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Por qué UFC necesita una división femenil de 125 libras

La pelea de Valerie Létourneau y Joanne Calderwood en 125 libras puede no significar el nacimiento de una nueva división femenil, pero debería.
Photos by Josh Hedges/Zuffa LLC

El jueves UFC anunció que la exretadora al título de peso paja, Valerie Letourneau enfrentará a la escocesa Joanne Calderwood en UFC Fight Night: MacDonald vs. Thompson el 18 de junio en Ottawa, Ontario. Y el anuncio de "atracción especial en peso mosca" dejó claro que la pelea is as well as what is not.

"La pelea marca la primera pelea de UFC en la división femenil de 125 libras, pero no es el lanzamiento de una nueva división", decía el comunicado de prensa. "Los oficiales de UFC están analizando la posibilidad de inaugurar una división femenil peso mosca en el futuro, pero hasta ese momento o si la división se anuncia permanentemente, sigue habiendo dos divisiones femeniles (peso gallo y peso paja) y no se creará ranking para una categoría femenil de 125 libras".

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Es raro destacar la pelea entre Létourneau y Calderwood como un suceso importante para las 125 libras sin hacer énfasis en que no necesariamente es un presagio de lo que podría suceder, pero es consistente con el enfoque que ha tenido UFC en cuanto al MMA femenil hasta ahora. Recordemos que hace tiempo, teniendo únicamente divisiones masculinas, la idea de recibir a las mujeres en UFC se limitaba a las peleas que tenía Gina Carano en Elite XC. Luego, después de comprar Strikeforce, UFC le hizo espacio en el octágono a Ronda Rousey y al resto de la división de 135 libras. Después de una temporada en The Ultimate Fighter, se agregó toda una legión de pesos paja —incluyendo a Calderwood, con un récord de 10-1—. Con la llegada tan anticipada de Cristiane "Cyborg" Justino a UFC 198 el próximo mes ya no hay tantas restricciones para las mujeres en la promotora más reconocida.

El presidente de UFC invocó la idea de tener la división peso mosca femenil desde UFC 193, donde Leautorneau perdió por decisión unánime ante la campeona Joanna Jedrzejczyk. Y ojalá que Létourneau-Calderwood sea un ensayo para la división ya que sería un gran beneficio para las más de 50 peleadoras que forman parte de UFC y para aquellas que están por llegar.

Claro hablar sobre nuevas divisiones puede hacer que no muchos estén de acuerdo, que lo consideren como una manera de darle prestigio y significado a otro cinturón.

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Después de todo, podemos ver las muchas promotoras y variedad de divisiones que tienen tres libras de diferencia entre cada una en el boxeo. Pero mudarse entre divisiones, para bien o para mal, es un remedio común para la carrera de un peleador —por lo general es una manera de darle nueva vida a una carrera estancada o abrir una ventana de oportunidad después de perder ante un campeón dominante. Y aunque los peleadores a menudo hablan sobre perder mucho peso antes de la batalla —algunos incluso celebrándolo— tendemos a olvidar que el peso es más significativo en las divisiones más ligeras—.

La separación de veinte libras entre peso gallo y paja es muy grande como para cruzarla. Asumamos —aunque sea una suposición poco común— que una peleadora sube a la báscula en el mismo peso con el que sube al octágono. Una peso paja tendría que aumentar más del 17 por ciento de su peso para subir a las 135 libras —peso que no es mucho más del que un hombre tendría que aumentar para pasar de peso wélter a peso semicompleto. Incluso si la peleadora en cuestión lograra aumentar esas libras, lo más probable es que siguiera siendo una peleadora de menos tamaño lidiando con un déficit de rendimiento contra las peleadoras naturalmente más grandes en su nueva división. En 115 libras, no hay muchas peleadoras como Anthony Johnson con cuerpos preparados para bajar peso y subir a la báscula.

Mientras tanto, una peleadora peso gallo tendría que perder casi quince por ciento de su peso corporal para llegar a las 115 libras, una propuesta poco saludable considerando los trucos que usan los peleadores para perder peso. (La misma Létourneau lució desgastada en el pesaje previo a UFC 193). Tan sólo veamos a Jedrzejczyk y a cualquiera de las últimas tres campeonas de 135 libras. Claramente se notan las diferencias físicas en esas 20 libras.

Una división de 125 libras nos da una opción en medio, una concesión justa a raíz de la diferencia de 15 o 20 libras que existe en las divisiones masculinas más pesadas. Agregar una división sin sumar más peleadoras no sería perfecto, ya que probablemente las listas de 115 y 135 libras disminuirían, pero es diferente de agregar una división en los márgenes donde hay poco talento.

Mas allá de las divisiones femeniles que existen en UFC, Invicta FC —la liga que exporta talento y antiguo hogar de Calderwood— ya cuenta con una división mosca de la que podrían salir peleadoras para UFC. Y mas allá de lo práctico que sería agregarla, una división de 125 libras mandaría un mensaje significativo: el hogar para las mujeres en la promotora más grande sería más receptivo y un poco más grande.