FYI.

This story is over 5 years old.

FIGHTLAND

Los boxeadores Olímpicos no usarán las ridículas y peligrosas caretas

El boxeo al fin termina con una de sus tradiciones más absurdas, bueno, casi.
Photo by Andrew P. Scott-USA TODAY

Noviembre de 1982 fue un mes malo para el boxeo. El 18, el peso ligero surcoreano Kim Duk-Koo falleció luego de una pelea brutal contra el entonces campeón Ray "Boom-Boom" Mancini en Las Vegas. Y ocho días después el campeón de peso pesado Larry Holmes aporreó a Randall "Tex" Cobb durante quince rounds en una pelea que el anunciador Howard Cosell llamó "unlaa pelea más brutalmente dispareja que he visto". De pronto la Dulce Ciencia parecía indefendible, como una reliquia de una era más bárbara y violenta.

Publicidad

Menos de dos meses después, el boxeo tuvo una catástrofe existencial. En el número de enero del Journal of the American Medical Association, muchos doctores y profesionales médicos, citando estudios científicos junto con el reciente fallecimiento de Kim Duk-Koo y la parodia de Holmes vs. Cobb, pidieron la prohibición del deporte. Aún recuperándose de su noviembre trágico y enfrentando una pesadilla en cuando a relaciones públicas, la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA por sus siglas en inglés) respondió de manera absurda: Desde ese momento, declaró el grupo, todos los boxeadores amateurs, incluidos aquellos que pelean en Olimpiadas, tendrían que usar careta. En ese momento parecía la mejor solución a un problema intratable: Si el público estaba perdiendo su gusto por la brutalidad del boxeo, el deporte respondería con una solución más humana. El problema era que su solución parecía ser solo cosmética , una jugada de relaciones públicas diseñada para cubrir un problema en lugar de resolverlo. Claro, nadie se quedó de que el boxeo no estaba haciendo lo suficiente para proteger a los peleadores cuando el boxeo ahora estaba obligando a los peleadores de vestir protección sobre sus caras. La careta lucía segura así que debía serlo, al carajo la ciencia y la humanidad.

Hoy, más de 30 años después de que los primeros boxeadores olímpicos usaron caretas (en los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles), felizmente podemos reportar que una de las ilusiones más grandes del deporte no existe más. Ayer en Lausanne, Suiza, la junta internacional del Comité Olímpico declaró que el IOC no se interpondría en la decisión de AIBA en 2013 para retirar las caretas del boxeo amateur y por tanto, los boxeadores que participarán en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, Brasil, no usarán protección.

Publicidad

Su razón fue simple, decente, racional, calculada y basada en investigación y estadísticas, todo lo que no fue la decisión de la AIBA en los 80. "AIBA presentó datos médicos y técnicos que mostraron que el número de contusiones es menos sin careta", dijo el vocero del IOC, Mark Adams ayer. "Han hecho mucha investigación en los últimos tres años. La regla se implementará en Rio".

Los datos de los que Adams habló principalmente son de dos estudios publicados en 2013 por la AIBA y el British Jornal of Sports Medicine, ambos de los cuales encontraron que las caretas no solo no disminuyen la posibilidad de las contusiones y lesiones cerebrales en los boxeadores, sino que las aumenta.

En el estudio de la AIBA, Charles Butler, presidente de la comisión médica de la asociación, estudió a más de 15 mil boxeadores, la mitad de ellos había competido con careta y la mitad sin ella. Encontró que en los 1352 rounds que se llevaron a cabo con los boxeadores usando careta, la tasa de contusión era del 0.38 por ciento, comparada con el 0.17 por ciento en los 7545 rounds sin careta. El estudio encontró que el relleno protector de la careta causa impacto extra en la cabeza de los boxeadores dándoles un falso sentido de seguridad, y dificultándoles ver los golpes, situaciones que pueden dar pie a daño cerebral.

"No hay evidencia de que la careta de protección muestre una reducción en la incidencia de las contusiones", dijo Butler. "En 1982, cuando la American Medical Association trató de prohibir el boxeo, todos se asustaron y le pusieron caretas a los boxeadores, pero nadie investigó qué hacía la careta".

Publicidad

Foto por How Hwee Young/EPA

La investigación de Butler fue respaldada por un estudio conducido por el British Journal of Medicine cuya investigación determinó que "no había evidencia de que los bucales y caretas eviten las contusiones". Aunque los investigadores acordaron que tales precauciones podrían ayudar a prevenir cortes faciales y lesiones que son frecuentes, (la introducción de las caretas en las Olimpiadas de 1984 redujo tanto el número de cortes como el número de peleas detenidas por lesiones), encontraron que "no hay evidencia de que puedan ayudar a prevenir las contusiones y paradójicamente, incluso pueden alentar a los practicantes a tomar riesgos más altos".

Resulta que esas enormes almohadas plantadas en las manos de los boxeadores a finales de los 1800 por promotores preocupados que buscaban hacer su deporte uno más aceptable para el mundo "civilizado", las caretas les daban a los peleadores un falto sentido de seguridad, convenciéndolos de que las caretas no solo evitaba que sufrieran cortes (tanto durante las peleas como mientras el entrenamiento antes de las mismas), sino que los protegía de lesiones cerebrales también.

Fue solo otra mentira en un deporte malo con las supersticiones, otra ilusión médica arruinando el nombre de las peleas, como el corte de peso y abstenerse del sexo antes de las peleas. Otra fantasía colocada en la basura de la historia.

Aún así, para aquellos a quienes el anuncio de ayer por parte de la IOC sería una señal clara e inmediata del final de la oscuridad y el principio de una nueva era de iluminación, tenemos malas y sorprendentes noticias. Ahora mismo la prohibición de la AIBA sobre las caretas en las peleas amateur y para las olimpiadas de este año solo es para los hombres. Por ahora, las boxeadoras continuarán peleando a la antigua: con una enorme ilusión acolchada sobre ss cabezas vulnerables.

El razonamiento de la AIBA, según el presidente del grupo Ching-Kuo Wu, es sencilla: No se han llevado a cabo tantas investigaciones en cuando a los efectos de las caretas para las mujeres boxeadoras como para los hombres. "Tenemos que hacerlo paso a paso", dijo Wu. "Una vez que todo se demuestre… podemos empezar a hacer pruebas y considerarlo en el futuro para las mujeres".

Entonces, esperen sentadas, señoritas. Ya llegaremos a ustedes algún día.