Gente de La Habana: Namibia Flores, campeona sin corona

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Gente de La Habana: Namibia Flores, campeona sin corona

Quien se asome al gimnasio Rafael Trejo y mire su humilde ring, tapado por un techito de zinc, tal vez no pensaría que es cuna de campeones. Pero lo es: nacionales, olímpicos, mundiales.

Quien se asome al gimnasio Rafael Trejo y mire su humilde ring con suelo de tablas, tapado por un techito de zinc a través del cual se filtra el agua, tal vez no pensaría que es cuna de campeones. Pero lo es: nacionales, olímpicos, mundiales. Dos de los más grandes que entrenaron aquí, Teófilo Stevenson y Félix Sabón, despertaron alguna vez la admiración de una pequeña niña que veía sus combates por televisión.

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Hoy esa niña ya creció, se llama Namibia Flores, y es la boxeadora más famosa de Cuba.

Namibia tiene pelo frisado, músculos ligeros, un tatuaje de la isla de Cuba en el hombro derecho. Le pusieron Namibia porque nació la misma semana en que se independizó Namibia, el país. Mujer y tierra comparten la edad: 40 años.

Desde hace una década, Namibia se despierta cada mañana con una convicción en mente: ser la mejor boxeadora del país. Y lo ha logrado. Sale de casa con su mochilita y toma rumbo hacia el gimnasio Rafael Trejo ("mi segunda casa, mi segunda familia"), donde su entrenador la somete al mismo régimen de combate y ejercicio que a cualquier varón.

Su devoción y tenacidad no le han traído las recompensas esperadas: sus colegas

han competido en los Juegos Olímpicos, se han alzado en los podios. Han vuelto a casa con medallas de oro. Ella no.


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Pero la culpa no es suya: hace casi sesenta años, una funcionaria de gobierno decidió que las mujeres cubanas no debían boxear y la disciplina se borró de las listas de deportes nacionales. Hoy la restricción sigue en pie, y aunque nadie le impide a Namibia entrenar con tenacidad ni dejar el sudor y la sangre en los combates de práctica, la prohibición de 1960 no le permite competir oficialmente.

Visito a Namibia un lunes por la mañana: ahí atestiguo sus puños como dos pistones, sus tenis Asics rebotando en las tablas. Cuando Nandro, el entrenador, grita "¡tan! ¡tan! ¡tan!", una docena de boxeadores cambian de flanco con sincronía marcial. En una práctica en el ring, veo cómo Namibia mide la distancia entre sus puños y su sparring. De pronto conecta un golpe directo a la cabeza de Alex y el sudor salpica hasta el ringside.

"Para todos los que me conocen, he demostrado ser una campeona sin haber peleado", dice Namibia.

Si le dan la oportunidad, se lo demuestra al mundo también.

ANTITURISTA es una colaboración entre VICE e Interjet. Viaja a Cuba y piérdete en el goce.