Diez apuntes tras la resaca del #TresDos de México a Estados Unidos

Es oficial, California es de México. Si nuestros pasajes más maravillosos contra Estados Unidos los hemos vivido en el Estadio Azteca, el Rose Bowl va camino a convertirse en el segundo hogar del Tri.

La última vez que la selección mexicana le ganó a los Estados Unidos fue en la final de la Copa Oro de 2011. ¿Dónde? Pues si, en el Rose Bowl.

Los estadounidenses deben odiar ese estadio, tierra de golazos… en contra. Ahí, Giovani dos Santos trajó cachando gallinas a Tim Howard con aquel maravilloso 4-2 de aquella final de 2011, y ahora, el derechazo de Paul Aguilar que ni lo duden, se lo vamos a restregar por años a nuestros vecinos.

En cuestión de afición, como siempre, fuimos locales. El apoyo a la selección fue desde dos horas antes del inicio del partido, y pese a que era un supuesto que iba a estar equilibrada la taquilla, al final, los mexicanos hicimos de la casa gringa, nuestro segundo hogar.

¿Dónde dejaron el 'Tucamión? Decíamos ayer que el partido contra Estados Unidos era el examen profesional para un doctorado de Ricardo Ferretti. La neta, el brasileño es un crack y un auténtico viejo lobo de mar. A Klinsmann simplemente le pegó un repaso de táctica.

Habría que echarse un enorme clavado a la trayectoria del 'Tuca' para encontrar cuándo fue la última vez que mandó de inicio a tres centros delanteros. La cosa fue muy sencilla. Ferretti es un maestro de defender, no por nada le dicen que es un técnico ultra defensivo.

Pues bien, ayer, Jiménez-Chicharito-Oribe fueron los primeros defensas de la selección. Los encargados de presionar desde arriba a los defensas estadonidenses, recios en la marca, pero muy torpes con la pelota. ¿Vieron cuántas pelotas perdió el equipo de Klinsmann en su salida?

Segundo punto. Alguna vez Bruce Arena dijo que la clave para que Estados Unidos venciera a México en 2002 fue anulando nada más y nada menos que a Gerardo Torrado, el contención azteca en aquel juego. Ayer, Ricardo Ferretti hizo lo mismo, pero con Michael Bradley, el genio que porta la '4' en los Estados Unidos. Pelota que le llega al contención, e inmediatamente tenía a dos o tres mexicanos alrededor. A un tipo que piensa más que el resta, era inevitable no dejarle la pelota y Ferretti al fin entendió lo que otros jamás han comprendido.

Y el tercer punto. Rafael Márquez. Por amor de Dios, no te retires nunca 'Kaiser', pero también, si ayer nuestro 'capi' brilló, fue por la táctica que jugó el 'Tuca' alrededor de él. Rafa inició como contención, algo que no hacía con México desde el Mundial de 2010 con Javier Aguirre, solamente que en esta ocasión, leyó el juego para meterse como un tercer defensa cuando el Tri no tenía la pelota y como volante de recuperación cuando sí la tenía. Distribuir, ayudar a Héctor Herrera en la salida, fortalecer el juego aéreo del equipo y no dejarle espacio a Bradley.

Ayer me decían, "oye, ¿y ese 'gordito' quién es? Si bien Moisés Muñoz nunca se ha destacado por estar flaquito, y siempre ha sido un cuate medio afelpado, ayer como que le escogieron una playera talla S cuando frecuentemente debería ponerse una L.

Bueno, no es la idea criticar su peso, pero llama la atención que al final, 'Moi' le haya ganado la partida a Alfredo Talavera, el mejor arquero actualmente de nuestro país.

La cuestión parece sencilla. Moisés Muñoz jugó en su juventud basquetbol, es un tipo que entre varias de sus virtudes, está el "salir" correctamente y jugar bien su área en el futbol aéreo. Además, no creo que haya un mejor atajador de penales en la Liga que él.

El riesgo de llegar a los tiros de penal era grande, no en balde casi ocurre. Ahí, sin exagerar, podría decir que el Tri tenía ventaja sobre Brad Guzan, arquero de los Estados Unidos.

Pero en el tema de juego aéreo, era necesario un portero que saliera a cortar los centros de Estados Unidos. En menor medida lo hizo porque Estados Unidos casi no llegó, y sí, en el único centro de peligro nos metieron gol (sin nada que 'Moi' pudiera hacer), sin embargo, la apuesta del 'Tuca' fue correcta e imagino, por ahí iba la idea de colocarlo como titular.

Sí, sí, ganamos, y acabando dijimos que éramos los mejores, que #Elfutbolesnuestro, que #Tucasaesmicasa, que Donovan esto, que Howard aquello y lo que queramos, pero la verdad, es que la selección mexicana sufrió de más y por ratos nos llegaron los peores recuerdos de este equipo enfrentando al odiado rival.

