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¿Qué tanto ha progresado el tema de la diversidad en el futbol femenil?

¿Podrá una mayor diversidad darse naturalmente sin la implementación de cambios estructurales que derriben las barreras que las mujeres de color enfrentan dentro y fuera del campo?
Photo by Stephanie Yang

Cuando Ifeoma Onumonu fue seleccionada en la octava ronda global por los Breakers de Boston en el draft universitario de la NWSL (la liga estadounidense de futbol femenil) este año, subió al escenario para dar un breve discurso y donde le dieron la bienvenida al club con una bufanda azul y blanca. Las diez primeras selecciones estuvieron presentes en el draft de este año de la NWSL que arrancará su quinta temporada el 15 de abril. Cinco de las jugadoras —Onumonu, Kayla, Mills, Darian Jenkins, Margaret Purce, y Miranda Freeman— fueron mujeres de color, el número más alto en primera ronda desde el primer draft de la liga en 2013. Para el final de la noche, 11 mujeres de color fueron seleccionadas de las 40 participantes.

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"Es emocionante que haya tantas mujeres de color", dijo Onumonu después de bajar del escenario del auditorio. "El hecho que la mitad de las selecciones de primera ronda sean mujeres de color demuestra lo rápido que este deporte se expande. Es cada vez más popular. La gente se está abriendo más a él".

El futbol femenil, especialmente en su nivel más exigente, ha sido predominantemente un deporte para la población blanca de las urbes. Aunque el porcentaje exacto fluctúa año con año, las futbolistas blancas conforman más de ¾ de la NWSL desde su fundación. Para el final de la temporada 2016, el 76.5 por ciento de las 221 jugadoras que vieron acción eran blancas. Por su parte, la selección femenil de los estados unidos sólo ha tenido 15 mujeres de color en sus planteles mundialistas y olímpicos en los últimos 26 años.

La falta de diversidad es inherente al sistema, empezando desde lo más bajo. Se requiere mucho trabajo para destacar en los programas juveniles de futbol. Para llegar a un nivel más alto, la jugadora requiere casi siempre ser observada desde la preparatoria, lo cual por lo general implica tener acceso a programas de élite de los clubes que cuestan miles de dólares al año en equipo, viajes, y otros gastos. Este sistema de "pago por juego" significa que los hogares de negros y latinos, los cuales de acuerdo con el censo de los Estados Unidos poseen menores ingresos, tienen menos posibilidades de jugar futbol de alta competitividad a temprana edad.

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Además de esto, también existen barreras culturas: muchas mujeres de color reciben indirectas de que no pertenecen al futbol. "Incluso conforme fui creciendo, me obligaban a practicar otros deportes… casi siempre atletismo, el cual se supone ha sido una disciplina para afroestadounidenses, en especial para las mujeres", comenta Onumonu. Crystal Dunn, quien jugó para el Spirit de Washington de la NWSL por tres años antes de fichar para el Chelsea en otoño, también aludió al papel preconcebido que se supone todas las atletas de color deben seguir. "Creo que hay muchos estereotipos de las mujeres de color que juegan futbol, se cree que sólo son rápidas", comentó Dunn en el campamento más reciente de la USWNT en Carson, California, el mes pasado.

El draft de la NWSL de este año fue recibido por muchos como una señal de progreso. "Creo que en este deporte no se ve a muchas mujeres de color", dijo Lynn Williams, delantera del Courage de Carolina del Norte y ex sexta selección global del draft de 2015. "Y creo que [los resultados del draft] son increíbles. De esta forma el futbol crece, demuestra que nos estamos diversificando, no es un deporte dominado por los blancos".

Este tipo de exposición es muy importante. En una publicación en Facebook a propósito del Mes de la Herencia Afroestadounidense de 2015, Sydney Leroux contó una anécdota que tuvo con una fan que se le acercó con lágrimas en los ojos y le dijo mientras Leroux entrenaba con el equipo nacional en Florida, "me veo como tú y quiero ser como tú".

