! Por no mencionar sus trapecios. Si no fuera porque Fetty Wap ya le ganó el nombre, Jecklin sería el Rey del Trap(ecio).

Pero dejemos claro qué estamos intentando demostrar. Sí, a sus 26 años, Jecklin te puede hacer decenas de series para bíceps, mide 1,82 m y solo el 8 por ciento de sus 84 kilos de peso es grasa. Lo demás es puro músculo. A menudo lo invitan a participar en algún partido de baloncesto, vóley, futbol o softball. Pero este chico de 26 años tiene un secreto: es pésimo en todos esos deportes. "Nunca estoy a la altura de las expectativas que tiene la gente cuando ve mi cuerpo", nos confiesa. "Siempre decepciono y al final resulta más embarazoso que otra cosa. No soy tan rápido, ni tan fuerte como la gente cree. Soy normal. En secreto, pero normal".

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El contrapunto es John Baranik. Este joven de 22 años, estudiante de la universidad de Pensilvania, es capaz de correr 1.6 km en menos de cinco minutos, entrena con el equipo de ciclismo de su universidad, hace 25 flexiones como si nada y puede hacer abdominales hasta que te aburras y te vayas a casa. Baranik también está muy bueno, aunque él define su cuerpo como de "constitución mediana" porque no tiene marcados los abdominales.

Cuando Baranik trabajaba como guía de montañismo en Colorado, recuerda que siempre tenía problemas con los tipos como Jecklin. "Eran los únicos que tenían dificultades para seguir el ritmo de las caminatas", explica Baranik. "Parecían militares y tuve que obligarlos a comer frutos secos para que recuperaran energía. Esa gente no tenía ni idea de cómo se comportaba su cuerpo fuera de un gimnasio". Se toman sus barritas y batidos de proteínas, presumen el "día de pecho" o el "día de pierna" y se ríen de los que practican escalada.

Foto cortesía de John Baranik.

Este tipo de hombres son todo fachada. Schwarzeneggers de segunda generación, iteraciones contemporáneas de los cabezas huecas con canillas de antaño. Pese a sus mensajes de disciplina, salud, respeto por uno mismo y ejercicio, su único objetivo es, como reza el eslogan de un gimnasio, #lucirmejordesnudo.

Quienes solo van al gimnasio a desarrollar la musculatura por un motivo estético se alejan del verdadero sentido del deporte. Pongamos el ejemplo de los bíceps. "Prácticamente ningún deporte requiere que se tengan unos bíceps bien marcados y abultados. No hacen falta para lanzar una pelota, usar un bate o una raqueta, ni para nadar o escalar", nos explicó Nic Berard (32 años), propietario de un consultorio de fisioterapia en Los Ángeles. "Es más, pueden incluso llegar a molestar. Y sin embargo, los hombres quieren tener bíceps grandes porque les gusta lucirlos cuando llevan camiseta. O cuando no la llevan".

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Si nos fijamos en los deportistas profesionales que aparecen en los anuncios de ropa interior— David Beckham, Rafa Nadal, Hidetoshi Nakata—, veremos que no están tan hinchados. La verdadera capacidad atlética, explicó Berard, lo demuestran más bien los músculos que no se ven.

Un cuerpo escultural puede incluso ser perjudicial. "Eres tan susceptible de sufrir lesiones lumbares tanto si tienes abdominales de revista como tripa cervecera", aclara Berard, "porque lo que solemos llamar la six pack son en realidad los músculos superficiales, el recto abdominal. La fuerza y la estabilidad realmente la proporcionan el transverso del abdomen y el multifido, que son los que más cerca están de la columna, y los oblicuos proporcionan fuerza rotacional". Añadió que el press de banca "no es saludable" y que los abdominales "son el peor ejercicio que puede hacerse porque machacan la columna". Los hombres que solo desarrollan la musculatura del pecho y los bíceps a menudo sufren graves lesiones de hombro debido a una falta de "estabilidad escapular", continúa. "Lucir un cuerpo bonito es fácil, pero es lo único que vas a conseguir. A mi consulta vienen un montón de entrenadores personales".

Buscar tener un cuerpo apolíneo tiene otras consecuencias. "Las chicas me cuentan cosas horribles de su experiencia con esos tipos en la cama; que es casi como hacerlo con una estatua", explicó Aaron Copeland, de 27 años, entrenador de Houston. "Yo he sido uno de esos tipos", confesó Sanders Omoshebi, de 29 años, entrenador de Miami que ha trabajado como doble de cuerpo de Dwayne "La Roca" Johnson. "En mi caso, el sexo se acababa en diez minutos", recuerda. "Casi no haces cardio y tienes los músculos de la cadera muy tensos, por lo que no puedes hacer mucho movimiento pélvico. Me sabe mal por las chicas".

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Tanto en el baloncesto como en el deporte de cama están implicados músculos de contracción rápida que no son visibles cuando se trabajan. Gran parte de los músculos que son visibles al desarrollarlos no sirven para nada más que para subir el ego".


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Noah Neiman, famoso entrenador de 32 años y fundador de su propia marca, Noah Neiman Fitness, también dijo que estos tipos eran de "mucho enseñar pero poco funcionar". Neiman, que organiza muchos campamentos de fitness con Nike, prefiere poner el énfasis en los beneficios saludables del ejercicio más que en la fuerza, por lo que rara vez habla con los clientes sobre su aspecto. "Soy realista. No hablo de estética, sino de beneficios emocionales", explicó a VICE. "De esa forma nadie se frustra porque acaba los ejercicios sintiéndose bien. Además, el six pack aparecerá más fácilmente y más fuerte si te sientes bien. Es mucho más duro si solo te centras en la estética. Sentirse bien es saludable. Tener un cuerpazo es una bobada".

Jecklin, por su parte, hoy recuerda la época en la que deseaba tanto llamar la atención y obtener la validación de la gente que "llevaba pantalones muy cortos y camisetas sin mangas muy finas, con lo que casi parecía que iba desnudo al gimnasio". Empezó a hacer CrossFit hasta que una hernia discal le obligó a dejarlo y dedicarse a la gimnasia. "La gimnasia evita las lesiones", afirma. "Es buena para la columna, los tendones, los glúteos, la ingle y la flexibilidad del hombro". Ahora su meta no son los kilos, sino ser capaz de hacer el split.

"Ojalá hubiera hecho gimnasia toda la vida", se lamenta. "Ahora puedo hacer más cosas que nunca". Pero todavía evita jugar a deportes que impliquen coger una pelota.