Foto: Mast Irham/EFE
Quedar eliminado en un torneo importante siempre es muy triste, pero tener que irte en pleno juego por culpa de una lesión que no te deja tan siquiera competir, es aún peor.La tenista germana de tan solo 21 años y ubicada en el ranking 82 del WTA estaba venciendo a la polaca Agnieska Radwanska en el Abierto de Australia cuando empezó a tener molestias que no la dejaban finiquitar el encuentro, y que al contrario, la mermaba en puntos clave que acababa perdiendo.La alemana iba ganando 5-2 en el segundo set lo que marcaba prácticamente su triunfo. Sin embargo, la tenista se derrumbó al suelo en medio de gritos y llanto que demostraban que algo no estaba bien. Una lesión en la parte alta del muslo la hizo pedir tiempo, analizar si podía continuar o no; con corazón lo hizo, volvió a la cancha pero ya nada fue igual.
El juego lo acabó ganando Radwanska y Anna-Lena Friedsman acabó teniendo que dejar su lugar en el primer grand slam del año, nuevamente con lágrimas de dolor, pero también de impotencia. Perder así siempre será aún más triste.