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Donovan Bailey contra Michael Johnson y la carrera más grandiosa que nunca ocurrió

En el 20 aniversario de la carrera entre Bailey y Johnson, echamos un vistazo a todo lo que rodeó a la carrera de 150 metros que debía nombrar al hombre más rápido del planeta.
Fotografía de Bill SIkes/AP vía The Canadian Press

En los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, Donovan Bailey corrió los 100 metros planos en 9.84 segundos para establecer el récord mundial y convertirse en el primer canadiense en ganar oro desde que Percy Williams logró la hazaña en los Olímpicos de 1928 en Ámsterdam. Bailey tocó la cima en su carrera como velocista; se había adueñado del título del hombre más rápido del mundo. "Definitivamente no había discusión", comentó recientemente Bailey para VICE Sports. "Sentí que no necesitaba ganar algo más. Lo había logrado en Atlanta. Desde mi perspectiva, y para la mayoría del mundo, no existía argumento para negarlo".

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Sin embargo, dicha mayoría no incluyó a la cadena NBC y otras televisoras de los Olímpicos, las cuales celebraron el récord mundial de Michael Johnson en los 200 metros planos para hombres y la marca olímpica en los 400 planos, y además señalaron que su máxima velocidad en la primera competición había sido mayor a la de Bailey en los 100 metros planos. Johnson, argumentaban, había roto un récord mundial con más duración que el de Bailey y por un margen mayor que el récord anterior.

"Bailey se sintió menospreciado por la doble presea dorada de Johnson, por su carisma y el ambiente acogedor de Atlanta", rememora el presentador Bob Costas para VICE Sports. "Es comprensible".

Para los canadienses, quienes habían tenido que soportar la carrera de Ben Johnson que estableció el récord mundial y su subsecuente descalificación en los Olímpicos de 1988, les pareció un desaire que el título de Bailey como el hombre más rápido de la Tierra no fuese unánime. Mark Lee, en ese entonces presentador de CBC, opina lo mismo. "Hubo mucha controversia en Canadá por el trato que los estadounidenses le dieron al récord de Donovan Bailey", comentó Lee para VICE Sports.

"La raza humana siempre ha reconocido al ganador de los 100 metros planos, y no el de 200 o 400 metros, como el hombre más rápido del planeta".

[Video de la carrera Johnson-Bailey vía CBC]

Hubo demasiado debate alrededor de Bailey y Johnson y ese título, por lo que varios empezaron a creer que sería buena idea organizar una carrera entre los dos. Finalmente, Magellan Entertainment Group alzó la mano para financiar el evento. Se llevaría a cabo el 1 de junio de 1997 en el Sky Dome de Toronto. La carrera sería un mano a mano de 150 metros planos, ambos participantes ganarían 500 mil dólares, más un millón adicional para el ganador de la carrera.

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Dan Pfaff, entrenador de Bailey, recuerda haber sentido más estrés para esta carrera que para los Olímpicos. "Había muchas variables que no podíamos controlar", rememora en su charla con VICE Sports. "Era una distancia que no habíamos corrido antes oficialmente. El ganador se llevaba todo. Había una gran cantidad de dinero. Corríamos en casa. Había tantos factores en juego que no sabía si valía la pena tomar el riesgo".

Bailey lo tomó como una oportunidad para representar a su país en su tierra natal, y entregarle a Canadá su propia versión de los Juegos Olímpicos. "Jamás, nunca, me preparé tanto para una carrera como la de aquella vez", dijo Bailey. "Me eché a Canadá a los hombros".

Bailey inclinó su cuerpo, se concentró para correr la curva —algo que no tenía que hacer entrenando para los 100 metros planos— y comenzó a practicar corriendo distancias de hasta 250 metros contra los 50 que solía correr en los entrenamientos. Johnson, quien no respondió las diferentes invitaciones extendidas por VICE Sports para entrevistarlo, se concentró en mejorar sus salidas y cambió la hora de sus entrenamientos, de acuerdo con su agente Brad Hunt.

"La mayoría de las veces, los velocistas de clase mundial no alcanzan su mejor forma hasta mediados o finales del verano", dijo Hunt. "Fue un esfuerzo para llevar a otro nivel el entrenamiento que solía hacer para una carrera de campeonato y estar listo en junio".

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Johnson. Foto por Richard Mackson-USA TODAY NETWORK

El mano a mano era un formato único para el espectáculo de atletismo, pero antes de la carrera varios factores amenazaban con cancelar el evento. Magellan —cuya experiencia previa se debía en su mayoría al campo de los seminarios de motivación personal—tuvo problemas financieros y solicitó al empresario Edwin Cogan un rescate de un millón de dólares para poder pagarle a Bailey y Johnson.

Cuando ambos velocistas llegaron al Sky Dome para revisar la pista se quejaron del escenario. Roland Muller, el arquitecto encargado por la compañía Mondo para diseñar la instalación alrededor de la pista, tuvo el reto de convertir un estadio de beisbol en una pista de 150 metros. Sin el espacio suficiente para construir una pista derecha de 150 metros, Muller se inventó una curva de 75 metros y una recta con la misma distancia. "Intentamos construir una curva tan ancha como fuese posible", Muller comentó para VICE Sports. "Para los grandes velocistas, entre menos pronunciada sea la curva más fácil les resulta correr. Querían una curva los suficientemente ancha, ese fue el verdadero reto del diseño".

Johnson, quien correría en el carril externo, creía que recorrería una distancia mayor que Bailey basado en el diseño geométrico de la pista. Bailey solicitó que la distancia de la pista se extendiera, y se molestó tanto que presentó una queja escrita antes de la carrera porque, según él, estaba a punto de correr "bajo coacción mental". A pesar de las quejas de ambos equipos, después de meses de entrenamiento, especulaciones, y una posible cancelación, el escenario estaba listo para los dos atletas más rápidos de planeta.

