Rafa Nadal y Eugenie Bouchard cuentan qué motiva a un grande del tenis
Photo: EPA/Tatyana Zenkovich

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sobreponerse a los miedos

Rafa Nadal y Eugenie Bouchard cuentan qué motiva a un grande del tenis

Rafael Nadal y Eugenie Bouchard llegan a Wimbledon con un mar de dudas a su alrededor. ¿Qué motiva a dos jugadores tan diferentes y en momentos opuestos de sus respectivas carreras?

Toda una vida de experiencias te cambia. De eso no hay duda. El punto de vista de una persona que está en la cima de la montaña y que domina el panorama desde allí es muy distinto al de la persona que está abajo, mirando hacia el cielo. Y, a pesar de ello, los miedos y los anhelos muchas veces serán iguales estés en la cúspide del monte o en lo más bajo del valle.

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Rafael Nadal y Eugenie Bouchard dominan esa montaña, de pie en los extremos opuestos. Nadal tiene 29 años, ha ganado 14 Grand Slams y su nombre figura en el 'Hall of Fame' de los mejores jugadores de todos los tiempos. Bouchard tiene 21 años y conoció la grandeza por primera vez después de alcanzar la final de Wimbledon el año pasado. Recientemente fue nombrada por la revista SportsPro como la atleta más rentable del mundo.

Nadal y Bouchard son dos de las figuras más destacadas de esta edición del torneo de Wimbledon. Ambos encarnan esa grandeza —y vulnerabilidad— que difícilmente experimentaremos si no somos deportistas de élite.

"Tuve que aceptar que que había otro jugador que estaba jugando mejor que yo en ese momento, y punto", dijo Nadal a los periodistas sobre la aceptación de su derrota frente a Novak Djokovic en los cuartos de final del torneo de Roland Garros, un campeonato que Nadal ha dominado con mano de hierro durante una década. "Para mí, la vida continúa y mi carrera también", prosigue el manacorí.

"Mentalmente, me siento fuerte. Tengo la motivación de estar de nuevo en mi mejor forma. Después de lo que pasó en Roland Garros, tengo la oportunidad de ganar un nuevo título. Esta es una muy buena noticia para mí, ¿no?"

Nadal ha tenido problemas de confianza en sí mismo este año después de sufrir otra lesión. El cuerpo le ha fallado en los últimos tiempos: rodilla, espalda… El mallorquín ha caído hasta el número 10 del ranking mundial, y algunos analistas se han preguntado si de verdad un luchador profesional como Nadal puede convivir con eso.

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¿Desaparecerán sus ansias de ganar ahora que ya lo ha ganado todo?

Nadal mordiendo el trofeo de Wimbledon. Foto de Tatyana Zenkovich, EPA.

Aquí, la respuesta es corta: "no". Rafa Nadal no se cansará. Lo asegura con total convencimiento, aunque repite que la mera voluntad no es suficiente como para seguir arriba: "He ganado bastante en mi vida, 14 Grand Slams no me parecen nada mal, pero no sé si podré disputarlos todos siempre".

Nadal prioriza jugar el tenis al más alto nivel posible, más que intentar llevarse los trofeos que vienen con él. Por supuesto, esto suena más fácil para un jugador que ya tiene 14 Grand Slams y que todavía puede ganar más: pero a la vez, es honesto con el propio deporte.

Bouchard, por su lado, fue aclamada por parte de todos como la gran promesa del tenis femenino gracias a sus triunfos del año pasado. En apenas 365 días le han pasado muchas cosas —y muy deprisa. La vimos perder en Wimbledon frente a Petra Kvitova; la vimos destruyendo a la pobre Melanie Oudin, que había llegado de la nada hasta los cuartos de final del U.S. Open.

Ni Oudin ni la propia Bouchard estaban preparadas para manejar todo lo que vino con el éxito repentino, especialmente en un entorno profesional donde la presión es máxima. Los medios observan cada mínimo movimiento que hacen los atletas: eso es lo que Bouchard no tiene más remedio que aguantar ahora mismo.

"Sí, sentí un cambio el año pasado, en parte dentro de mí y en parte fuera. De repente recibí muchas atenciones para las cuales quizás no estaba preparada", aseguró la joven tenis en marzo durante el torneo de Indian Wells. "Noté vagamente que algo estaba cambiando. Sin embargo, intento no fijarme demasiado en la presión que los demás me imponen, sino en la que yo me doy a mí misma, que ya me parece más que suficiente".

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Bouchard cambió de entrenador en noviembre después de mucho tiempo con Nick Saviano. Fue una decisión curiosa, dado que había sido elegida como tenista revelación de 2013 y mejor jugadora de 2014 después de haber alcanzado no solamente la final de Wimbledon, sino también las semifinal de los Opens de Francia y de Australia. Durante ese tiempo, la canadiense había ascendido en el ranking mundial hacia la quinta posición.

Eugenie Bouchard en un partido frente a Simona Halep. Foto de Tatyana Zenkovich, EPA.

Pero las cosas cambiaron para Bouchard después de la final de Wimbledon. Kvitova la ganó muy fácilmente: la desintegró, de hecho, porque la checa es una jugadora potente. Muy potente. Bouchard pareció haber encajado mal el golpe: la canadiense se dio cuenta de repente de que su juego necesitaba un poco de variedad. Como dijo John McEnroe, siempre hace falta tener un plan B.

El nuevo entrenador de Bouchard, Sam Sumyk, ha tenido un gran éxito en el pasado con Victoria Azarenka, a quien ha ayudado a conseguir dos grandes títulos y a alcanzar el primer puesto en el ranking mundial.

"[Bouchard] solo tiene que hacer una cosa: creer que es la mejor y sacar toda su ira, su arrogancia y su fuerza", dijo la legendaria ex jugadora Chris Evert sobre la tenista canadiense. "Nos hemos dado cuenta escuchando las conferencias del año pasado de que el tono es completamente diferente. Ahora no tiene la misma confianza que tenía entonces, pero aún puede recuperarla. Al fin y al cabo, solo ha pasado mal los últimos seis meses. No estamos hablando de los últimos dos años, sino solamente de seis meses."

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Bouchard ha perdido muchos partidos de primera ronda en este año —pero también los había perdido en años anteriores. La tenista de Montreal ha demostrado ser un poco inconsistente en los partidos de fuera de los Grand Slams del año pasado —como todos los grandes jugadores pueden ser. Bouchard, sin embargo, ha visto lo fácil que es perder el control y la confianza en ti mismo; y sobre todo, se ha dado cuenta de lo complicado que puede ser recuperarlos.

Hace un par de semanas, Nadal estaba hablando justamente de su propia falta de confianza. Tanto el manacorí como la canadiense tendrán que superar sus medios.

Uno de los dos lo ha logrado todo en el mundo tenis; la otra está podría hacerlo en un futuro próximo. Será importante que ambos mantengan la mente fría y no pierdan de vista que los baches empiezan justo en el comienzo del camino… pero acompañan al escalador hasta la cima de la montaña.