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Justicia divina, heridos y el subnormal del láser: Bienvenidos a la final del futbol mexicano

El futbol quedó relegado a un segundo plano en el partido de ida de la final del futbol mexicano por una cadena de eventos desafortunados.

No sé ustedes, pero me pareció ver una final muy por debajo de las expectativas. La impresión que me dio fue la de un partido de temporada regular en la que se juega a ganar pero sin comprometer el alma y sin sudar la camiseta. El intento vergonzoso de formar un mosaico de parte de los fans americanistas fue el preludio de lo mal que el televidente se la iba a pasar —excluyo aquellos que asistieron al estadio porque, de alguna forma u otra, si el partido es una basura uno puede perderse en la conversación con los amigos o divertirse siendo testigo del borracho impertinente y divertido que nunca falta en las gradas—.

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Vayamos en orden. Primero, ¿qué demonios estaba pensando Paul Delgadillo cuando marcó penalti a favor del América? Por este tipo de gestos las teorías de conspiración en torno al nido de Coapa son cada vez más y menos fáciles de defender. En todos los rincones del planeta donde se patea un balón, el arbitraje se vio mal y de malas este año. Los errores son tan recurrentes y descarados que atentan contra su propia naturaleza, pues nos convencen que son todo menos errores; errores premeditados sería un forma precisa de describirlos. En fin, el pésimo juicio de Delgadillo en la final de la Liga MX se sumó a la infinita lista de favores que los equipos locales suelen recibir en partidos importantes. Al señor Delgadillo le tembló la mano o le invadió la incompetencia para expulsar a un par de jugadores, uno de cada bando; expulsiones que pudieron joder más el partido o reanimarlo.

Cada vez que se comete una injusticia en el terreno de juego, en especial cuando se marca erróneamente la pena máxima, me es imposible no recordar que los senderos del futbol son justos y misteriosos. Te tocará llorar más veces que gritar de alegría, pero ésta nunca te abandonará (excepto si eres devoto de Cruz Azul o Atlas). Supe desde un principio que un acto así de irresponsable no podría pasar desapercibido para la justicia divina de las canchas, y no me equivoqué. Cuando eres tan malo para disparar a escasos metros del arco rival sólo se necesita un poquito de ese elemento "divino". Entonces, Oribe colocó el balón sobre la mancha de los 11 pasos y sonrió ante los comentarios del guardameta de Tigres, Nahuel Guzmán, quien buscaba romper su concentración. Acto siguiente, Oribe Peralta mandaba un horrible balón al travesaño, igual de horrible que su apodo, y los americanistas se tragaban el grito de gol que ya tenía medio cuerpo fuera de sus gargantas.

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Antes de la conclusión del primer tiempo, Gignac aprovechaba un error de Valdez —quien sería el encargado de mandarlo en camilla rumbo al hospital y, muy probablemente, fuera del partido de vuelta en El Volcán en la segunda mitad del encuentro— y vacunaba a los locales con una espléndida jugada individual con caño incluido para Muñoz.

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Los senderos del futbol son justos y misteriosos: en los primeros minutos del complemento, Valdez, sí, aquel que aportó al gol de Gignac después de tropezar con el balón, marcaría el empate para las Águilas a balón parado.

Cerca del fin del juego, Valdez volvería a ser protagonista luego de impactar por la espalda, sin intención, al jugador más valioso de Tigres y del futbol nacional. Las alarmas se encendieron cuando el carrito de las desgracias ingresó y el cuello de Gignac fue estabilizado con un collarín. Afortunadamente, el golpe sólo lo mantendrá alejado de las canchas, mínimo, durante una semana, lo cual significa que será un espectador más en la final de vuelta. Veremos qué tanto afecta este golpe anímico al equipo de Ferretti.

De verdad alguien creía que el idiotita del 'láser' NO era Americanista? — El profe (@Darwin_Dguez6)23 de diciembre de 2016

Y para terminar una noche que tuvo de todo menos buen futbol, las cámaras por fin captaron a un personaje que abunda en los estadios mexicanos y que hace del anonimato su mejor aliado: el subnormal que apunta a los jugadores con el molesto y peligroso láser.

Ahi esta el del Laser, llego la gente del estadio a hablar con y respondio 'no, ya no lo voy a sacar' increible — PabloLeon (@Pablo_LeonS)23 de diciembre de 2016

Aclaremos una cosa: en el vídeo se ve aprecia claramente que este tipo viste una sudadera del América, pero no juzgaremos a toda una afición por un lelo que cree que apuntar a alguien con un láser desde la distancia es divertido. Como éste abundan en todos los equipos y, desafortunadamente, en todo el mundo. Lo que también resulta igual de indignante es el hecho que le permitieran permanecer en el inmueble después de ser descubierto por las autoridades, según diferentes fuentes. El dueño del infame "chiste" del láser se libró de la "autoridad" argumentando que no volvería a sacar el artefacto durante el partido. A este tipo de personas se les debe multar y vetar de por vida el ingreso a cualquier evento deportivo.

En conclusión, el primer partido de la esperada final dejó mucho que desear en cuanto al futbol. Crucemos los dedos para que el 25 de diciembre podamos presenciar un partido que logre sacarnos de nuestro aburrimiento post-Nochebuena.