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Kristaps Porzingis: retrato del artista adolescente en reserva | ES | Translation

Kristaps Porzingis tiene 20 años de edad y ya parece un veterano con 14 partidos en la NBA. Todavía no sabemos si va a ser bueno, pero será divertido averiguarlo.
Illustration by Robert Silverman

Digamos que estás pintando un retrato. Por más que quisieras, no pintarías luego luego los ojos que traicionan montañas de angustia o las sombras de luz acariciando un arte de perlas. Así no es como funciona.

En vez de eso, comienzas con trazos sobre una hoja —dibujos apresurados para encontrar el ambiente y posición correcta, el juego del espacio positivo y negativo, los gestos y la expresión. Cuando finalmente pones el pincel sobre el lienzo, repites este proceso con colores aceite reducidos, usando los gestos más generales para presentar la imagen. Solo entonces comienzas a rellenar, añadiendo peso escultórico, la pintura se hace más gruesa y el tema se hace cada vez más claro con cada brochazo.

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Lo que estoy diciendo es que te toma tiempo y mucha suerte. Aún así, al principio de este proceso, si tomas un paso atrás y le echas una mirada, a veces puedes ver el trabajo terminado —incluso hasta bien hecho— sobre una imagen grumosa, indefinida e inconclusa. Algo como esto.

Han pasado 14 juegos en la carrera como profesional de Kristaps Porzingis y es difícil resistirse al deseo de imaginarse el futuro y admirar cómo podría lucir completo la obra de arte. Esto es particularmente cierto después de un par de juegos cuando todo el talento variado de Porzingis parece encajar. El martes, se destapó anotando unos bestiales 29 puntos, 11 rebotes, dos intentos de bloqueo, y repitió una dosis aún más impresionante de 24-14-7 para quemar a los Rockets, un dato estadístico solo establecido previamente por otros jugadores de 20 años (Shaquille O'Neal) y un Knick (Patrick Ewing).

He ahí la razón por la cual los fans de los Knicks se están volviendo locos por completo, al igual que los tabloides que intentan fusionar el nombre de Kristaps por todos lados. Todos estaríamos mejor si el Daily News dejara de fomentar la fiebre por Porzingis, pero es algo en boca de todos y está ocurriendo. Puede que los Knicks se hayan topado con un jugador franquicia en potencia, y todo mundo en la orbita de los Knicks se ha olvidado, más o menos, cómo procesar las buenas noticias.

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Ilustración por Robert Silverman

Lo que ha sido emocionante es que todo aspecto del juego de Porzingis que los fans creían que sería una debilidad ha sido revelado como un extra. Durante la carrera para el draft, el consenso general era que terminaría cayendo en la escala de Nowitzki–Bargnani de jugadores altos que pueden disparar pero que carecen de carácter, incluso si Porzingis mismo los hubiera advertido que no sería su caso. Estaba en lo correcto, y todos los demás no podían estar más equivocados.

Incluso después de sus actuaciones exitosas, el "Leviatón" sigue teniendo un .427 en tiros y solo anota un 30 por ciento de sus tiros de tres. El lanzamiento de Porzingis es demasiado hermoso como para no sumar puntos tarde o temprano. Está llegando a un .149 Win Shares por 48, con un Net Rating de 6.5. Esto se debe a que ha sido un monstruo en el tablero y un defensor increíblemente efectivo, reduciendo el rating defensivo de los Knicks a 97.5 cuando está en la duela, comparado a un 104.4 cuando se queda en la banca. Y tan solo con 20 años.

Durante la Summer League de la NBA, lo molestaron en el tablero, como la versión del niño flaco de 2.20m que le ponen arena en su taza en la playa antes de ponerse musculoso con el régimen de Atlas. Sin embargo, desde el comienzo de la temporada regular, Porzingis a sido un rebotador agresivo y potente, en parte porque es un humano muy grande que también posee unos brazos robóticos como los del inspector Gadget.

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También hay algo —¿me atrevo a decirlo? Sí, lo haré— que nos recuerda el trabajo de Marcus Camby en el tablero durante los Playoffs de 1999. Porzingis no tiene la habilidad de Camby dentro del tumulto, pero sin duda hará todo lo posible por colarse con gran determinación, y claramente cree que cada rebote le pertenece por nacimiento.