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"Lo que sucedió aquel día", escribió Leroux, "fue mi vida. Es gratificante saber que las personas te vean como eres y digan que se parecen a ti y quieren ser como tú, y sobre todo que todo es posible".

"Creo que el equipo nacional ha hecho un gran trabajo que ha inspirado a las niñas de color a seguir en el futbol y seguir en esa dirección", dijo Williams.

Williams fue una de las 13 mujeres de color de un plantel de 35 jugadoras en el campamento de entrenamiento del equipo nacional. Esto contrasta con el campamento de 2011 donde el plantel sólo tenía a cuatro mujeres negras de 30 jugadoras. En 2013 sólo había cuatro de 29.

Pero el reciente surgimiento de la diversidad no tiene que ver tanto con el esfuerzo coordinado de parte de la Federación de Futbol de EE.UU, sino con el renovado énfasis para expandir el talento en el equipo e integrar atletas más jóvenes de cara a la Copa Mundial de 2019 y los Olímpicos de 2020.

"Existe el deseo de ver a más jugadoras de color participar con más frecuencia en un nivel más alto", dijo Benjamin Lear, miembro voluntario del proyecto de diversificación de la federación estadounidense. Doug Andreassen, presidente del proyecto, mencionó que los esfuerzos de la federación comienza desde las selecciones sub 14. Dados la escasez de recursos, el proyecto tiene que decidir en qué nivel enfocarse, pero por el momento se nutre de todas las comunidades, incluyendo aquellas que antes habían sido olvidadas.

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"Nuestra meta es poder concretar algo a nivel juvenil donde hay más oportunidades", dice Lear. "Los jóvenes de todos los ámbitos tienen más oportunidades de jugar, de adquirir herramientas para dirigir, y oportunidades adicionales para aprender habilidades administrativas. Después estos jóvenes podrán desempeñarse en los niveles más altos, y no sólo dentro del campo".

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¿Qué puede hacer la NWSL para impulsar la diversidad? La nueva directora de operaciones de la liga, Amanda Duff, cree que la respuesta es "sí". "Creo que cada jugadora tiene una historia que contar y la liga también. Queremos que esas historias se puedan escuchar", comentó vía llamada telefónica.

La liga se encuentra en una mejor posición para ayudar a sus jugadoras en la actualidad. Después de varios años de cuidadoso desarrollo, la NWSL por fin se está expandiendo. El comisionado de la liga, Jeff Plush, también mencionó en el draft que se necesita ayudar más a las jugadoras para que obtengan sus licencias de entrenadoras, y pavimenten el camino para que más mujeres se atrevan.

Cuando se cuestionó si este tipo de esfuerzos podrían enfocarse más en las mujeres de color, Duffy contestó un poco más cauta. "No podemos asegurar nada. Por ahora, creo que lo más importante es que necesitamos más mujeres siendo parte de este programa, comprometidas con iniciar una carrera en los deportes. Esto incluye mejores salarios que estén al nivel su contraparte masculina".

¿Entonces una mayor diversidad se dará naturalmente sin la implementación de cambios estructurales que derriben las barreras que las mujeres de color enfrentan dentro y fuera del campo? El número de futbolistas de color en el equipo nacional estadounidense ha subido y bajado: el plantel del Mundial de 1995 no tuvo una sola mujer de color, pero en 2007 el equipo contó con seis, seguido de tres en 2011. No existe razón para creer que la NWSL pudiese experimentar algo similar.

Sin embargo, esto no significa que el draft de este año no debería celebrarse, pero la necesidad de generar más diversidad no ha terminado y aún hay muchos desafíos en el horizonte. Futbolistas como Sydney Leroux, Crystal Dunn, Lynn Williams, e Ifeoma Onumonu nos han demostrado cómo las mujeres de color pueden brillar en el nivel más alto del futbol. Lo único que necesitan es una oportunidad.