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Revolucionarios: Michel Platini y "Les Bleus" en la Eurocopa del 84

En la actualidad, Michel Platini es un nombre asociado a los casos de corrupción de la FIFA, pero en el pasado llegó a ser el niño dorado de Francia. De todos sus logros, la Euro del 84 es la más significativa.
Platini celebrates France's triumph // PA Images

Conforme inicia el ignominioso crepúsculo de su carrera, Michel Platini ha adquirido el perfil del Napoleón del futbol. A pocos días de cumplir 61 años, Platini cada vez más se parece a la versión despeinada de Le Petit Caporal en sus últimos años. Es temido a la defensiva de su legado, lanzando latigazos a la miríada de enemigos cambiantes mientras se dobla ante el incesante peso de sus ataques. Al igual que Napoleón, su imperio colapsó a su alrededor. Al igual que Napoleón, ha sido condenado a vivir el resto de sus días en exilio, despojado a la fuerza de su silla de poder.

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A diferencia de Napoleón, no hay algo heroico en la forma en que Platini fue destronado. Aunque sus antecedentes históricos mantuvieron su galantería y gracia hasta el último, su carrera como uno de los principales administradores de la FIFA ha sido arrastrada por el suelo. Ha sido mancillado con la impureza de un escándalo de corrupción, problemas fiscales, multas, sanciones y una larga prohibición del futbol. Finalmente, fue obligado a renunciar como presidente de la UEFA en mayo de 2016, luego de una fallida apelación en contra de su suspensión por "infracciones de ética" después de recibir un pago de 1.25 millones de libras por parte de Joseph Blatter.

Imagínate a Platini con un sombrero bicorne y ahí tienes a Napoleón // EPA Images/Walter Bieri

Un panel del Tribunal de Arbitraje Deportivo "no estuvo convencido por la legitimidad del pago", un veredicto que Platini describió como "una profunda injusticia". Luego de la decisión inicial del comité de ética de la FIFA en diciembre de 2015 para vetarlo del futbol, Platini llamó al proceso "una mera farsa". Es este tipo de quejas semi-trágicas en contra de su propia pérdida de poder que ilustra el toque final de la personalidad de emperador del ex futbolista francés. Conforme se indigna por la injusticia de todo, al tiempo que grita contra el viento, su poder decae inexorablemente.

Todo era tan diferente apenas tres décadas atrás. Al verlo ahora, pocos se imaginarían que el hinchado y desbancado Michel Platini del presente alguna vez encabezó la era dorada del futbol europeo y fue el niño de oro de Francia.

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En el abrasador verano de 1984, Platini era un joven de 29 años. Era fácilmente reconocible por sus prominentes cejas y su abultado cabello negro rizado. Un año antes había ganado su primer Ballon d'Or, luego de inspirar a la Juventus a ganar la primera Copa Europea de su historia. Ampliamente considerado el mejor mediocampista ofensivo del planeta, había ganado su fama como un jugador completo en Nancy y Saint-Étienne antes de conquistar el continente con los Bianconeri. Pero tendría que enfrentar un nuevo desafío.

Francia estaba lista para albergar la Eurocopa. La selección francesa nunca antes había ganado la competición y, con la presión de ganarla por jugar en casa, el peso de las expectativas recaía sobre los hombros de Platini.

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La década de 1980 fueron tiempos febriles para Francia. El gobierno socialista de François Mitterrand había introducido un paquete de reformas progresistas con el propósito de crear una sociedad francesa más cohesiva, sin embargo, la situación económica era frágil y el desempleo estaba a la alza. La Euro del 84 representó la perfecta oportunidad para hermanar al país, mientras distraía a su pueblo del malestar nacional que se aproximaba. Había una inmensa presión para Les Blues, y las actuaciones de Platini —como capitán y talismán del medio campo— serían cruciales para su éxito.

Desde el comienzo de la década, la creciente asociación de Platini con sus compañeros mediocampistas —Alain Giresse, Luis Fernández y el nacido en Sudán, Jean Tigana—, había sido apodada "el cuadrado mágico" ("carré magique") por la prensa francesa. Tácticamente, los cuatros servirían de base para entrenadores y dirigentes mucho después de que colgaran los botines. Mientras que Fernández jugaba como mediocampista defensivo —protegiendo a los cuatro de atrás conformados por icónicos defensores como Patrick Battiston y Maxime Bossis—, Tigana era un todo terreno y Giresse un creativo supremo. Cada uno contribuyó a su escuadra algo invaluable pero, a pesar de sus talentos individuales, ninguno estaba al mismo nivel del hombre al que los medios apodaban "Le Roi", "El Rey".

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Mientras que sus compañeros se lucían en sus propias posiciones, Platini lo hacía en todas partes. Era creativo, podía pasar el balón por toda la cancha, y tenía la habilidad para terminar las jugadas. Era un hombre que motivaba, un líder en la cancha y un imán que atraía la adoración de las gradas. Era un especialista para la táctica fija, y sus tiros libres y penaltis eran imponentes en todas ocasiones. Además de todo esto, era un goleador prolífico. Sus goles llevarían a Francia hasta la final del torneo, y serían los encargados de demoler a la oposición ocasión tras ocasión.

