Del archivo VICE Sports: La verdadera historia detrás del más loco truco en la Lucha profesional
Art by Maddison Bond

FYI.

This story is over 5 years old.

chikara

Del archivo VICE Sports: La verdadera historia detrás del más loco truco en la Lucha profesional

La Lucha profesional se construye sobre una ilusión de realidad, pero una compañía independiente de lucha lo llevó a un nivel que no podrás creer.

(Esta historia se publicó en VICE Sports en Septiembre de 2014)

Una noche, en junio del año pasado, la compañía independiente de lucha libre profesional Chikara dejó de existir, y lo hizo de forma espectacular. El evento principal de "Aniversario: Never Compromise", un pago por evento en línea, estaba por acabar. Icarus, un cretino embustero que se había convertido en el favorito de los fans, se enfrentaba a Eddie Kingston, un corpulento brabucón de Yonkers, en el Grand Championship de Chikara, un cinturón que Kingston había mantenido desde que la compañía lo introdujo un año antes.

Publicidad

Icarus tenía a Kingston atrapado en una Chikara Special, una peculiar llave de sumisión usada sólo por luchadores de Chikara, y Kingston estaba a punto de rendirse. Pero antes de darse por vencido, Wink Vavasseur, la cobarde figura de autoridad de niño rico de la compañía, ordenó a los bribones de seguridad correr al cuadrilátero y cancelar el show. Lo hicieron, tanto que terminaron sacando a los espectadores y casi provocando una revuelta. Por mucho tiempo, sería el fin para Chikara.

El final de "Aniversario" fue de principio a fin pura lucha libra profesional. Lo que sucedió después no lo fue, o al menos no pareció serlo. Chikara canceló todas las fechas, y su sitio web y Twitter dejaron de estar activos. En uno o en dos días, los comentaristas en línea se dieron cuenta que la compañía había realmente terminado, que nunca iba a regresar. Corrió el rumor de que Mike Quackenbush, el fundador de la compañía, había cerrado por las pocas ganancias, o que había perdido control de la compañía por una disputa financiera con su esposa —éste último muy dudoso.

Por su parte, Icarus, sin un lugar en donde luchar, lideró una campaña online para traer de regreso a Chikara, juntando fans para marchas y repartiendo DVDs en convenciones de libros de historietas. En un evento en Pennsylvania, él y unos compañeros luchadores armaron un ring a la intemperie, en medio de un parque, y pelearon por unas horas. Pero el resto de la compañía se mudo con sus luchadores a otras compañías indie, incluyendo muchas que estaban asociadas con la red de Lucha Libre, una constelación de promotoras más pequeñas que usaban la estética chusca de Chikara y parte de su talento. Incluso se llegó a dar una que otra historia de Chikara en estas arenas más pequeñas y lejanas. Sin embargo, la compañía permaneció en silencio.

Publicidad

Después llegó Día Nacional de Lucha Libre Profesional, un evento anual de enero en Philadelphia que busca unir al quebrantado y esparcido mundo indie de lucha bajo un solo techo. Casi al final del show, un batallón de chicos malos —algunos afiliados a Chikara, otros no— llenaron el ring y amenazaron con cancelar el show. En ese instante Icarus y su banda de chicos buenos se deshicieron de ellos y anunciaron el regreso de Chikara. Unos meses después —en mayo, a casi un año del cierre de la compañía— Chikara retornó. Todo había sido planeado—un vasto y complicado trama que fue casi imposible de seguir para un fan ocasional, pero trama la fin. Chikara cerró voluntariamente por 11 meses, y lo había hecho por el bien de la narrativa.

Esto no suele pasar. La lucha libre es, por naturaleza, un negocio carnavalesco. Los shows de lucha libre están hechos para convencerte de que vayas al siguiente espectáculo, o lo veas por televisión, o contrates el próximo PPV. Cuentan historias, pero esas historias existen para mantenerte enganchado. Y si una compañía fuera a cancelar aunque sea un show por el bien de la trama, la estructura completa dejaría de funcionar. Es lo que Quackenbush hizo. Tuvo una historia que quiso contar, y si eso implicaba llevar a su compañía al filo de la extinción, lo iba a hacer.

Esto es lo que necesitas saber de Chikara: es una institución ridícula que premia la irrealidad eufórica de la lucha libre profesional sobre el espectáculo físico. En otras compañías como Ring of Honor, los luchadores se parten la madre con el entendimiento de que los hace ver más reales, y las historias son por lo general menos importantes. In Chikara, la lucha puede ser grandiosa, pero se pone más esfuerzo en crear la trama para los personajes que en las peleas mismas. Quackenbush ha tomado las fantásticas bobadas de la WWF de los 90, y las ha hecho todavía más bobas y geniales, todo bajo un pequeño presupuesto.

