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tres mil hits

El infatigable Ichiro Suzuki

El pelotero japonés Ichiro Suzuki alcanzó los 3,000 mil hits y por cómo va parece que seguirá pegando batazos otro rato.
Foto: Andrew J. Klein, Flickr/Creative Commons

¿Les suena el nombre T.J. Mathews? No se preocupen, su carrera pasó sin pena ni gloria y es normal que no lo tengamos presente. Mathews fue un relevista que jugó entre 1995 y el 2002, fue moneda de cambio en algunos traspasos e incluso pasó diversos períodos jugando en la AAA porque su desempeño no siempre daba para las Grandes Ligas. Sin embargo, tiene 2 grandes historias que siempre podrá presumir. La primera: al inicio de su carrera cuando parecía que sería un gran prospecto fue adquirido por los Athletics de Oakland en un intercambio directo por Mark McGwire. ¿Nada mal no creen?

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Pero es la segunda historia la que en realidad nos resulta relevante. Fue el 2 de abril de 2001. T.J. entraba como relevo en la séptima —de un partido que a la postre representaría la primera de las 116 victorias que en aquella temporada lograron los Mariners de Seattle rompiendo todos los récords en la materia—. Enfrentaba a un jugador hasta entonces desconocido, un menudo jardinero japonés que se plantó en la caja de bateo y le conectó un sencillo, el primer hit de los 3,000 que Ichiro Suzuki acumula en Grandes Ligas al momento de escribir este artículo. Ahí se comenzaba a escribir una historia espectacular. Esa fue la primera de 10 temporadas consecutivas con al menos 200 hits (un récord en las Grandes Ligas), incluyendo la temporada del 2004 donde bateó un total de 262 imparables para establecer así una nueva marca de todos los tiempos.

Desde que llegó a Seattle su impacto fue inmediato. En su primer año fue el Novato del Año y el MVP de la Liga Americana además de un pilar fundamental en la temporada más ganadora que cualquier equipo de las Mayores haya tenido. (Ese año, los Yankees eliminaron a Seattle en la postemporada). El domingo, Ichiro llegó a la mítica marca de 3,000 imparables, y se convirtió apenas en el trigésimo jugador en llegar a esta marca en toda la historia de las Mayores. Esto de por si ya es impresionante, pero lo que lo hace una marca de otra dimensión es que sus primeros 9 años como profesional los jugó en la Liga de Japón, por lo que los 1,278 hits que conectó en esa época no están contemplados en este registro. Si integramos sus números, estamos ante el mejor bateador que se haya visto en el béisbol con 4,278 hits como profesional y contando, cifra que dejaría atrás los registros de Pete Rose (4,256) y Ty Cobb (4,191).

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Sin embargo, la grandeza de Ichiro sobrepasa sus números. En principio debemos hablar de la consistencia que ha tenido a lo largo de 16 campañas. No sólo debes mantener el nivel; tienes que tener una calidad que supere a la de tus compañeros, para que a pesar de tener 42 años, el manager en turno decida tenerte en el terreno en lugar de algún jugador 10 o 12 años más joven que tú. También es relevante hablar de lo completo de su juego. Ichiro ha sido mucho más que una máquina de imparables. Al momento cuenta con 1,379 carreras anotadas, incluyendo 100+ R en sus primeras 8 campañas como profesional. También puede presumir de 507 bases robadas, y un promedio de 38+ robos en sus primeras 11 campañas. ¿Y si hablamos de su defensiva? Aquí también nos sorprende ya que de 2001 a 2010 fue el ganador indiscutible del Guante de Oro de la Liga Americana. Nadie mejor que él en su posición en el jardín.

Este nivel de grandeza no se logra de casualidad. Es innegable que se requiere de mucho talento, pero el talento no basta por sí mismo. Debe venir acompañado por una intachable ética de trabajo y en este rubro, estamos ante uno de los peloteros más disciplinados que hayamos visto. Ichiro cuenta con una carrera impoluta, libre de escándalos o sospechas de doping. Es una anécdota bien conocida que mandó construir un gimnasio personalizado, con aparatos especiales que le permiten ejercitarse siempre, sin importar si está en su domicilio o de vacaciones en su natal Japón.

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Hoy con 42 años, su rol en el equipo ya no es el que era. Ahora es un reemplazo de lujo que a pesar de la edad, mantiene un porcentaje de bateo de .318 en 201 turnos al bat… nada mal para alguien de su edad. Recientemente declaró que a él le gustaría jugar al menos hasta que cumpla 50 años y que por lo mismo, continúa entrenando como si fuera un novato. Lamentablemente esa no es una decisión que tome él. Mantenerlo en el plato es responsabilidad del manager en turno y difícilmente cumplirá su sueño de jugar 8 años más pero podemos asegurar que hoy ya tiene asegurada su incursión al Salón de la Fama.

Mención aparte merece la manera en la que llegó a los 3,000 hits. Se convierte apenas en el segundo jugador que lo logra conectando un triple, el batazo más difícil del béisbol. A su batazo poco le faltó para volarse la barda y por el rebote que tuvo la pelota, pudo haberse convertido en un cuadrangular de terreno gracias a la velocidad del japonés. Antes de Ichiro, sólo Paul Molitor había logrado algo similar.

Justo en esa misma entrevista donde mencionó que quería jugar hasta los 50, también declaró que cuando se retire, conservará por algunos años toda la memorabilia que ha acumulado en su exitosa carrera para poder disfrutar de sus recuerdos por un tiempo pero que al final, regalaría la totalidad de su colección al Salón de la Fama, pues es ahí donde deben estar para que esté al alcance de toda la afición. Eso es amor por el deporte.

Hoy, Ichiro pertenece ya al club de los 3,000 imparables, pero su legado es mucho mayor a esa cifra. La carrera de Suzuki ya es legendaria, sin importar lo que suceda en los próximos años. Hemos tenido la oportunidad de disfrutar el juego de uno de los más grandes de todos los tiempos y cuando su carrera llegue a un punto final, será merecedor de todos los homenajes que sólo están reservados para los mejores. Mientras tanto, que los lanzadores sigan sufriendo al enfrentarlo para que los que amamos este deporte podamos verlo destruir pelotas, al menos por unos años más.