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Con más de 30 mil fans en el Sky Dome, y más de 600 miembros de la prensa cubriendo el evento, la carrera tenía la sensación de una pelea de pesos completos en el boxeo. Ambos equipos tenían la certeza de ser los favoritos. Antes de la competición, Pfaff había hecho algunos análisis, y presentía que Bailey ganaría si se imponía en los primeros 50 metros. Hunt recuerda a un Johnson confiado y relajado antes de la carrera, y creía que los primeros 50 m determinarían al ganador.

"Así es como se vivió la expectativa", dijo Hunt. "¿Qué pasaría en los últimos 50 metros? ¿Podría el corredor de 100 metros aguantar los 150 o el velocista de los 200 lo superaría? Es lo que los expertos esperaban ver".

Los últimos 50 metros no importaron. Bailey corrió la curva mejor que Johnson, y lideró la carrera por varias zancadas hasta que el estadounidense se detuvo por un esguince en el cuadriceps. Conforme se fue acercando a la línea de meta, luego de asegurar la carrera, Bailey volteó para ver al estadounidense cojeando, ganando así la carrera con un tiempo de 14.99 segundos. Después de la prueba, ambos velocistas se saludaron antes de que Bailey fuese entrevistado por Mark Lee de CBC.

Frustrado por el desaire de antes, Bailey expresó su escepticismo sobre la lesión de Johnson. "No se lesionó", dijo Bailey. "Es una gallina".

Bailey sostiene orgullosamente la bandera canadiense después de ganar el 4x100 en los Olímpicos del 1996. Foto de Richard Mackson-USA TODAY NETWORK

Hoy, Bailey se arrepiente de sus palabras después de la carrera, pero también destaca el momento como una representación de la frustración de su país por ser considerado el hermano pequeño de los Estados Unidos. Bailey se negó a especular sobre la validez de la lesión de Johnson, y prefirió enfocarse en el hecho que la carrera había sido definida mucho antes de la lesión de Johnson.

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"Apenas iniciada la carrera, ya le había sacado 15 metros", comentó Bailey. "Estuve adelante y no había posibilidad de que me superara. Con excepción de Usain Bolt, soy el velocista más rápido en la historia del planeta. Nunca me iba a dejar ganar por nadie. No sé qué tenía planeado (Johnson) hacer para alcanzarme. Michael es lo suficientemente inteligente para saber que nunca me alcanzaría".

Al final de la carrera, cuando se le preguntó a Johnson sobre la legitimidad de su lesión, éste prefirió saltar a la siguiente pregunta. En cuanto a las palabras de Bailey, Johnson pone la otra mejilla. "Eso dice mucho de la persona que es", dijo Johnson.

Si el resultado de la carrera fue una decepción, Hunt cree que su cliente estaba más consternado porque el atletismo perdía una oportunidad para acaparar los reflectores en un año no olímpico. "Se sintió mal porque el evento no fue exitoso", dijo Hunt. "Los deportes son así. Se lesionan y Michael se había lesionado anteriormente. Ese aspecto no fue desmoralizador para él, pero la idea de que habíamos puesto un gran esfuerzo y esperanza en este evento y que se convirtió en algo que le dio un tiro en el brazo a los deportes de campo y pista. Ahí estuvo la decepción".

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Las dos megaestrellas de las pistas regresaron a su rutina después de la carrera. En el Campeonato Mundial de Atenas en agosto, Bailey terminó en segundo lugar en los 100 metros planos, debajo del estadounidense Maurice Greene, quien ganó oro con un tiempo de 9.86 segundos. Johnson ganó la medalla de oro en los 400 metros planos.

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La revancha jamás se dio. De hecho, el atletismo no ha vuelto a ver jamás un mano a mano como el de Bailey y Johnson. "Tienes que tomar ciertos riesgos", dijo Hunt. "Es como si el mundo del atletismo hubiese regresado a su cueva después de esto, 'Mira lo que sucedió, alguien trató de hacer algo diferente, algo único y fracasó'".

Hoy día, la carrera es recordada más como una nota curiosa en las ilustres carreras de Bailey y Johnson. Fuera de Canadá muy pocos recuerdan la carrera.

"Fue un evento lleno de tropiezos que no habría solucionado gran cosa", dijo Costas, "y terminó por no solucionar nada".

Bailey lo destaca como uno de los mejores 10 eventos de su carrera, y cree que sólo hay una forma de recordarlo. "La carrera debe ser recordada por el hecho que Michael y yo marcamos toda una época. Dimos pie a algo que prevalece hasta nuestros días", dijo Bailey. "Definitivamente somos pioneros, estrellas que fueron aficionados de verdad y entendimos el equilibrio entre deportes y entretenimiento".

En efecto, el evento ofreció mucho entretenimiento, pero la carrera en sí no fue anticlimática. Es un gran "hubiera" a considerar. Si Johnson no se hubiera detenido por la lesión, quizás tendríamos un final de fotografía o un resultado lo suficientemente cerrado para una revancha o, mejor aún, tal vez habría sido el génesis de eventos mano a mano en forma regular que habría catapultado a este deporte al consumo de masas.

Pero Johnson se lesionó. Bailey siguió corriendo. Y nunca lo sabremos. "Considero la carrera como una especia de circo", dice Lee. "Nunca se consumó. La parte trágica de la carrera fue que Michael Johnson no terminó y nunca sabremos qué habría pasado. No hubo carrera como tal. Es una tragedia".