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Conor McGregor quiere conquistar el mundo —y le falta poco para conseguirlo

Conor McGregor aseguró que iba a destruir su categoría, y de hecho entre los pesos ligeros solo le queda un gran rival. Aunque, incluso si vence a Aldo, ¿por qué debería detenerse ahí?
Photo by Zuffa LLC

El 12 de diciembre de este año, Conor McGregor tendrá la posibilidad de coronarse campeón de los pesos ligeros de las MMA en el evento UFC 194 de Las Vegas. En sus múltiples (e imprescindibles) apariciones mediáticas, el campeón de los pesos ligeros ha asegurado cosas como que "Las Vegas es una ciudad muy loca para joven campeón mundial multimillonario como yo" o que José Aldo, su oponente en el combate del UFC 194, no vio su pelea contra Chad Mendes porque "estaba debajo de su edredón".

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"Dije que iba a destruir la categoría de peso pluma… y de hecho no queda prácticamente nadie más [por vencer]", dijo McGregor. "En mi mente, estoy constantemente pensando en unificar y destruir: voy a unificar el cinturón y a destruir la categoría. Me llevaré por delante la división de pesos ligeros entera. Es justo ahí adonde me estoy dirigiendo en este momento".

Si hacemos caso a sus declaraciones, la ambición de McGregor no solo es dominar su categoría, sino subir y enfrentarse a luchadores más fuertes y pesados que él. Un luchador de MMA de alto perfil que quiere saltar de una división de peso a la siguiente suele ofrecer siempre una buena historia que contar. En el caso de Conor, es difícil saber si pretende un hipotético combate entre categorías —como el que siempre se anuncia y jamás se termina celebrando entre Georges St-Pierre y Anderson Silva— o si va en serio y quiere disputar una auténtica súper-pelea —uno de esos eventos tan extraordinarios como desgraciadamente poco comunes.

En los últimos tiempos, Conor McGregor ha hecho justo lo contrario a quedarse debajo del edredón. Imagen vía Monster.

McGregor es muy listo, esto no se puede negar. A pesar de que él nunca lo admitiría con micrófonos a su alrededor, sabe que le falta mucho trabajo por hacer en el peso pluma antes de que pueda decir realmente que "no queda nadie". En primer lugar, debe vencer contra el brasileño José Aldo el 12 de diciembre en el UFC 194. Que McGregor logre ganar con facilidad es una suposición bastante atrevida: Aldo llegará con por lo menos diez victorias consecutivas.

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Una vez superado ese escollo, McGregor debería enfrentarse al ganador del combate Chad Mendes vs. Frankie Edgar, que se conocerá en la final del Ultimate Fighter 22 que se disputará justo la noche antes del UFC 194. A pesar de que públicamente le desprecie, McGregor sabe que Edgar es un competidor de altura que lleva cuatro victorias seguidas y el cinturón de campeón de los pesos ligeros en su mochila. Una revancha con Mendes seria menos atractiva, pero las preguntas surgidas después del combate que les enfrentó son suficientes para alimentar la expectación. Incluso Max Holloway es un retador interesante: sus siete triunfos desde que McGregor le venciera en 2013 demuestran que ha mejorado como luchador en los últimos tiempos.

Le quedan, pues, muchos desafíos a los que hacer frente a McGregor en los pesos ligeros. No obstante, a pesar de sus afirmaciones sobre "destruir" la categoría, la elección de Conor de subir a la siguiente división quizás no sea realmente una elección… sino la única alternativa posible. La prohibición de usar sistemas intravenosos para rehidratar a los luchadores hará efecto el próximo mes y tendrá consecuencias directas: muchos grandes luchadores se verán obligados a subir de categoría de peso. Conor podría ser uno de ellos.

Cuando ves a McGregor, te das cuenta de que es un peso pluma lo suficientemente grande desde el punto de vista físico como para estar en el límite de su categoría. Si tras perder el peso sobrante para combatir no puede recuperar la vitalidad rápidamente, ¿cómo puede esperar rendir al nivel adecuado? Sencillamente deberá aceptar las circunstancias y empezar a luchar sistemáticamente con los mayores.

"¡Miradme, grabadme, hacedme fotos!". Imagen vía Monster.

Pero subir de categoría también podría tener un beneficio que va más allá de la mejora en el bienestar de McGregor: aun suponiendo que no todos los luchadores que utilizan el sistema intravenoso huirán a la categoría welter, parece claro que habrá muchos que no tendrán más remedio que hacerlo. Esto llenaría la categoría de nuevas posibilidades. Imaginaos un espectáculo con McGregor frente a Rafael Dos Anjos o Donald Cerrone. Imaginaos la revancha contra Joe Duffy, la última persona que mandó al irlandés a la lona. En lugar de anuncios imposibles que tratan de convencernos de que un desconocido representa la prueba más dura a la que Conor haya tenido que hacer frente hasta la fecha, el público podría disfrutar de interesantes choques entre McGregor y rivales de su misma altura.

Frente a los medios de comunicación, McGregor mencionó otra hipótesis de futuro mucho menos alentadora: "Me encanta esta vida", dijo. "Es muy importante que no me olvide de eso nunca, pero hay días en los que pienso, 'joder, todo esto me da asco, me piro y lo mando todo a la mierda'. A lo mejor un día me iré de verdad, sin decir nada a nadie. Solamente me iré a otro sitio".

Afortunadamente para las MMA, es difícil imaginar que la retirada de McGregor esté próxima. Por desgracia, algún día llegará, pero hasta entonces aún quedan muchos rivales por vencer y muchos interrogantes por resolver en el mundo de las artes marciales. Conor aún no ha conquistado el mundo… aunque, todo sea dicho, le falta poco por lograrlo.