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Ser joven en Bilbao, la mejor ciudad europea de 2018

“La vida en Bilbao es efervescencia, siempre hay algo que hacer, en cualquier rincón”.
Foto por Sergio Marcos modificada por VICE

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Bilbao está de moda. Elegida mejor ciudad europea de 2018, también alojará los MTV EMA 2018 y finales de rugby del continente este año, entre otros eventos de renombre internacional. La capital del mundo pasa por un buen momento. Lejos queda aquella ciudad gris, triste y puramente industrial en la que llovía día sí y día también. Lo cierto es que después de su transformación sigue lloviendo mucho, pero ahora el botxo se ha convertido en una ciudad cosmopolita, engalanada con arquitectura de vanguardia y entregada a los servicios y la cultura.

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Bilbao desde el mirador de Artxanda

Rodeada de montañas, y con el mar a unos pocos kilómetros, Bilbao no se libra de los típicos tópicos, donde todo el mundo se pasa el día levantando piedras, talando troncos y donde no se folla. Tan pronto juzgados como fríos y distantes como por gente hospitalaria y cercana, lo que está claro es que somos una hipérbole constante ¿Qué dice la juventud de todo esto?

Jon

“La vida en Bilbao es efervescencia, siempre pasan cosas, no te vas a aburrir nunca, siempre hay algo que hacer, en cualquier rincón”, comenta Jon, de 25 años. Amante de la arquitectura y dedicado a la animación, coincide con la mayoría en que Bilbao es compacta, “se puede ir andando a todos los sitios” y tiene un nivel de actividad propio de una ciudad más grande.

Subraya especialmente su gran oferta en el aspecto cultural, con la cantidad de museos, galerías, actividad artística y creativa, eventos… que acoge la ciudad, “es que tenemos casi un festival de cine por cada mes y medio”. “Seas de la disciplina artística que seas, siempre vas a encontrar tu hueco en Bilbao”, señala.

Jon trabajando en uno de sus proyectos

Por lo que respecta a la situación LGTB en Bilbao, Jon cree que es una ciudad abierta, con un movimiento feminista y LGTB bastante fuerte donde “puedes ir de la mano tranquilamente con tu pareja, seas del género y orientación sexual que seas”. “Sí que es cierto que hay muchísimo que trabajar desde las instituciones públicas, sigue habiendo agresiones verbales y físicas y mucho desconocimiento”, matiza.

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“Tenemos casi un festival de cine por cada mes y medio. Seas de la disciplina artística que seas, siempre vas a encontrar tu hueco en Bilbao” – Jon

“Creo que tenemos una ciudad de la que estar orgullosos”, resume. Claramente, no todo iban a ser halagos, existe mucho margen de mejora, por ejemplo, el tema de la seguridad, recurrente en los medios las últimas semanas: “la percepción es lo que cuenta, aunque no sea más insegura, la percepción es de que sí, ha habido mucho eco mediático y parte de la ciudadanía está intranquila”, comenta.

Llúcia en la Plaza Nueva

Llúcia tiene 23 años, es natural de Tarragona y vino hace 3 años a estudiar Comunicación Audiovisual a Bilbao a través del programa SICUE. Pronto sintió que éste era su lugar —aunque nada más llegar quería irse—. El motivo principal para tomar esta decisión fue su gente: “en la juventud bilbaína veo mucha inquietud y curiosidad, muchas ganas e ilusión, mucha ambición. En Cataluña no lo encontré”.

“En la juventud bilbaína veo mucha inquietud y curiosidad, muchas ganas e ilusión, mucha ambición. Hay muchos grupos con bastante presencia femenina” – Llúcia

Ahora mismo dedica casi todo su tiempo y energía a su grupo, Lester y Eliza. “En Bilbao se está cociendo una escena musical muy potente. Además, hay muchos grupos con bastante presencia femenina, nunca había visto algo así en un sitio tan pequeño”. Sobre la situación de la mujer en un aspecto tan concreto como es el musical, cree que aquí sus compañeros músicos le tratan igual que tratarían a un hombre, “aunque habrá que ver cómo evoluciona la situación según vayamos creciendo”, recalca.

