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Su hijo Ernesto salió de la cárcel en septiembre de este año después de haber sido arrestado por portación ilegal de armas, tras escapar de un control policiaco en la región del Biobío. Wuenan Escalona considera que con los Llaitul y otros activistas de su pueblo como chivos expiatorios, la justicia chilena se ha valido de reformas procesales penales para criminalizar con más eficacia la lucha por la reivindicación del territorio mapuche. Todo con el aval de las grandes forestales chilenas."De repente estaban los pinos a lado de las comunidades y pasaban los aviones fumigando árboles y envenenando pozos", dice Escalona, quien asegura también que el único movimiento social que realmente ha logrado poner en jaque a los modelos neoliberales chilenos de la concertación y del territorio abierto para la gran empresa, ha sido el movimiento mapuche. "Ya no son los sindicatos, las grandes protestas sociales, los animalistas. Las protestas estudiantiles vinieron después, pero tampoco han hecho mella en el modelo".***Cuando se menciona la palabra dolor, Escalona duda antes de comenzar a hablar. El silencio a veces significa más que todas las palabras. Y habla entonces, al fin, sobre un dolor sordo, sin edad. Un dolor pétreo, producto de la persecución y humillación sostenida por un Estado chileno que alrededor de 1883 registró el último levantamiento williche.
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Pero la poesía es llama doble: la ira y la rabia obtienen, a contraluz un filo dulce, contemplativo. Graciela escribe su poesía en mapudungun, lengua originaria mapuche que en su traducción al castellano quiere decir "la voz de la tierra". Once años menor que ella, Wuenan identifica a la lengua materna como mapuzungun. Nunca queda claro entre los dos el porque la diferencia entre esa d y esa z, aunque tal vez algo tenga que ver con las historias mapuche de la ruca y el fogón. "Esa fue la educación que me dieron", dice Graciela sobre estos dos elementos básicos en la cosmovisión mapuche. Ruca significa "casa" en su lengua. Mientras que para Graciela esos elementos juntos significaron "la mejor universidad posible", para Escalona esos dos conceptos juntos suenan ya a "una cuestión estática y folclórica", síntoma perfecto de que lo que finalmente hizo la Conquista con el pueblo mapuche: "interrumpir su propio periodo de complejización".
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De la dictadura militar, que en su país duró 17 años y según el informe oficial dejó un saldo de más de 3,000 chilenos muertos o desaparecidos (aunque, cabe aclarar que hay más de diez veces ese número en denuncias), Escalona encuentra una paradoja con respecto al pueblo Mapuche. "Uno pudiera suponer que hubo un tema más complicado de desapariciones y muertes de nuestro pueblo durante la dictadura militar, pero no es así. Son los gobiernos de la vuelta a la democracia, a partir de Patricio Elwing, donde los activistas mapuche asesinados se han incrementado". Escalona justifica su observación por una cuestión muy simple: la tenencia de la tierra. La democracia pactada en 1990 tuvo que ver mucho con afianzar un modelo neoliberal en Chile. "Ya no estaba el dictador, pero se quedaron los intereses. Los ciudadanos empezaron entonces a ser clientes. En Chile había un espíritu comunitario muy fuerte a principio de los noventas que fue triturado, devastado. Terminaron sistematizando de mejor manera las grandes concesiones que en la dictadura se le habían dado ya a empresas particulares".A pesar de todo, los poetas hoy no se sienten tan pesimistas sobre el futuro mapuche. Los jóvenes están reaccionando y se han volcado a crear bibliotecas comunitarias y a organizar jornadas de reivindicación del mapuzungun. "Hay ya una organización de alcaldes mapuche en Chile, un partido político mapuche, el Wual Mapu Wen", dice Escalona, quien, a pesar de su entusiasmo, desconoce el número de personas mapuche que hay en Chile actualmente. "No hay un dato estadístico fiable o preciso. Pero con seguridad, tan sólo de gente que tiene el primer o segundo apellido mapuche son más de tres o cuatro millones. Eso, para la paupérrima población que se moviliza en Chile para votar, es una cifra muy importante"."Hay que tener una coraza muy grande para dejar atrás toda segregación y gritar: '¡yo también soy escritora!, ¡yo también soy poeta!'". Grita sobre sus gritos Graciela Huinao, declarándose lo suficientemente porfiada como para haber sido capaz de abrir "las mil puertas" que le cerraron en la cara."Mis libros son para las nuevas generaciones de mapuche. Para que ellos conozcan lo que yo conocí. El trabajo colectivo que se hacía en las comunidades, el trans kintun donde no existía el dinero sino el intercambio. Todo lo que ya no existe ahora".