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Rio 2016

Dos yudocas competirán en el equipo olímpico de refugiados

Estos dos atletas tienen grandes planes para Rio 2016.
Foto por Alex Ferro - Rio 2016

Un joven que de niño sufrió la pérdida de su familia por la guerra más violenta en su país y una mujer que de adolescente era obligada a ganar campeonatos para sobrevivir tienen un deseo en común: representar a los refugiados en el pódium olímpico. Popole Misenga, de 23 años y Yolande Mabika, de 28, son dos jóvenes yudocas de la Republica Democrática del Congo que fueron seleccionados entre 43 posibles candidatos, para participar en el equipo de refugiados en Río 2016.

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Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) existen alrededor de 43 millones de personas refugiadas, y éste año será la primera vez que serán representados por un equipo Olímpico. El equipo estará conformado por diez deportistas que tuvieron que cumplir diferentes requerimientos como marcas mínimas, calidad de refugiado, entre otros aspectos para ser elegidos.

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El camino para ambos fue difícil y agotador. A los seis años de edad, Popole Misenga fue víctima de la guerra civil más sangrienta en su país, que se llevó a más de cinco millones de personas, entre ellas su madre y hermano. Cuando se encontraba sin familia ni rumbo, el deporte fue una salvación inesperada. "Cuando eres niño necesitas tener una familia para que te diga qué hacer o qué no hacer en la vida y yo nunca tuve una. El yudo me dio disciplina, serenidad y dirección, es una gran parte de mi vida".

Yolande Mabika recuerda poco de su niñez en Bukavu, la ciudad más violenta del Congo. Huyó sola de su ciudad destrozada por la guerra y fue rescatada por un helicóptero que la llevó a la capital Kinshasa a un centro de refugiados de la UNICEF, donde comenzó a practicar yudo. "El yudo jamás me dio dinero suficiente para vivir, pero me dio un corazón fuerte. Cuando fui separada de mi familia lloraba mucho. Empecé a practicar yudo y mi vida comenzó a mejorar".

Yolande y Popole recibiendo clases de portugués antes de participar en Rio 2016. Foto vía COI.

Tanto Yolande como Popole sufrieron un régimen severo y exagerado por parte de sus diferentes entrenadores en el Congo, obligándolos a ganar en cualquier competencia, de lo contrario eran castigados y no recibían pago alguno. En el año 2013 se celebró el Campeonato Mundial de Yudo en Brasil, el cual les cambiaría la vida a ambos. No por un triunfo, sino por la decisión que tomaron de abandonar la selección de yudo y huir del hotel para no regresar jamás a ese régimen autoritario. Después de buscar hogar, tener algunos trabajos informales y vivir en situaciones difíciles, pudieron obtener su estado de refugiado ya que el país sudamericano los acogió y les dio toda la preparación y alimentación necesaria para que pudieran continuar con su carrera deportiva.

"El equipo de Atletas Olímpicos Refugiados nos sirve de gran inspiración. Su participación en las Olimpiadas es un tributo al valor y la perseverancia de todos los refugiados para superar las adversidades y construir un futuro mejor para ellos y sus familias", declaró el Alto Comisionado de la ONU Filippo Grandi.

Parecería que el destino tiene planes importantes para estos dos guerreros del tatami. Durante el próximo agosto, Río 2016 puede ser una oportunidad para alcanzar un dan al que nunca nadie ha llegado y poder demostrar que el deporte puede, sin duda, ser el salvavidas de un refugiado.