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Llúcia es de Tarragona pero en Bilbao dice haber encontrado una efervescencia que no encontraba en Catalunya

Compartiendo piso con otras dos amigas, su experiencia en el mercado laboral en la capital vizcaína es un tanto agridulce. Como tantos otros, cree que “a la juventud se nos tiene en cuenta pero no lo suficiente”. “Ahora están viendo que nos necesitan, pero al ser jóvenes y con poca experiencia, se aprovechan. Pretenden que nosotros hagamos las cosas porque estamos al día de lo que mola, pero no lo valoran”, sentencia.

Moha frente al mercado de La Ribera, su lugar favorito para tomar algo

Moha tiene 21 años, nació en el Sahara aunque se ha criado en Europa, llegó a España con 4 años, y desde entonces ha vivido en varios pueblos. En el año 2015 llegó a Bilbao y actualmente trabaja a media jornada en un restaurante además de estudiar electrónica. Para él, Bilbao te ofrece comodidad y “tiene un tamaño perfecto”. “Aquí el nivel de vida es alto, hay mucho consumo en ocio y hostelería”, aporta.

“El que quiere trabaja, yo he encontrado trabajo en 3 semanas y teniendo el hándicap de no saber euskera. La generación de jóvenes bilbaína está sobreprotegida, los padres dan la paga a sus hijos y ellos se conforman con ese dinero”, critica.

Moha sirviendo una caña en el restaurante donde trabaja

En lo referente a la sociedad bilbaína en general, cree que es abierta, que “no existe racismo como tal, pero sí que hay miedo, desconfianza”. “Nadie te va a decir nada al ver que eres extranjero, pero hay situaciones cotidianas como acercarte a alguien para preguntar si ha pasado el bus en las que notas esa desconfianza en sus gestos, sus miradas…” explica.

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Cuando se trata de conocer gente los fines de semana, o de fiesta, la cosa no es tan fácil como en otros lugares. Los jóvenes se organizan en una formación hermética y casi infranqueable: la kuadrillas. “Tu acércate a un grupito en Somera, y casi notas que estás agrediendo su espacio, su intimidad. Existe una barrera fuerte en el primer contacto", lamenta.

“El que quiere trabaja, yo he encontrado trabajo en 3 semanas y teniendo el hándicap de no saber euskera" – Moha

"He vivido en Andalucía y el primer día todo el mundo se acercaba a hablarte y tal, es otro mundo”, confiesa. Eso sí, añade que "aquí cuesta conocer a la gente, pero cuando la conoces bien, tienes a un amigo de confianza”.

Landa

Sobre esto último, Landa, de 21 años, opina: “toda la vida he tenido la presión de estar en la kuadrilla de siempre y no poder quedar con otra gente, a veces es considerado como una traición”.

Los jóvenes se organizan en una formación hermética y casi infranqueable: las kuadrillas

Por lo demás, Landa cree que Bilbao es una gran oportunidad y que hay muchas cosas que hacer, donde cada día es diferente. Paradójicamente, la gente que más se mueve en su entorno, no es de Bilbao, sino que “traen de otras partes del mundo la cultura, el arte, y las ganas de hacer cosas”. “Para mí Bilbao es un punto en el mapa donde se conectan un montón de caminos y oportunidades, pero cuando eres de aquí de toda la vida, cuesta encontrar tu casa/familia”.

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Uno de los tatuajes de Landa

Ahora comparte piso en San Francisco, uno de los barrios más conflictivos de la ciudad. “Lo mejor que me ha aportado es que es pura actividad, siempre hay algo que hacer o algo por conocer. Es la parte más bohemia de la ciudad, donde se concentra la cultura y el arte”, señala.

Eso sí, Landa, como muchos vecinos, denuncia las agresiones que están ocurriendo últimamente, especialmente en el caso de las mujeres. “Las agresiones sexistas y el acoso verbal forman parte de mi día a día, pero también es cierto que cuando vives dentro el barrio te cuida”.

