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un estilo inigualable

El tiro libre de cuchara: la atrocidad más efectiva de la NBA

Rick Barry fue un magnífico jugador que, a pesar de ganar el anillo y ser All-Star múltiples veces, pasará a la historia por un detallito: ser el único en usar con éxito el horroroso tiro libre de cuchara.
Imagen vía Youtube

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Se juegan los últimos compases de un partido decisivo en el Oakland-Alameda County Coliseum. Los locales atacan: hasta hoy, su temporada está siendo maravillosa: contra todo pronóstico, los Golden State Warriors parecen candidatos al anillo de la NBA.

Una de las estrellas de los Warriors recibe cuando apenas quedan unos pocos segundos. Justo cuando se levanta para tirar recibe una falta: serán dos tiros libres. El jugador se acerca a la línea, coge el balón… y entonces lo sitúa frente a su entrepierna y tira de abajo hacia arriba.

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Y encesta.

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El baloncesto es un deporte que evoluciona constantemente. La mejor prueba de ello es el juego con el que nos ilumina a diario un tal Stephen Curry. La evolución, sin embargo, nunca parece llegar a los tiros libres: la inmensa mayoría de jugadores los tiran del mismo modo.

Años antes de Curry, sin embargo, hubo un antecesor suyo en los Warriors que hizo replantear al mundo la técnica de tiro desde los 4,60 metros. Su nombre era Rick Barry: fue uno de los mejores tiradores de tiros libres de todos los tiempos. A pesar de su brillante carrera, que incluye un anillo de campeón con Golden State, a este tipo de Nueva Jersey jamás se le ha reconocido entre los más grandes.

Su trayectoria fue particular y estuvo marcada por un detalle icónico: su estilo heterodoxo a la hora de tirar. Cuando se retiró en 1980, sin embargo, lo hizo con el mejor porcentaje de la historia en ese momento: un 90 por ciento de acierto… basado en su técnica de la cuchara.

"¿Es mejor tirar por debajo o por encima de los hombros?", se preguntaba Red Auerbach en un reportaje de NBA TV. "La respuesta es sencilla: haz lo que te vaya mejor. Lo importante es meterla". Los consejos del mítico entrenador de los Boston Celtics, visto lo visto, pasaron desapercibidos tanto para las viejas como para las futuras estrellas de la NBA.

Las pedradas de Wilt Chamberlain, Chuck Hayes, Shaquille O'Neal y, en la actualidad, de tipos como DeAndre Jordan o Andre Drummond nunca se han resuelto con la fórmula de la cuchara. Sólo el autor del partido de los 100 puntos lo intentó en alguna ocasión.

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No obstante, cuando James Naismith inventó el baloncesto, la cuchara era la forma convencional de lanzar los tiros libres.

"Es la única parte del juego totalmente constante", reflexionaba Barry en SB Nation. "Siempre es la misma distancia (4,60 metros), la misma pelota y el mismo aro. Es la único momento en el que puedes ser egoísta y aún así ayudar a tu equipo".

Hasta la década de los cincuenta, el tiro de cuchara fue el método más efectivo para cumplir con el objetivo: sumar puntos de manera sencilla. "Les llaman libres por algo, son puntos gratis ['free' en inglés]", bromeaba Mark Price, segundo mejor tirador de la historia en una lista que lidera Steve Nash con un acierto del 90,4% desde la línea de personal.

La convención dice que el actual tiro bombeado por encima de los hombros y con golpe de muñeca es el más efectivo. Sin embargo, con ver un partido en el que salgan perlas como Dwight Howard queda claro que es una ciencia que no se aplica en todos los casos.

Barry ofreció sus servicios a varios jugadores de la actual generación. "Si LeBron me lo pidiera, le enseñaría", explicó en 2013. "Si no llegas al 80% no eres un buen tirador. ¿Cómo pueden dormir estos tipos y no tener pesadillas?". El estándar de Barry es meter cuatro de cada cinco, un objetivo noble, aunque el tipo está sin empleo. James, por cierto, promedia un 71,6% esta campaña y jamás ha llegado al 80%.

Gran parte de la culpa la tiene su carácter. En su época de jugador, Barry hizo pocos amigos. "No te vas a encontrar a un grupo de jugadores hablando de los buenos tiempos con Rick. Sus compañeros y rivales le detestaban", confiesa Ken Macker, vicepresidente de los Warriors de aquella época, en el libro de Bill Simmons The Book of Basketball.

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Esa reputación, evidentemente, empañó el gran rendimiento de Barry como jugador profesional durante 14 temporadas. Fue la segunda elección del Draft de 1965 y fue novato del año con los San Francisco Warriors. Después de promediar 35,6 puntos y 9,2 rebotes en su segunda temporada en la NBA, donde fue MVP del All Star, se permitió jugar cuatro años en la ABA.

A su vuelta, los Warriors habían pasado del epíteto San Francisco a Golden State. Barry se erigió como el líder del equipo: bajo su guía, los Warriors ganaron el anillo de la NBA en 1975. A su retirada, Barry acumulaba ocho participaciones en el All Star y cinco selecciones al mejor equipo de la temporada. A pesar de sus excelentes porcentajes y sus títulos, Rick ha pasado más bien desapercibido… muy injustamente.

Además de ser el máximo exponente de un tiro libre en peligro de extinción, Barry legó al baloncesto cinco hijos que han mantenido vivo el apellido. Tres de ellos llegaron a la NBA (Brent, Jon y Drew) y el más joven, Canyon, está dispuesto a mantener la tradición familiar.

"Creo que es una manera de mostrar respeto por mi padre y mi abuelo, y también, para ser honesto, de ser mejor desde la línea de tiros libres", comentó el hijo de la leyenda, que juega en Charleston. En el baloncesto universitario han surgido varios casos del fenómeno. El último en aplicar el método ha sido Chinanu Onuaku, jugador de los Louisville Cardinals y de la selección sub-19 de Estados Unidos.

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Chinanu Onuaku, promesa de los Estados Unidos, ha sido el último en aplicar el método de la cuchara. Imagen vía FIBA

Muy pocos se han atrevido a probar con la cuchara para solucionar su esperpento desde la línea de 4,60. "A mí no me importa, aunque hay tipos que están perdiendo una gran oportunidad. Quizás piensan que es poco masculino, ya que antes las chicas lanzaban así", dice Barry. El último apodo popular para este lanzamiento es el tiro de la abuela.

Será antiguo, extraño, feo e incluso de mal gusto, pero el tiro libre de cuchara de Rick Barry podría rescatar los porcentajes de muchos jugadores de élite que meten menos de la mitad de sus tiros —véase el caso de Andre Drummond, con un mísero 35,4 por ciento, o el de DeAndre Jordan, que apenas mete un 43 por ciento—.

Es complicado que en el futuro alguien recupere el gesto, al menos en la NBA… pero si lo pruebas con los amigos seguro que les arrancarás alguna carcajada.

Sigue al autor en Twitter: @guillealvarez41