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historias de tiempos mejores

La Leyenda: Paul Scholes y Patrick Vieira

¿Quién podría ejemplificar mejor los grandes días de la Premier League que Paul Scholes y Patrick Vieira? Ambos eran tan buenos que sus respectivas aficiones aún hablan de la necesidad de reemplazarlos.
Foto: PA Images

De nuestra redacción de Inglaterra nos llega una historia que amamos con todas nuestras fuerzas, porque es difícil unir más relato y carisma: la rivalidad entre el Arsenal y el Manchester United de la primera década del siglo XXI. Vieira, Henry, Bergkamp y compañía contra Keane, Scholes, Van Nistelrooy y los demás. El nivel de 'molonidad' (¡toma palabro, Arturo Pérez-Reverte!) de estos dos equipos estaba por las nubes.

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Aunque ninguna de las dos escuadras terminara de triunfar en Europa todo lo que debería (el United ganó la Champions League de 1999, pero luego vinieron nueve años de mediocridad; el Arsenal llegó a la final de 2006 en el que sería su canto de cisne), sus enfrentamientos despertaron la admiración del mundo entero y convirtieron la Premier League en un referente global. Es por ello que hoy queremos recordar a dos de sus grandes figuras: Paul Scholes, el cerebro 'red devil', y Patrick Vieira, la apisonadora 'gunner'.

Una rivalidad legendaria

Ya no disfrutáis tanto la Premier League como solíais hacerlo, ¿verdad? Os comprendo. Ya no es lo que era. En los últimos años ha decaído claramente.

O bueno, tal vez "decaer" no sea la palabra correcta. Virar, tal vez. La Premier está virando en dirección al tedio. ¿Sabéis cuándo estuvo en su apogeo? Pues entre la victoria del Manchester United en Barcelona frente al Bayern de Múnich en 1999 y la marcha del Arsenal de Highbury en 2006.

Desde entonces, la Premier ha crecido mucho y se ha vuelto más exuberante, hasta el punto de convertirse en una bola gigantesca de agentes, socios que mascan chicle, brazos tatuados, clientes VIP y Jamie Redknapp diciendo que él es importante. Y aún así, ha decaído. Claramente. Reitero. Con énfasis.

La razón por la cual nos gusta menos es revolucionaria… y estáis de suerte, porque pienso compartirla con vosotros: resulta que hay demasiado dinero en el fútbol hoy en día. El reciente enfrentamiento entre Man City y Chelsea fue genial porque se trata de fútbol de élite, y porque al menos a mí siempre me gusta ver el fin de semana de Mourinho arruinado, pero tampoco fue un encuentro épico.

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Y además, nunca lo será.

Mires donde mires, desde Yaya Touré y Sergio Agüero hasta Diego Costa y Nemanja Matic, lo único que ves son tipos cuyo vínculo con su club comienza y termina en sus agentes.

Que sí, que vale, que son buenos y tal, pero… psss. Foto de Darren Staples, Reuters.

Por supuesto, acepto que si el agente de Patrick Vieira no le hubiera dicho que ganaría miles de billetes al mes en el Arsenal, el galo jamás habría llegado a Highbury. Pero creo con todo mi corazón —era ahí donde sentíamos antes, no como ahora, que experimentamos una especie de aséptico goce cerebral— que ninguno de los jugadores que se enfrentaron en las batallas épicas Manchester United-Arsenal de principios de los 2000 jugaban por la gloria de su estilo de vida. No, ellos jugaban por la gloria del fútbol. Bueno, todos menos quizás Ashley Cole, que ese sí que jugaba por él mismo.

Así que escogí a dos futbolistas que representan esa época: tal vez no fueran los mejores de sus respectivos equipos, pero sí que fueron los más celebrados por sus respectivos fans. Prueba de ello es que aún hoy tenemos a media afición del Manchester pidiendo fichar a "un nuevo Scholes" y a media afición del Arsenal reclamando "un nuevo Vieira".

