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deportes de combate

Antonio Tarver pelea por un final a lo 'Hollywood'

Antonio Tarver tiene 47 años, pero está convencido que puede coronar una carrera fabulosa al convertirse en campeón de peso pesado.
Photo by EPA/PAUL MILLER

Antonio Tarver no fue la persona más feliz el fin de semana pasado. El viernes 14 de agosto, su pelea en la división de los pesos completos en el Prudential Center de Newark terminó en un empate por decisión dividida. Sin embargo, mientras se dirigía hacia los vestidores Tarver tuvo tiempo de detenerse y abrazar a un amigo inusual, al actor veterano Burt Young. Young, de 75 años, se encontraba sentado en la tercera fila detrás de la esquina de Tarver. Antes y después de la pelea, Young firmó autógrafos y posó para tomarse fotos con numerosos fans que lo reconocieron como Paulie Pennino personaje de las películas de Rocky.

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Resulta que Tarver también conoce a Young gracias a Rocky: hace nueve años, los dos actuaron en Rocky Balboa, la sexta cinta de la franquicia. Young, al igual que las entregas previas, protagonizó al cuñado y amigo cercano de Rocky; Tarver era el campeón de peso completo Mason "The Line" Dixon. Después de la finalización de la cinta, los dos se mantuvieron en contacto. Young viajó desde su nativa Long Island para ver al boxeador tratar de recrear el viaje de su personaje en Rocky Balboa. Tarver, quien cumple 47 años en noviembre, se ha propuesto romper el récord de George Foreman como el campeón de peso completo con más edad en la historia.

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Se trata de una búsqueda lo suficientemente quijotesca como para que Tarver tenga que utilizar una metáfora de otra película mucho más fumada que las cintas de Rocky. "Mi edad no es nada más que un número," dijo Tarver. "Soy el Benjamin Button del boxeo, ¿sabes de lo que hablo?"

Tarver peleará por más que un récord. Planea terminar su carrera bajo sus propios términos. Tarver ganó una medalla de bronce en las Olimpiadas de 1996 y, después de convertirse en profesional a los 27, conquistó cinco cinturones en peso semicompleto. Nunca ha sido noqueado. Tiene buenas posibilidades de ingresar al Salón de la Fama, aunque una prueba que dio positivo en 2012 —por drostanolone, un esteroide anabólico que resultó en una suspensión de un año por parte de la Comisión Atlética del Estado de California— puede que le presente problemas.

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En realidad, ya lo ha hecho. La suspensión le costó a Tarver la oportunidad de aparecer en la transmisión de NBC de los Olímpicos de 2012, y levantó cuestionamientos sobre su futuro en el ring. En palabras de Tarver, su trabajo ahora consiste en responder a esas cuestiones una pelea a la vez. "Estoy tratando de demostrarle a la gente que nunca tuve algo que ver con eso," dice. "Practico este deporte de manera limpia."

Cuando estás en el 2003 y te sientes bien. —Foto por EPA/JACK SMITH

"Creo que todo esto me iba a arrastras al retiro," Tarver continuó. "Pensaron que me iba a ir. Nunca he sido ese tipo de persona. Cuando las cosas se ponen difíciles, me pongo mi concha protectora, muerdo mi protector bucal y me pongo a trabajar."

Actualmente, Tarver tiene dos trabajos, uno como comentarista televisivo y el otro como contendiente en la división de los pesos completos. Para la pelea del 14 de agosto frente al ex campeón de peso crucero Steve Cunningham, Tarver dejó la cabina de transmisiones —donde generalmente trabaja como analista para las series Premier Boxing Champions de Spike TV— para formar parte de la cartelera de la misma televisora. Su hijo, Antonio Jr., se encontraba en su esquina; amigos como Young y el ex guardia de la NBA Kenny Anderson se sentaron frente al ring.

Era la tercera pelea de Tarver desde su suspensión. Después de lastimarse su muñeca izquierda en el segundo asalto —un uppercut mal lanzado que se impactó en el codo de Cunningham—, Tarver se recuperó para pelear a la defensiva antes de conectar unos cuantos golpes de poder en los últimos episodios. CompuBox arrojó que Tarver conectó el 31% de sus 450 golpes, mientras que Cunningham conectó el 23% de 678. Todo resultó en un empate, al menos frente a los ojos de los jueces.

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"No salió lastimado," dijo Young. "Eso me agrada. Es muy astuto y también pega fuerte."

