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diez preguntas

Diez preguntas que siempre has querido hacer a un hooligan

“Cuando vi que algunos amigos empezaron a juntar contenedores para prenderles fuego, supe que iba a ser un largo día”.

La imagen de arriba no muestra a la persona entrevistada en esta pieza.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Grecia .

El hooliganismo, como el racismo o el electro-swing, es algo que imaginarías que la humanidad podría haber superado a estas alturas. Pero aquí seguimos.

Aunque la violencia organizada entre los fans pudo haber alcanzado su punto álgido en Gran Bretaña  a finales de los años 80, todavía es bastante común ver a individuos corpulentos golpeándose las cabezas solo porque apoyan a equipos diferentes. Tomemos, por ejemplo, la batalla en Marsella entre los dos titanes del hooliganismo —Rusia y Gran Bretaña— durante la Eurocopa 2016.

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En Grecia, la violencia organizada entre los fans del fútbol comenzó a aparecer durante los años 80 y tuvo  su "época dorada" en los años 90. Una de las personas que se involucraba en estos disturbios cada fin de semana era Niko, un seguidor del  PAOK Salónica. Lo conozco desde hace años y nunca he entendido esa faceta suya. Tampoco le he preguntado nunca sobre eso, así que decidí sentarme con él para hablar sobre cómo es causar caos y destrucción por pensar que tu equipo de fútbol es bueno y los otros una mierda.

VICE: ¿Recuerdas la primera vez que te metiste en problemas por ser un seguidor del PAOK?
Niko: Fue en la secundaria, con un "marciano": así llamamos a los fans del Aris Salónica FC. Empezamos a pelear por los equipos de baloncesto de ambos clubes, porque en ese entonces el Aris era el único equipo rival del PAOK en ese deporte. No recuerdo exactamente cómo llegamos al punto de liarnos a golpes. Solo sé que más tarde él se convirtió en un "anchoa", un seguidor del Olympiakos.

¿Alguna vez has pensado en lo inútil que es dar hostias y provocar tanto daño solo porque tu equipo está enfrentando a un rival?
Bueno, sí. A veces lo hago, especialmente cuando estoy fuera del contexto del partido, como en una tienda o en un bar. Me han atacado mientras tomaba algo con amigos. Fue una estupidez. No fue tan malo al final porque pude explicarle al tipo que me atacó que el bar no era el lugar adecuado para pelear; le dije que lo dejara para un partido. En general, participar en este tipo de violencia es una forma de liberación para mí, pero solo si ocurre en el lugar y momento precisos.

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¿Por qué te involucraste en esta escena?
Cuando era más joven, mi padre me llevó a un partido de nuestro equipo local, el PAOK. Estábamos en las gradas. Hasta ese momento, no tenía ni idea de que existía una afición como esa. Me conquistaron con su energía, sus porras, todo el ambiente me puso la piel de gallina.

¿Qué es lo peor que le has hecho a un fan de un equipo rival?
Lo peor que puedo recordar ocurrió una noche, cuando fui a tomar algo con un amigo. De repente, dos grupos de fans rivales aparecieron y comenzaron a cantar. Encendieron bengalas, y yo no sabía lo que estaba pasando hasta que un tipo me golpeó y caí al suelo. Cuando me levanté, vi que mi amigo estaba tirado, y cuatro personas lo estaban golpeando y pateando. No pensé. Solo cogí una botella de cerveza vacía y corrí hacia ellos.

Pero justo antes de llegar, el tipo que me dio el puñetazo apareció delante de mí, y yo inmediatamente le reventé la botella en la cabeza. Le tuve que dar dos golpes, con fuerza, ya que la botella no se rompió la primera vez. Él estaba empapado en sangre, y yo me quedé helado por un segundo. Después de eso, mi amigo y yo nos fuimos porque el dueño del bar había llamado a la policía. Lo extraño es que al día siguiente ese mismo tipo encontró mi número y me llamó para disculparse por todo. Así es como terminó el asunto. Fueron buenos tiempos.

¿Alguna vez te han dado una paliza grave?
Me han golpeado y yo he golpeado a otras personas, pero nunca con armas, siempre con mis puños. Aunque, pensándolo ahora, el cuerpo puede ser un arma terrible. Alguien me dio un cabezazo una vez y me rompió la nariz.

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¿Puedes salir o tener algún tipo de relación con alguien que apoya a otro equipo, o eso siempre acaba en sangre y lágrimas?
Sí, claro que es posible. Cuando me encuentro con gente que disfruta de la misma música que yo, por ejemplo, realmente no me importa a qué equipo apoyan. Nos molestamos un poco mutuamente si pierde su equipo o el mío, pero eso es lo más lejos que llega el asunto. Estoy casado con una seguidora de Olympiakos, pero ella no se involucra. Solo dirá que su equipo es y siempre será el mejor. Si ella ve que yo he caído en la trampa, dejará las cosas ahí.

Digamos que estás en una gran pelea entre los seguidores de tu equipo y los del rival, y de repente ves a un amigo que apoya al otro club, ¿qué harías? Bueno, afortunadamente, eso no ha sucedido todavía. Es verdad que tengo amigos que apoyan a otros equipos, y supongo que mi reacción dependería de lo que ellos hicieran. Sería complicado, por supuesto

¿Cuál es el daño más extremo que has causado?
Creo que debe haber sido una vez que nuestro grupo y yo fuimos en busca de un tipo que había buscado problemas con un joven de nuestro grupo. Se suponía que debía estar en el bar, pero cuando llegamos ahí no lo encontramos. En vista de que ya estábamos allí, destrozamos el bar de todos modos.

¿A cuáles de tus enemigos jurados odias más?
Los peores —en mi opinión— son los marcianos [seguidores del Aris Salónica FC]. No se puede confiar en ellos, son unos habladores. Después de ellos, las anchoas [seguidores del Olympiakos], definitivamente.

¿Cuál fue tu día más loco como fan del fútbol?
Un día, después de haber visto un partido del PAOK, fuimos de Salónica a Trikala para ver jugar al equipo de baloncesto del PAOK, a sabiendas de que no nos iban a dejar pasar. Cuando llegamos y vi que algunos amigos estaban juntando contenedores para prenderles fuego, sabía que iba a ser un largo día. Hubo enfrentamientos con la policía; creo que duraron como dos horas. Destruimos por completo el centro de la ciudad. Recuerdo que estaba allí de pie, en medio de toda esa gente, bares y cafés, lanzando macetas a todo y a todos.