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Francia arrancó su campaña un 12 de junio, compartiendo un grupo engañoso con Dinamarca, Bélgica y Yugoslavia. Su primer encuentro se dio una tarde bochornosa en el Parc des Princes, donde "Les Bleus" apenas lograron sacar ventaja sobre un equipo danés que incluía al prodigio Allan Simonsen y a un joven Michael Laudrup. Con el partido empatado a cero cerca del minuto 80, la grada de París empezó a desesperarse. Entonces, luego de un gran trabajo de Tigana sobre la banda derecha, un tumulto al filo del área grande le cedió el balón a Platini.

Conectó el balón para anotar su primer gol de la competición. Corriendo descontroladamente hacia el banderín de la esquina, "Le Roi" celebró como todo un rey.

Luego de comandar a Francia hacia la victoria el día inaugural del torneo, Platini procedió a liderar sus tropas a una racha de emocionantes triunfos. Este era Napoleón en su invencible esplendor, conquistando Europa un país a la vez. Francia se enfrentó a Bélgica en Nantes, donde Platini anotó tres goles sin mayor esfuerzo en la paliza de 5-0 sobre sus desafortunados vecinos. Su primer gol, tan sólo después de cuatro minutos, se dio después de que burlara a varios jugadores belga antes de colar el balón en la red. El resto del partido fue característico de Platini, ya que su gallardía y confianza se ganaron la admiración de muchos en toda Europa.

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Francia se enfrentó a Yugoslavia en el tercer y último juego de fase de grupos. Platini anotó su quinto gol de la Euro con su pie izquierdo, su sexto con un brillante cabezazo, y su séptimo con un tiro libre con efecto cobrado con la parte interna de su pie derecho. Su triplete perfecto ejemplificó su contribución con el equipo. Yugoslavia los presionó, pero los anfitriones llegaron a la segunda fase con tres victorias en su historial. Todo era posible con Platini al frente.

Le tomó dos horas completas a Francia superar a Portugal en las semifinales, pero lo lograron. En tiempo regular, el partido terminó 1-1, antes de que el delantero portugués Rui Jordão pusiera a los anfitriones al borde de la eliminación. Jean-François Domergue anotó el empate en el minuto 114, y parecía que el juego se iría a los estresantes penaltis. Sin embargo, Platini tenía otros planes. Majestuoso como siempre, se echó el juego al bolsillo con un minuto en el reloj gracias a un recorrido desgastante de Tigana y una sublime definición entre tres defensores portugueses.

De esta forma Francia llegaba a la gran final, la última batalla hacia la grandeza. Se enfrentaron a España en el calor abrumador de finales de junio en el Parc des Princes, el lugar donde todo había comenzado unas semanas atrás. Luego de una tensa primera mitad, un preciso tiro libre de Platini se coló entre los brazos del portero español Luis Arconada. "Le Roi" se hincó con sus brazos extendidos. Había llegado, visto, y vencido una vez más.

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Francia ganaría 2-0 sumando su segunda anotación de parte de Bruno Bellone, pero el partido había sido de Platini. Platini alzaría el trofeo, y le plantaría un beso solitario sobre su superficie plateada antes de levantarla al cielo. Aún posee el récord de más goles en Eurocopas, a pesar de que sólo participaría en la edición de 1984. Había anotado nueve ocasiones durante la duración de la campaña de Francia, y le aseguró al equipo una victoria de cada una de las ocasiones.

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La escuadra francesa que ganó la Euro del 84 cambió al futbol irreversiblemente. Desde entonces, los entrenadores buscan emular el perfecto balance de aquel medio campo. El carré magique fue esencial para el desarrollo de la unidad moderna de mediocampistas, mientras que su determinación para recuperar el balón en territorio contrario y su velocidad para desplegarse al frente influyó a algunos de los mejores equipos de la historia, tanto a nivel de clubes como a nivel selección.

Si hay algo que nadie ha podido emular es la influencia personal de Michel Platini. El torneo lo convirtió en un ícono del futbol francés, el estándar con el que todos serían medidos. Se volvió parte intrínseca de la psique nacional. Había logrado que todo el país se sintiera orgullos, y cambió la forma en que Francia veía al futbol.

Platini es premiado por el entrenador francés Michel Hidalgo // PA Images

Si la Euro del 84 fue el logro de la coronación de Platini como jugador, también fue la base sobre la cual su carrera como administrador, burócrata y plutócrata se construyó. Utilizó el romance de sus días en la cancha para cultivar su imagen como el heredero natural a la presidencia de la UEFA, y a partir de ahí, se enredó en las controversias que significaron su ruina. La Eurocopa del 84 le aseguró su lugar en la consciencia global, y explotó su fama para efectos despiadados.

Y así es como el niño de oro de Francia se convirtió en el sinónimo de corrupción en la FIFA. Napoleón fue demasiado ambicioso, y con lo único que se quedó fue con un recuerdo distante de la gloria.

@W_F_Magee