Publicidad

Muchos de los luchadores de Chikara usan máscara, y todos tienen personajes teatreros y absurdos. Hay una banda de hormigas luchadoras, un demonio de calabaza, una pareja verde neón de chicos negros metaleros, un anticuado beisbolista con cara de pelota y bigote. Por algunos años, una gema de control mental jugó un papel importante en la trama. Uno de los personajes es, en términos de la historia, el hijo de Walter Peck, el chico malo de Ghostbusters. Si has visto cómo funciona Chikara, probablemente fue en el vídeo de la batalla de baile en el ring que se hizo viral hace un par de años. De hecho, la batalla se dio en otra promotora, la ultra violenta compañía CZW de Philly, aunque sus hipnotizantes momias de breakdance son luchadores de Chikara, y toda la estética también.

El punto: Se trata de un espacio para actuar como idiota, y Chikara ha cultivado exactamente el tipo de fanaticada apasionada y marginal que requiere. Chikara usa los personajes absurdos en servicio de historias que pueden durar meses o incluso años. Y las cuenta de una forma que yo llamaría el modelo Buffy: años divididos en "temporadas", un "perverso" villano principal por temporada, personajes con crecimiento interno. A veces, las historias de Quackenbush se ven alteradas por infortunios: luchadores lesionados, luchadores firmando con la WWE. (En la WWE, Cesaro y Luke Harper son ex luchadores destacados de Chikara, y Sara Del Rey, en algún punto una de las luchadoras más populares de Chikara, ahora entrena con los reclutas de la WWE femenil.) Ya que Chikara no tiene show de TV, la única manera de seguir la historia es atendiendo a cada función (imposible, ya que es un tour de promoción), comprando DVDs de cada show, o leyendo resúmenes en línea. Y como las historias continuamente se remontan a la densa historia de la compañía, preservando continuidad a toda costa, pueden llegar a ser muy difíciles de seguir. Aún así, la gente lo hace.

Publicidad

Cuando Chikara cerró, se quedaron a media temporada en medio de una historia de un sobre privilegiado subnormal que trató de micro administrar cada aspecto de la compañía y había perdido la cabeza al darse cuenta que era imposible. Wink Vavasseur fue introducido como el "Director de Diversión" de la compañía, y ha sido benigno por años. Pero mientras crecía en poder, tomó decisiones extrañas. Separó equipos, juntándolos con viejos rivales, o simplemente agrupó luchadores en bandas que no tenían sentido. (Lo hizo basándose en "Chikarametrics", un sistema de índices de eficiencia). Como una figura de acción de los 80, o un editor de comics de los 90, intentó convertir a la Colonia, facción basada en hormigas, en una bobada llamada "Colony Xtreme Force". Cuando Eddie Kingston, el campeón que vino a apoyar, parecía que iba a perder, no pudo soportarlo y decidió cancelar todo.

A Quackenbush no le gusta hablar mucho de sus historias; cree que acaba con algo de la magia de la historia misma. Aunque sí respondió por correo una que otra pregunta sobre su filosofía de contar historias. "El trabajo de un escritor es tomar un personaje que les importa a los consumidores de tu medio, y ponerlos en tal conflicto que la audiencia ruegue por un desenlace," escribe. "El personaje debe enfrentar peligro real, de otra forma la historia es impotente."

Pero con su férvida fanaticada, Quackenbush se dio cuenta que Chikara importaba más a su audiencia que alguno de los luchadores de la compañía. "Nos dimos cuenta que el personaje mejor perfilado para llevar a la audiencia en el viaje que nosotros queríamos no era una sola persona, sino que todo el grupo," escribe. "¿Cómo pones a todos juntos en amenaza? Te puedes dar cuenta cómo, al seguir ese proceso de pensamiento, termines en un lugar que requiera de una temporada como la que acabamos de tener."

Publicidad

El truco funciónó. Icarus dice que había rumores entre los luchadores de que Chikara iba a quebrar. Antes del show, Quackenbush no le dijo a nadie acerca de su plan por un largo tiempo. Icarus dice que se enteró 15 minutos antes de la pelea principal esa noche de junio de 2013. "Una parte de mi estaba algo nerviosa," Icarus recuerda. "Lo admito, una parte de mi estaba molesta y preocupada…pero tuve fe."

Para que el plan funcionara, los luchadores tendrían que estar 11 meses sin poder luchar. Icarus dice que los días de paga no recibidos no fueron de mucha preocupación. Como muchos de los luchadores de Chikira, Icarus tiene un trabajo de día y trabaja en la construcción. "Tengo unas horas aquí y allá y vendo muchas cosas en eBay," dice Icarus. "El mayor riesgo financiero que he tomado fue meterme a la universidad por un buen rato, y ahora les debo mucho dinero. Y mis títulos no sirven para nada. Ese fue un riesgo mucho más grande que ir a la escuela de lucha o que la compañía haya cerrado por un año."

