Los Cubs visitan la Casa Blanca y regalan pase de por vida a Obama para el Wrigley Field

Los Cubs de Chicago decidieron visitar al presidente Barack Obama mientras el oriundo de Chicago aún habita la Casa Blanca durante unos días más antes de que la próxima administración tome posesión.

Cuando llegó el momento de tomarse la foto en la Sala Este la tarde del lunes, se intercambiaron los cumplidos y regalos protocolarios como una bandera autografiada con la característica "w" y una jersey con el número 44 que hace referencia al presidente número 44 de los Estados Unidos. Aunque en 2005 Obama habló de los Whote Sox (no tenía de otra), los Cubs le regalaron un pase de por vida para entrar gratis al Wrigley Field.

Obama también mencionó, "me encanta que el pase diga 'no transferible'", como cualquier boleto común y corriente. El presidente de los Cubs, Theo Epstein, interrumpió rápidamente para decir que el pase era "estrictamente un emolumento". No habrá forma de lucrar por ser presidente. Ni siquiera en la reventa. Sin embargo, no sabemos si una situación libre de conflictos de interés pueda funcionar con Trump.

Sin duda fue un regalo encantador, pero es difícil imaginarse que un ex presidente tenga problemas para entrar a un partido de Ligas Mayores. Quizá Gerald Ford tendría algunos problemas, pero los ex presidentes pueden hacer prácticamente lo que quieran. De todos modos se trató de un regalo de buena fe.

También hubo un momento conmovedor cuando Obama mencionó que Michelle nunca lo acompañó en las numerosas visitas a la Casa Blanca de los equipos campeones, al menos no hasta que los Cubs ganaron. Como fanática de mucho tiempo de los Cubs, Michelle Obama le dijo a su esposo que la victoria de los Cubs en la Serie Mundial habría hecho muy feliz a su padre. Obama dijo que Michelle recuerda con cariño llegar a casa después de la escuela y ver a su padre sintonizar un partido de los Cubs en la televisión, a pesar que al equipo no le iba muy bien.

Muy bien por los Cubs que, como campeones, por fin tuvieron la oportunidad de visitar a un presidente en el cargo que no sea Teddy Roosevelt.