Andrea posa en la terraza de su agencia de modelos, SF40

Andrea Donati, de 23 años, cree que Bilbao tiene todo lo que una ciudad puede necesitar: “el mar, su gente, y sobre todo, la comodidad del día a día”. Asegura que actualmente Bilbao ofrece muchas oportunidades y está en un momento clave para sobresalir, “una ciudad cómoda, con buenas universidades y distintas actividades, no es una ciudad aburrida”.

“Bilbao está de moda, no para de crecer y albergar eventos importantes. Y los jóvenes deberíamos sacar partido a esta situación, demostrar nuestras capacidades y aportar nuestro punto de vista.”, añade Andrea.

Andrea junto a su long, con el que se desplaza a diario por la ciudad

“Los bilbaínos somos muy de costumbres, la cuadrilla de toda la vida, las mismas zonas de fiesta… y a lo mejor lo que falta es romper con la rutina, con esa monotonía”, señala. “Los jóvenes debemos ser capaces de emprender y ofrecer distintas alternativas en ocio, cultura, deporte…”, propone Andrea.

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En cuanto al ocio nocturno, cree que “nos estamos estancando en un mismo tipo de fiesta”, que estamos a tiempo de hacer “un cambio de chip” y promover alternativas novedosas. Poco a poco están surgiendo opciones como La Pecera, sets de DJ en la sala acristalada de SF40, la agencia de modelos que dirige Andrea.

Jone tiene 21 años y vive en el barrio de San Inazio, a las afueras de Bilbao. Comenta que las oportunidades laborales están en el centro de Bilbao, no se imagina poder trabajar en su barrio ni algún barrio de los alrededores.

Del mismo modo, explica que pagar el alquiler de un piso en el centro es difícil, y más para un joven. “El centro, especialmente Casco Viejo, San Francisco, Bilbi… se está gentrificando mucho, los precios del alquiler se encarecen y hacen que mucha gente ya no pueda vivir ahí”, especifica.

Jone considera que es importante reivindicar la vida en el barrio

“Hay otros medios además del alquiler, como puede ser la okupación. El movimiento okupa en cuanto a viviendas tiene bastante presencia en Bilbao, hay muchas casas vacías. En cuanto a locales autogestionados ha sido bastante potente pero está claro que al ayuntamiento no le interesa. El año pasado desalojaron dos y el resto están en peligro de desalojo o con algún juicio pendiente”, añade. En su barrio, tienen un centro okupado –Errondoko- donde han iniciado un proceso de empezar a crear contacto entre las diferentes asociaciones y comercios del barrio, “para trabajar en conjunto y mejorar la vida de la gente”.

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“El centro, especialmente Casco Viejo, San Francisco, Bilbi… se está gentrificando mucho, los precios del alquiler se encarecen y hacen que mucha gente ya no pueda vivir ahí” – Jone

“Aquí hay muchos jóvenes y todos somos muy de barrio, pero la gente no se junta para hacer cosas. A la gente le encanta que haya fiestas en su barrio, pero no se da cuenta que detrás hay mucho trabajo, que hay que implicarse y no vale solo con comprar en la txosna”, admite.

Calle de la Pelota

Paseo por las calles del casco viejo, imaginando como sería aquel Bilbao de los 80 que Eloy de la Iglesia retrataba en sus películas, lleno de punkis y drogas, con ETA al pie del cañón. Poco queda de aquello. Ahora veo una ciudad tranquila, en la que no es difícil escuchar frases en alemán o japonés, por parte de algún turista que escruta el mapa de las 7 calles.

A ratos la amo, a ratos la odio. La ciudad donde naces, como me dijo Landa mientras tomábamos un café, es una tela de araña en la que estás tumbado, muy cómodo, como en una hamaca; pero atrapado, pegado a ella, al fin y al cabo.

Un tamaño que es cómodo para el día a día pero que a veces se queda pequeño cuando se trata de descubrir rincones o callejuelas nuevas. Confío en que la gracia esté entonces de puertas para adentro, en ese cúmulo de nuevas propuestas que surgen cada día.

Bilbao, Bilbao, como has cambiado…