Docenas de personas se forman a lo largo de la avenida Spadina en el centro de Toronto, afuera de lo que parece un mercado de pescado. Está claro que nadie está aquí para comprar criaturas para cocinar, pues nadie en la fila expondría a una labor ardua el calzado que hoy porta.

Los sneakerheads están formados para el evento Sneakeasy de Nike, que culminará con la presentación de los Air VaporMax a la medianoche. Es un evento sólo para invitados, entre quienes hay principalmente artistas, prensa, celebridades, y atletas, pero se han regalado un número selecto de boletos para el público (que según reportes, se han revendido hasta en 500 dólares). La gente no paga 500 dólares para ser los primeros en comprar un par. Pagan 500 dólares por tener la oportunidad de ser los primeros en verlo.

Por error, le di a todos en la fila esa oportunidad de forma gratuita. Los organizadores del evento invitaron a los asistentes a "calzar sus Air Max favoritos", y dado que el par de VaporMax que me regalaron por adelantado seguía en mi sala mientras me alistaba, decidí calzármelos.

En algún punto a media conversación, un sneakerhead lo nota. "Oigan, ¡ahí están los VaporMax!"

De pronto se reúne una pequeña congregación a mi alrededor preguntándome cosas sobre el calzado. Como corredor, empiezo a describir su desempeño.

"Es realmente acolchonado al tocar el suelo, pero el calzado se adecúa muy similar a un spike para el tartán. Tomará un tiempo acostumbrarse, pero definitivamente puede ser un gran calzado para trabajo de velocidad", respondo.

Sin embargo, a nadie le preocupa realmente su funcionamiento. Puede ser que a la gente en la fila le guste correr, o no, pero es seguro que no están aquí buscando su próximo calzado para competir en el 10K del próximo verano. Solo quieren ver, notar qué tan bien luce la suela de gel transparente.

Hace treinta años, Nike revolucionó el calzado para correr con el lanzamiento de los Air Max 1, también conocidos como Air Max 87. Aunque la tecnología Air ya se había implementado en calzado previo, era la primera vez que las cápsulas de aire no sólo se hacían más grandes, sino que también se hacían visibles a través de unas pequeñas ventanas en los costados de la suela. El diseño de Tinker Hatfield era sobrecogedor, una estrategia totalmente inversa sobre cómo se diseña un calzado, construyéndolo desde cero, y presentándolo desde adentro hacia afuera.

Para los corredores, fue uno de los primeros pares que les ofreció la oportunidad de tener algo que no fuera un impacto seco y duro con el pavimento. De hecho, el calzado ya había evolucionado más allá de los zapatos originales de suela esponjosa, los waffle, y para entonces ya estaban ofreciendo una estructura diferente desde el talón a los dedos, pero este era un nivel totalmente diferente de acojinamiento.

Sin embargo, esta no es una información que sea necesariamente pertinente para los asistentes que me rodean, y que siguen atolondrados con el nuevo calzado que tienen ante sus ojos. Me alivia el pensar que yo sí corro, y espero no tener que llevar los VaporMax a mis sesiones de trote, pues no paso de largo la posibilidad de ser víctima de un asalto.

Hoy, la contribución de los Air Max 1 no sólo se evalúa en base a su importancia para la historia del trote, aunque abrió las puertas para el calzado de estabilidad que Chris McDougall odia pero en el que confía la mayoría de la población que no tiene un paso perfecto. En vez de eso, es una pieza icónica, y un enlace monumental entre el atletismo y la moda.

No es inusual que una pieza de ropa cuya función es deportiva, sea vestida a diario como un objeto de moda. Las gorras de beisbol y los jerseys se utilizan a diario como parte de un statement personal. En términos de calzado, los pares de basquetbol se usan de forma casual fuera de la duela. Pero en términos de calzado para correr, es difícil imaginar otro calzado que no sea el Air Max que se considere un par aceptable en términos de moda. Si llevas tus Mizuno Waves a un bar en la noche, es difícil que recibas la felicitación de alguien, a menos que haya corrido un 35K y esté bebiendo jugo de manzana.

El Sneakeasy está, de hecho, ubicado en el piso superior a lo que solía ser el mercado de pescado, hoy convertido en un espacio para organizar eventos. El diseño del lugar es como de una galería de arte, donde varios de los principales artistas de Toronto y diseñadores de moda, han recibido la encomienda de representar un modelo histórico en específico del Air Max.

Bryan Espiritu, fundador de la compañía de ropa Legends League, escoge los Air Max originales. Diseña un espacio dedicado a establecer el paralelo entre el panorama de 1987 tan cambiante en temas sociales y políticos, con la construcción vanguardista del calzado.