Tan solo vean esto. Veámoslo una vez más por diversión.

A la defensiva, Porzingis se ve superado por uno que otro guardia de vez en cuando. Sigue intentando averiguar cómo utilizar mejor cada centímetro de su longitud, y su juego de pies es más sólido. Porzingis parece haber comprendido que ser un hombre sorprendentemente alto es ya una gran desventaja, incluso si todo lo que hace con esa altura es quedarse cerca del aro con sus manos levantadas en el aire.

Porzingis crea pantallas que son difíciles y con intención: está consciente que realizar estos estándares de baloncesto con determinación son suficientes para sacar a las defensivas fuera de balance y crear ocasiones abiertas para disparar. Su arsenal ofensivo, especialmente en los postes, permanece algo limitado, y definitivamente sufre para terminar fuerte en la canasta. Con esto dicho, su salto desde quince pies de distancia se antoja, y en cada juego verás un momento donde se saca de la manga algo que hará palpitar a tu corazón, como el incipiente Dream Shake que dejó mirando a Frank Kaminsky, o esta ágil disputa hacia el aro desde la pintura, o este movimiento de voltereta a media cancha, o incluso este hermoso skyhood corriendo. Es casi demasiado fácil olvidar que la persona que hace todo esto es dos pulgadas más alto que Shaq.

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Tomando todo esto en cuenta, te da la impresión que Porzingis sabe lo que hace. Se puede ver de forma más escandalosa y convincente en el punto ganador que no fue hace dos semanas en Charlotte, una jugada diseñada para Melo. Porzingis brincó hábilmente hacia el arco y clavó una canasta que pudo haber vencido a la chicharra. Pero esta vez, la chicharra lo venció, y no contó, pero eso es menos importante para estas instancias que tener los medios necesarios para haber ganando en los últimos 0.6 segundos de la jugada.

Y después viene la postura relajada y serena con la cual ha lidiado a la insistente prensa de Nueva York. ¿Qué fue abucheado en la noche del draft? No es para tanto. "Así son las cosas y estoy listo para enfrentarlas", comentó.

Mira a dios. Foto por Tom Szczerbowski-USA TODAY Sports

Por qué inquietarse cuando se está divirtiendo, y cantando a la par de "Riding Dirty" o riéndose de las viejas fotos de Largo con trenzas. Después de la mejor marca de su carrera, chequen la sonrisa tímida de Porzingis mientras se escucha cómo gritan "POR-ZING-IS" por todos lados. Y aunque se trate de un acto de humildad, nuestro amigo de Letonia sabe cómo dirigirse a la prensa de forma responsable y conoce su lugar como novato, cargando las toallas empapadas de los veteranos.

Fue casi perfecto que el martes pasado un montón de fantasmas de la grandeza pasada de los Knicks asistieron al juego, como si estuvieran en una coronación, o presenciando una pintura de Porzingis que sigue tomando forma. En una esquina está Jeremy Lin, en una jugada de bloqueo y continuación, como los layups de Steve Nash. También estaba un panzón Patrick Ewing, sentado con su serio look familiar, sosteniendo una pizarra y con una nube de palabras sobre su cabeza que dice "¿Por qué demonios nunca puedo tener la oportunidad de dirigir?" Al fondo, estaban Clyde Frazier y Willis Reed. Ellos pertenecen ahí, pero Porzingis están en medio del cuadro.

Esto es completamente otra cosa. A lo mejor, Porzingis terminará pareciéndose a Ralph Sampson con sus tiros de tres, o a Arvydas Sabonis antes de desgastarse las rodillas, a alguna combinación de habilidad y talento que jamás hemos visto. No lo sabemos, su carrera apenas tiene catorce juegos de edad.

Aún más importante: Porzingis es divertido y los Knicks también, particularmente porque la fiebre Porzingis tumba la historia reciente de los Knicks. Todas estas torpes comparaciones son una forma de intentar definir algo que apenas está tomando forma. Esta pintura de Porzingis aún no está terminada, pero ver cómo agarra forma vaya que es divertido.