Si hubiera sido por número de llegadas, el Tri goleó, pero esto en serio, no es algo de admirarse y aplaudir. Estados Unidos tuvo a lo mucho, cuatro llegadas de peligro, y convirtió dos goles. México al menos 10 o 12, y convirtió tres. Esto se traduce en que los estadounidenses tienen una pegada brutal y que cada que nos llegaron nos pusieron a temblar, y que obvio, no tenemos madre a la hora de fallar frente al arco rival. Vaya desesperación, una y otra.

México ganó bien, y le dio un repaso a Estados Unidos en el campo como hace muchísimo no se veía, pero que le levante la mano el primero que se sintió seguro cada que el rival nos llegaba, y no sufrió en exceso el partido.

Klinsmann ha construido un castillo de arena entorno a este equipo estadounidense y tarde o temprano, alguien lo iba a derrumbar.

Que Estados Unidos juega feo, es algo histórico, aunque se enojen. Pero con Klinsmann, hace varios años que lo hacen de una manera terrorífica. Sin Landon Donovan, la magia del equipo recae solamente en Michael Bradley y en lo que le llegue a las piernas de Clint Dempsey, pero de ahí en fuera, el estilo estadounidense es rocoso, picapiedresco y aburrido, una versión que nos recuerda a aquellos equipos de inicios de los 90.

Algo de razón tiene Landon Donovan. Estados Unidos no está avanzando, al contrario, van para atrás. Su 2015 es poco menos que terrorífico.

De manera irónica, pero a la vez cierta, en la transmisión de TV Azteca decían que por los dos penales que nos marcaron incorrectamente en la pasada Copa Oro, podía haber una consigna de que a México no le volvieran a pitar una falta de este tipo.

Los dos penales que a México no le señalan ayer fueron grotescos. Dos manos del tamaño de la lengua de Donald Trump, Landon Donovan, Michael Bradley y Tim Howard juntos. ¡Imagínense! Que no las vieran parece un tema irreal.

Todo es una suposición, pero a veces, basta pensar un poco mal para acertar, mucho más cuando en medio se junta uno de los peores arbitrajes del mundo y una de las confederaciones más corruptas del planeta.

Estar en los pies de Juan Carlos Osorio no será tan sencillo como parece. Al desconocimiento que el país tiene sobre él y su estilo, ahora hay que sumarle la presión por dar resultados rápido. Si no, no duden que no va a tardar en escucharse el 'Tuca', 'Tuca' en los estadios.

Ferretti genera una especie de 'te odio, pero me caes bien y te amo'. Le critican que no apuesta por los jóvenes, que es defensivo y que casi no gana títulos, pero la banda lo quiere, le cae bien a la masa. Ganar el pase a Confederaciones no es algo menor, pero además obtener ese boleto metiéndole un baño en casa a los Estados Unidos le da un plus al brasileño.

Como nos encanta andar jodiendo y somos de memoria corta, a Juan Carlos Osorio le va a caer todo el rigor del pueblo mexicano si las cosas no se dan. Yo no sé qué tanto le debió dar gusto al colombiano el triunfo de Ferretti y su 'mexico-team'.

Exactamente. Ni ganaron la Copa Oro, ni ganaron el pase a los Juegos Olímpicos, ni ganaron la calificación a la Copa Confederaciones.

A trabajar más, y a alardear menos.

Ni en eso podemos ser una zona de primer nivel, ni para entregar una Copa que esté bonita. Si el trofeo de la Copa Oro es espantoso, el que ayer le dieron al Tri parece uno de esos jarrones que nuestra abuelita tiene en su vitrina llena de regalos de bautizo y boda.

Una victoria nunca será algo negativo. Da confianza a todo un entorno, mucho más en el difícil círculo en el que vive una selección como la de México.

Ir a una Copa Confederaciones da, primero, dinero. Dos status y tres competitividad. Pero al final, no da lo más importante que es sin duda, el pase a la Copa del Mundo de Rusia.

Felicidades al Tri, a sus jugadores y al cuerpo técnico, el mérito es de ellos. Pero ya, pronto, hay que darle vuelta a la página y comprender que lo que se viene será durísimo, y que si no tomamos en serio la eliminatoria, viviremos nuevamente una rudeza innecesaria como aquella noche en la que México perdió con Costa Rica y Estados Unidos, los mismos que ayer vencimos, nos salvaron los trastes derrotando a Panamá y regalándonos el repechaje de CONCACAF.

Poner los pies en el suelo y quitarse la bandita idiota que dice que somos el 'Gigante' de la segunda zona más pobre del planeta, futbolísticamente hablando. Ir a la Confederaciones sirve, pero lo que no, es volverse a pasar cuatro años sin ganarle a Estados Unidos, que nos ganen #DosACero en Columbus en un par de años, no vencerlos en el Azteca y seguir sufriendo como se sufre, ante ellos, y ante otros rivales de la zona.