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abuso de confianza

Boka: Brasil, pools y cielo californiano

Así se siente patinar a escondidas en las albercas de mansiones angelinas.

Fotos por Fabio Boka.

He sido afortunado al poder descifrar el sentimiento más puro del skate, y esto ocurrió al patinar albercas. Es agresivo, peligroso y tienes que ser muy preciso si no quieres romperte un brazo o que terminar en la cárcel. Pero una vez que logras hacerlo es algo que te sorprende, es como magia. Es gnarly.

Generalmente los crews de patinadores de albercas, en especial los de California, no son muy buenos compartiendo estos spots. Además, sigue siendo ilegal patinar en casi todos estos lugares.

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Un día de esos en que saltamos una cerca y caminamos por el jardín de una mansión, en la parte alta de Hollywood, conocí a Boka. Casi no hablamos aquel día, ya que desde la colina frente a la casa que irrumpimos, vimos cómo partió el último de los trabajadores que daba mantenimiento a la casa. Teníamos el tiempo limitado ya que el sol se estaba ocultando. El horizonte reflejaba el mar de la costa de California.

Sorpresivamente días después recibí un mail de él compartiendo una foto que tomó sin que me diera cuenta.

Poco después descubrí que su mundo skate venía desde el sur del continente: Boka es de Brasil. Ahí fue donde empezó a patinar, pero es obvio que —al igual que los profesionales— tenía que ser testigo de todo este excitante mundo y paraíso del skate: California. Su raíz también fue el surf, ya que su familia acostumbraba pasar tiempo en la playa deslizándose en las olas.

El padre de Boka en la costa de Brasil, 1965.

Para mí, ver su historia es como un reflejo de esos veranos que pasé con mi familia en Mazatlán, Sinaloa, donde aprendí a surfear. Aunque empecé a patinar antes de eso. 1988 fue el año que Santa Claus me regaló mi primera patineta: una mini Natas Kaupas, de Santa Mónica Air Lines, que incluía rodilleras Rector Junior y unos Airwalk Prototype fosforilocos.

Boka con sus hermanos en playas brasileñas, 1987.

Boka y sus hermanos patinaron los legendarios parques de Brasil, estoy completamente seguro de que todo esto fue influenciado por el Bones Brigade, Natas Kaupas, Hosoi y demás patinadores de esa época.

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Flavio: Wallride ochentero.

Al parecer en Brasil no se escaparon del 80´s trend. Fueron buenos tiempos par el skate.

Skateparks, Brasil, 1980.

Boka tre flip, con lente de ojo de pez. Evidentemente tuvieron que pasar diez años para que el street skating fuera transformando todos esos trucos y que el skate llegara hasta donde está ahora.

Llegar a Los Ángeles en 1998 fue crucial para Boka. Todavía se mantenían vigentes el pavillion en Venice Beach, y habría que pasar por fuerza por el clásico baldy pipe.

Vista previa al aterrizaje en Los Ángeles, California, 1988.

Baldy Pipe, finales de los 90 a la actualidad.

Definitivamente el pool skating se mantenía en el total anonimato, eso era la prehistoria. Pero curiosamente, con su resurgimiento vendría también el espíritu del skate que le dio la gran bienvenida a su tercera ola de gloria sobre el concreto.

No sé cuántas albercas ha patinado Boka, sin contar esos épicos tours a la costa de Oregon, paraíso de los parques de concreto del gabacho.

No es fácil encontrar parque nuevos. Sé que hay reglas para patinar piscinas: no lleves kooks a tu sesión, ni rayes las paredes, siempre pasa por arriba de la luz a la primer rodada y la más importante: siempre toma fotos de tu sesión. Sé que Boka cumple estrictamente muchas de ellas, sé que tiene las fotos de todas las piscinas en las que se ha deslizado. O, al menos, tiene algún recuerdo de ellas.

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Colección de focos y mosaicos de albercas, no cualquiera tiene una parte del dog bowl en casa.

También sé que siempre es bueno regresar de donde vienes. Boka sigue patinando y visitando Brasil, ahí están sus amigos y sus raíces, pero siempre es bueno regresar a las vacaciones permanentes en donde construir spots es la parte más contemporánea de este arte.

Tres payasos y Santísima Trinidad, una nueva generación de skateparks en Brasil.

Spot clandestino en Los Ángeles, 2008.

El arte también se lleva tatuado, pero tatuarse con alguien que ha dejado un legado a toda la comunidad skate mundial no tiene precio.

Erick Dressen tatuando a Boka, Los Ángeles, 2011.

Boka todavía vive en Los Ángeles y pronto estaré allá para saludarlo a él y a su crew con la esperanza de que compartan una nueva alberca que patinar.

Nuestra nueva columna de skate, Abuso de Confianza, anda de fiesta y celebrará su lanzamiento. Checa esto si andas en Guadalajara.