Muy pocas personas le pegaron así de fuerte a Roy Jones Jr. en 2005. —Foto por EPA/ELIOT J SCHECHTER

Young no fue el único partidario semi-parcial en creer que Tarver había ganado la pelea. Mientras Tarver llenaba los hojas de impuestos en el vestidor para que le pudieran pagar, su equipo analizaba las tarjetas de puntuación. Dos de los jueces vieron a Tarver ganar los últimos cuatro asaltos, mientras que el juez John McKaie le dio los dos episodios finales a Cunningham. Ya te imaginas qué tan contentos se pusieron.

"El estado de Nueva Jersey es muy estricto y está empeñado en tomar pruebas de sangre," dijo Orlando Cuella, entrenador de Tarver, quien aseguró que su boxeador ha mandado seis exámenes de sangre en los últimos días. "Deberían empeñarse en quitar a estos jueces por sus pésimas decisiones."

"Diles, Orlando", un integrante del equipo de Tarver gritó. "Diles".

"¿Cómo puedes regalarle puntos a una persona que no ganó rounds?", dice Cuellar.

Diez minutos después, Cuellar, parado en un pasillo afuera de los vestidores, continuó echándole tierra a McKaie.

"Está equivocado," dice Cuellar. "No sé que está haciendo ahí. Tal vez le gana el sueño en la esquina o donde quiera que se ponga."

"Dominé el penúltimo asalto," interrumpe Tarver.

"Dominaste los últimos cuatro rounds," dice Cuellar.

"Los últimos cuatro episodios," dice Tarver. "Tomé el control de los rounds de campeonato. No puede ser."

"Hiciste lo que quisiste," dice Cuellar. "Antonio ganó la pelea y sabes qué, lo mejor es que fue televisada. Lo bueno es que no la perdió. Fue un empate. Antonio sigue vivo. Sigue en el deporte y debería obtener una pelea grande."

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Tarver, presionando una bolsa de hielo en su antebrazo izquierdo, se miró al espejo.

"Hombre, vean esto," dijo. "Ni siquiera lo tocó."

"No, nada," dijo Cuellar. "Ni un solo rasguño. Tiene que obtener la pelea que se merece."

Si fuera por Tarver, su siguiente pelea sería frente a Wladimir Klitschko, quien posee varios cinturones de peso completo. Pero Klitschko debe enfrentar primero a Tyson Fury el 24 de octubre en Alemania, y no hay garantía de se realice una pelea con Tarver. Deontay Wilder, el campeón de peso completo del WBC que pelea el 26 de septiembre, podría ser otro oponente para Tarver.

Ya sea que pueda o no disputar una pelea de título, Tarver dice que no planea tener más peleas, a pesar de atravesar por problemas económicos. En marzo pasado, Tarver fue arrestado en Florida supuestamente después de no haber pagado $200,000 dólares por préstamos al hotel Wynn de Las Vegas. Tarver declaró a TMZ Sports que Al Haymon, el organizador de Premier Boxing Champions y uno de los hombres más poderosos en el boxeo, pagó la fianza para que pudiera salir de la cárcel. Aún así, él insiste que no pelea solo por dinero.

"Nadie me va a llevar al extranjero para salir lastimado y que me paguen un cheque," dijo Tarver. "Me amo demasiado. Respeto el boxeo. Cuando ya no pueda ganar más y sea obvio que ya no pueda competir y ganar campeonatos, entonces me retiraré."

Por ahora, Tarver cree que tiene una oportunidad para otro campeonato y una forma poco probable de terminar bien su carrera. En las últimas décadas, Tarver ha tenido grandes victorias —venció a Roy Jones Jr., dos veces, cuando Jones seguía en su apogeo— y algunas malas peleas, como la derrota en 2006 ante Bernard Hopkins y dos derrotas consecutivas a manos de Chad Dawson en 2008 y 2009. Tarver solo ha peleado una vez por año desde 2010, pero en su mente el retiro está aún muy lejos. Tiene una historia que terminar, y tiene un final específico en mente.

"Mierda, tuve mil razones para rendirme y decir 'A la mierda la vida,' y hacerle como todos los demás," dice Tarver. "Fue difícil cambiar mi vida día a día y ser más comprometido. Pero todo eso me preparó para todo lo que la vida me tenía guardado. No pueden romperme porque no me hicieron. Tengo resistencia, y creo en mi mismo como nadie lo hace. Tengo una mano derecha y una mano izquierda. Es todo lo que necesito."