El famoso discurso de Ronald Reagan, "Tiren ese muro", en la Puerta de Brandenburgo del Muro de Berlín, se dio el 12 de junio de ese año, y mucho del espacio que Espiritu diseñó es una oda a esa frase. Hay una bola de demolición transparente, con un Air Max 1 adentro, que parece haber roto los muros de este espacio, que están tapizados de mensajes políticos.

"Cuando se habla de calzado para uso cotidiando que cualquiera pueda usar, ves a la gente calzarse pares que son para correr o entrenar aunque no corran ni entrenen. Cuando ves los Air Max 1 y los comparas con los Air Force 1, parecen más un par que una persona promedio puede usar a diario", asegura Espiritu. "Veo jóvenes usando Air Max 1, veo a fashionistas usando Air Max 1, y veo profesionistas, a quienes les importa un carajo los deportes o la moda, usando Air Max 1. Parecen acoplarse a cualquier estilo. Cuando pienso en un calzado como diseñador, parece el lienzo más versátil para trabajar".

Quizás debido a esa versatilidad, la línea de Air Max ha sido un puente para atletas que han querido cruzar a la notoriedad de una fama mundial con el paso de los años. Tanto Bo Jackson como Ken Griffey Jr. tuvieron calzados que han sido ramas del linaje Air Max. Aunque fueron construidos como calzado de entrenamiento, aparentemente también te ayudaban a pegar cuadrangulares y anotar touchdowns, y terminaron como piezas para coleccionistas a quienes quizás no les importaban los Mariners, los Raiders o los Royals.

"Tenía este tío. Es como un tío joven. No el tío joven que se droga, sino el tío chido. Recuerdo que venía a mi casa calzando unos Bo Jackson. Y era como, maldita sea, e intenté insinuarle que debía regalármelos, a pesar de que yo tenía como 10 años, y el era un hombre ya maduro, por lo que nunca me quedarían", recuerda Espiritu.

El enfoque de Epiritu para poseer un par de Air Max no es como el de la mayoría de las personas. Así como no le interesa si le quedan, porque solo quiere poseerlos y calzarlos aunque le queden grandes, los consumidores ordinarios, e incluso los atletas, tampoco se preocupan en saber si realmente funcionan.

En algún punto, la mercadotecnia de los Air Max se orientó utlizando a velocistas como el doble medallista de oro, Quincy Watts, como protagonista de la publicidad de los Air Max 93, luego de su brillante actuación en Barcelona 92. El comercial que le siguió es un ejemplo clásico de una pieza de época que nunca podría ser transmitida hoy. Watts corre triunfalmente a través de un grupo de vikingos que cantan ópera, hasta que llega con el rey vikingo, que le hace una oferta inusual por sus sneakers: "Mi esposa súper acolchonada por tus Air Max súper acolchonados".

"Te diré que no conozco a un solo atleta de pista que alguna vez haya entrenado en ellos", asegura Perdita Felicien, vallista campeeona mundial, que tiene una prodigiosa colección de Nike.

Acudir a una carrera calzando Air Max sería como si Nick Young acudiera a un juego de la NBA el año pasado usando un par de Yeezy Boosts. Es algo que podrías hacer, están construidos para algo similar, pero la gente se preguntará porque arruinas un par tan lindo desgastándolos contra el pavimento.

"Cuando era más joven, los Air Max estaban asociados a un estatus. Sí, jugué basquetbol y corrí en la pista, pero el usarlos era más como un emblema. Era como un trofeo. Puedo perder cada carrera, pero me importa un carajo, porque los tengo", asegura Espiritu.

"Cuando comencé a crecer mi colección, pensaba en que era calzado de alto rendimiento. Tinker Hatfield ha hablado de los Jordan como calzado de basquetbol, pues el mejor basquetbolista de la historia los usaba en los juegos. Así pasaron los años, y yo pensaba que me pondría a correr con ellos. Y corría con ellos, aunque fueran súper codiciados. Tienes que recordar, que no estaban diseñando calzado de alto rendimiento pensando en la moda. Claro que querían que se vieran bien, pero era más importante que le quedaran bien al atleta que los utilizaba".

La edición más reciente de esa línea, los VaporMax, tienen una mercadotecnia orientada ampliamente hacia los corredores, más que las adiciones previas que han salido en varios años. En Toronto, la campeona olímpica canadiense de los 800 metros, Melissa Bishop, ayudó en el lanzamiento del par, y los corrió en un 5K por la ciudad.

Si son buenos para una atleta olímpica, son buenos también para los guerreros de los fines de semana, ¿no?

Bueno, si la reacción a estos sneakers en el Sneakeasy es algún indicativo, este par podría toparse con el mismo problema que sus predecesores. Si los ensucias en el trote matutino, ¿entonces qué te pondras en la noche?