Un relato perfecto

Como futbolistas, sus logros están perfectamente equilibrados: Paul Scholes se come a Patrick Vieira en cuanto a honores domésticos, con 11 títulos de la Premier League y dos Ligas de Campeones frente a las tres y ninguna de Vieira; no obstante, durante su estancia en Arsenal Vieira sumó un Mundial y una Eurocopa con Francia. Si los combináramos, ambos formarían al mejor centrocampista jamás visto, un superhombre con la tez de color café y pecas capaz de acertar a un mosquito a 60 metros con el balón, de anotar 20 goles en una temporada y de mirar fijamente a los ojos a Roy Keane con nada menos que una sonrisa provocadora. Realmente creo que Vieira es el único tipo que verdaderamente no tenía miedo de Keane… y eso es más que suficiente para ser una leyenda.

Creo que lo más interesante del equipo de Arsenal que Arsène Wenger dirigió a finales de los 90 fue que sus estrellas tenían carreras previas a su llegada a Highbury y que estas eran magníficas, pero no del todo brillantes. Dennis Bergkamp, Thierry Henry, Patrick Vieira, Sol Campbell… todo eran considerados excelentes jugadores, pero ninguno tenía aún la reputación que merecía. Viéndoles jugar se veían sus ganas de demostrar todo lo buenos que eran.

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Y en Old Trafford, bueno, ya conocéis la historia. El equipo juvenil de Manchester United que se convirtió en el primer equipo. De la esa generación dorada de juveniles, Scholes fue elegido como el mejor jugador. Hay un movimiento que a todo fan de la Premier League le resulta tan familiar como pestañear: Scholes recibe el balón a mitad del campo, después gira hacia adentro con su cadera inclinada, y en un solo movimiento filtra un pase de 30 metros al pie de un carrilero que nadie ha visto. Un sonido de admiración se apodera del estadio. De igual forma, puedes ver a Vieira destruyendo a los rivales en el centro del campo y metiendo el balón al espacio para el desmarque de Henry.

Desde luego, uno puede revivir las estadísticas de tan hermoso período —el Arsenal ganando la liga al vencer al United en Old Trafford; el United con ventaja de 5-1 en el medio tiempo en 2000; Ryan Giggs en la semifinal de la FA Cup de 1999; Martin Keown saltando alrededor de Van Nistelrooy como un chimpancé demente; Ray Parlour dándole una palmada en el estómago; el gol inmortal de Henry en Highbury; Scholes barriendo a José Antonio Reyes…

…paro, que se me cae la lagrimilla. El mejor resumen es este: a Scholes y Vieira, quienes incluso a principios de los 90 habrían ganado grandes sumas de dinero si se hubieran ido a tiempo, se les ofreció irse varias veces a otros grandes equipos europeos. Scholes nunca se fue; Vieira solo se marchó ya habían pasado sus mejores años. Ninguno de los dos podía separarse. Se querían demasiado.

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El momento: nada de saludos, 2004-2005

Hay un hermoso momento antes de los apretones de mano en el partido de Highbury que Arsenal perdió 2-4 en febrero del 2005. La anécdota se recuerda más por el pique de Vieira con Roy Keane y posteriormente por el patético intento de Gary Neville de actuar como si fuera tan duro como el irlandés al agarrar la mano del galo y lanzarle una mirada. Patrick sencillamente ignoró a Neville, pero justo antes de ese detalle, Scholes ya se había echado para atrás al ver la mano del francés.

Hoy en día, o todos se saludan amistosamente, o el equipo al completo se pone una camiseta que diga #RezaPorLuis como apoyo para no hacerlo. Como mucho, el Wayne Bridge de turno le retira la mano a John Terry, pero por otros motivos, sin duda.

Epílogo

Me maravillo cuando veo a Paul Scholes porque nunca se deja ver. En el campo no lo puedes alcanzar. Fuera del campo desaparece.

Luis Figo

Si hubiéramos llegado a los golpes, probablemente Patrick me habría matado.

Roy Keane

Sigue a Toby Springings en Twitter: @TobySprigings