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FIGHTLAND

Nate Diaz y sus últimas apariciones en los medios

Hay tiempo para ser desagradable y tiempo para cooperar, y Diaz conoce bien la diferencia.
Photo by Jeff Bottari/Zuffa LLC

Nate Diaz pasó la semana pasada hablando en televisión. En Fox Sports Live, sonrió mientras recordó lo enojado que estaba la última vez que se topó con entrevistadores y sus risas, antes de que Jay Onrait le asegurara que se reían sobre la pelea de la última conferencia de prensa con McGregor y no sobre Diaz en específico. "Bueno, sí. Eso es gracioso, si no estás peleando en una jaula", respondió Diaz. En SportsNation de ESPN, habló sobre toparse con Justin Bieber y hacer las paces. "Dijo, 'terminemos con la pelea'", dijo Diaz. "Yo pensé, 'Oye, tengo una pelea real, así que todo está bien entre tu y yo'".

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Con una revancha contra McGregor en UFC 200, misma que podría ser anunciada en cualquier momento, Nate Diaz está pasando tiempo siendo el centro de atención. También está transformándose frente a nosotros, al hablar y mostrarse ante todos.Con una revancha contCon una hdueoiwmx1hfuic gl43T1BEWSALÑ+PÒYTF 'OPI

Al menos es un poco diferente al peleador que muchos de nosotros pensábamos que era: brusco, beligerante y vulgar. Eso no importó mucho cuando fue contratado de última hora para enfrentar a McGregor en UFC 196: llegó en forma, mantuvo alta la presión previa a la pelea, y sirvió como contraste para el extrovertido McGregor. Después de someter al irlandés y preguntarse en voz alta si UFC le daría el mismo impulso que le dio a McGregor, las cámaras, micrófonos y tiempo en televisión que hubieran ocupado palabras e imágenes de McGregor, se enfocaron en Diaz, manteniéndolo en las noticias durante tres semanas después de que ganara la pelea.

Para los que no siguen los medios, el último round de entrevistas parecieron terapia —una forma de hacerlo reír y contestar preguntas que le parecen menos interesantes con respuestas polisílabas, de elevar sus habilidades sociales, mismas que palidecen frente a sus habilidades pugilísticas. Tal vez debido a que no está matándose de hambre ahora, se está tomando las cosas con buen humor. Platica y hace bromas con los demás sin guardarse palabras o maldecir de más.

Es como si Diaz estuviera acomodándose para un perfil más alto, ya sea que derrote a McGregor o alguien más. El hecho que pueda sonreír tan pronto después de una entrevista con "el canal del dinero" muestra que tal vez siempre tuvo la compostura para hacerlo.

Desde hace tiempo han existido quejas sobre que los Diaz son malos para el deporte, pero hay otro contingente que dice que los hermanos son nobles, amigables y personas relajadas —si acaso llegas a conocerlos y si no fueran tan reservados. Y es fácil olvidar que la mayoría de nuestras percepciones sobre los peleadores se forjan a través de comentarios que se hicieron mientras no comían mucho pero aún seguían consientes de que comparten una habitación o línea telefónica con alquien que quiere golpearlos. En el segmento de Fox Sports Live, Diaz habló sobre su disgusto por la semana de la pelea y la persona que se ha convertido. "Tengo que entrar a la jaula y enfrentar al tipo, así que es difícil actuar bien, hablar como un humano civilizado mientras estoy en medio de una situación poco civilizada".

Una pregunta posterior sobre si en verdad odia a McGregor dio pie a una percepción más cautivadora. "Nunca lo odié. Nunca he odiado a nadie que he enfrentado. Con Conor todo está bien. Todo está bien con todos. Si no peleamos, si no estamos programados para enfrentarnos, entonces todo está bien con todos. Pero si vamos a pelear, quédate por allá y yo me quedaré aquí. Así me siento. Todos los demás dicen, 'Eso es antideportivo'. Pero esto no es un deporte, ¿entiendes? Estamos en Fox Sports y todo, pero es una pelea y eso es genuino. Soy el único que actúa como que estamos en una pelea real, ¿sabes por qué? Porque estamos en una pelea real. Esa es la actitud real y la manera en la que me siento al respecto. Y a veces eso me convierte en el tipo malo".

Es una declaración introspectiva. Una persona tiene multitudes, o al menos una dualidad que depende de las circunstancias. Ser irritable, grosero y rápido a causar una riña antes de una pelea es una señal de estrés, no necesariamente la actitud que se mantiene en el peleador después de las victorias y derrotas. En las peleas, hay tiempo para ser desagradable y hay tiempo para llevarse bien. Nate Diaz puede ver la diferencia. El truco es ponerlo frente a una cámara y decirlo una y otra vez hasta que todos los demás lo entiendan.