Icarus dice que no se metió a la lucha por dinero o fama, así que cuando todas esas cosas desaparecieron temporalmente, nunca le molestó —pero sí para pelear y cuando no podía hacerlo se sentía mal. "Hubo días oscuros," recuerda. "No estar en el ring, frente a los fans, estar a oscuras, sin hacer entrevistas, todo —me hizo un poco humilde, y fue difícil superarlo. Tuve que darme cuenta que esa era la forma en que las personas normales vivían. La gente normal no sale los fines de semana para que la multitud les grite. No pueden tener a la multitud comiendo de su mano. Me dije, 'Wow, esta vida apesta.' Me hizo agradecer más lo que tengo, aunque no siempre me la pasé bien."

Publicidad

También estaba preocupado porque Chikara no estaba allá afuera, construyendo su mitología semana a semana como lo había hecho desde siempre, y siempre cabía la posibilidad que la audiencia no regresara cuando la compañía lo hiciera. "Todos los días, me levantaba y decía, '¿Es este el día en que dejen de interesarse?" dice Icarus. "Me aterrorizó por meses, especialmente porque no les decíamos nada. No había fotos, ni vídeos, nada por semanas."

Icarus fue la persona que mantuvo el nombre de Chikara vivo durante el oscuro período. Él organizó las reuniones, repartió DVDs y subió vídeos. Todo el tiempo estaba nervioso de que la estrategia no funcionara. "La primera reunión en Easton fue la más pavorosa," comenta. "Fue quizá la pelea que más nervios me ha dado. He luchado frente a 13 personas, pero hacer algo que involucrada a 13 personas y que todas hubieran asistido no me habría partido el corazón. Pero llegaron 50 o 60 personas. Fue muy gratificante y algo conmovedor."

Durante el tiempo de inactividad, la compañía grabó una película de bajo presupuesto llamada "The Ashes of Chikara". La película se enfoca en lo que sucedió con varios personajes del universo ficticio durante ese tiempo. Icarus es el héroe que pelea contra la apatía de sus compañeros y dirige a las tropas que quieren a la compañía de vuelta. Los luchadores de Chikara se reúnen en una taberna de puros luchadores (el bar Fujiwara Arm) donde un luchador retirado cuenta viejas historias de guerra mientras atiende el bar. Su historia termina en el mismo lugar donde Chikara comenzó de nuevo: el show del National Pro Wrestling Day donde la compañía comunicó su regreso. "Tuve el honor de anunciar que Chikara regresaba," Icarus dice, y suena bastante orgulloso, incluso meses después.

En mayo, Chikara tuvo su primer show en casi un año, e Icarus finalmente pudo vencer a Eddie Kingston en el Grand Championship, convirtiéndose en el segundo luchador en obtener el cinturón. Por su parte, Quackenbush reclamó en nuevo título de Director de Diversión, obligando a Wink a ser sólo un recuerdo. Esa noche también reveló una sorpresa para la temporada: una facción de villanos llamada Flood, formada por un par de antiguos héroes con lavado de cerebro y unas cuantas amenazas de temporadas pasadas. La más reciente incorporación: Dacaulion mata a los personajes, saliendo al final de los shows para golpear a los personajes de reparto con un monstruoso rompe-espaldas. Obviamente los luchadores no se mueren pero los personajes nunca son vistos de nuevo. Una vez más, es mucho lo que está en juego.

Con la compañía arrancando de nuevo es difícil decir qué tanto logró Quackenbush al cerrar la compañía por tanto tiempo. No es como si alguien hubiera puesto a Wink Vavasseur sobre una mesa. No hubo un grandioso ni explosivo final para esa historia, al menos que la mera existencia de Chikara cuente como un final satisfactorio. Puede ser. Para aquellos de nosotros que amamos a Chikara, hay un sentimiento de alivio eufórico y catártico al ver que la compañía está funcionando de nuevo. Si el cierre fue realmente parte de una historia que Quackenbush necesitaba contar, entonces se merece todo el crédito por haberlo hecho. Por lo mientras, ya está pensando en el próximo capítulo.

Tom Breihan es el editor de Stereogum, y ha escrito para Pitchfork, Deadspin, GQ, Grantland, Village Voice, the Classical, y muchos otros. Vive con su esposa e hijos en Charlottesvile, VA. En una ocasión visitó la casa de CM Punk. Síguelo en Twitter.

Maddison Bond es un ilustrador, litógrafo, y rebelde de Portland, Oregon. Cuando no está comiendo pizza, viendo baloncesto, y dibujando, vive solo. Tiene dos títulos irrelevantes en arte y ciencia. Síguelo en Twitter.