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Salud

Probé una rutina de cuatro semanas para ejercitar mi pito

Private Gym es un programa que dice ser “simplemente el mejor entrenador personal del mundo para tu sistema muscular pélvico; tan bueno como el Viagra”. ¿Podría ser cierta esta aseveración?

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Por primera vez en mi vida adulta, me encuentro en una posición donde puedo disfrutar de la rutina y las recompensas de asistir regularmente al gimnasio. Pero a medida que mi "cuerpo de papá" (dadbod) se transforma en uno ligeramente más tonificado, me di cuenta de que había un sistema muscular que no estaba ejercitando de la misma manera que el resto de mi cuerpo: mi pene.

Así que cuando descubrí que existía Private Gym, un programa que dice ser "simplemente el mejor entrenador personal del mundo para tu sistema muscular pélvico", y "tan bueno como el Viagra", quedé intrigado. Es como los ejercicios Kegel para hombres, y hay una serie de investigaciones que indican que un programa regular de ejercicios Kegel puede beneficiar la salud de la mujer de múltiples maneras, como reducir los casos de incontinencia urinaria y fecal, prevenir prolapsos y restaurar la sensación vaginal durante las relaciones sexuales. La comunidad médica también parece estar de acuerdo en que los hombres deben hacer ejercicios parecidos para lograr beneficios de salud similares, pero la verdad es que no muchos hombres prestan atención a este consejo, probablemente porque son estúpidos.

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Pensé que mi salud sexual y urinaria era bastante sólida, pero tuve que detenerme y cuestionarme algunas de las preguntas que Private Gym me hacía: ¿Mi próstata era tan saludable como podría ser? ¿Tenía el control supremo de mi vejiga? ¿Mis eyaculaciones eran lo suficientemente "fuertes"? Querido lector, acabé por comprar el producto.


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Lo que llegó por correo no era precisamente el gimnasio casero con poleas y cables que había imaginado. El paquete contenía un libro, un DVD, un estuche de transporte (para cuando lleve mi gimnasio para penes de vacaciones), y un brazalete de goma que se coloca sobre la cabeza del pene con un peso de 70 gramos, unido a la parte inferior. También había otra pesa igual que se podía sujetar a la primera mediante imanes, para cuando hubiera ejercitado un poco mi músculo del amor.

Así que no me estaban ofreciendo el tratamiento de alta tecnología de Iván Drago. Pero si los ejercicios simples funcionaron para Rocky, podían funcionar para mi pene.

Abrí el libro Male Pelvic Fitness, el tomo de 150 páginas que venía en el paquete, y comencé a absorber las palabras del doctor Andrew Siegel, un médico, cirujano urológico, y prolífico autor de libros sobre salud. El texto combinó la aridez de un libro de texto sobre anatomía con la vibra de una comunidad de "artistas del ligue".

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Pero no estaba aquí para leer, maldita sea. ¡Estaba aquí para levantar hierro con mi pito! Ansioso por empezar, vi el DVD, el cual me guió a través de un plan de ejercicios, desde el entrenamiento básico hasta el de resistencia.

Cada dos días, apreté y relajé mis músculos del suelo pélvico durante diez minutos cada vez, sin erección, para aumentar mi fuerza. Private Gym me dijo que estaba realizando varios ejercicios diferentes, pero realmente se redujeron a si estaba o no apretando por uno o tres segundos, o si estaba sólo apretando o apretando con fuerza. Hice esta rutina mientras estaba atorado en el tráfico, mientras veía películas, y mientras estaba sentado en los cafés, viendo pasar a las familias, alegremente ajenas a cuán duro estaba apretando la pelvis.

Después de la primera semana no experimenté el típico dolor muscular tardío que usualmente se siente en los gimnasios tradicionales. ¿Estaba funcionando? ¿Acababa de gastarme 100 dólares (1,840 pesos) en una rutina de ejercicios que ni siquiera funcionaba? No estaba seguro, pero seguí intentando, y después de unas semanas de entrenamiento básico, estaba listo para empezar a usar las pesas.


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Las mujeres tienen la opción de fortalecer sus músculos del suelo pélvico de forma discreta, usando las bolas Ben Wa o productos similares. Para mi mala suerte, esto no podía conseguirse con las pesas. Estos ejercicios requerían que me quitara los pantalones y estuviera erecto, además de que inevitablemente tenía que volver a estimularme a la mitad de la sesión. Vivo solo, pero la idea (aunque fuera poco probable) de que la policía o un ladrón rompieran mi puerta y me cacharan en el acto fue suficiente para que relegara esta indigna rutina a la regadera.

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Seguir apretando. Seguir relajando. Inevitablemente perdía mi erección después de unas cuantas "repeticiones" y tenía que jalármela tristemente hasta alcanzar la rigidez necesaria para sostener el peso. Mi pene sabía que este plan no estaba dirigido a brindarme placer, por lo que obstinadamente se negó a cooperar. Sólo aguanta estos próximos minutos, le decía. Prometo recompensarnos si llegamos hasta el final. Y así lo hicimos. Pero fue una sesión masturbatoria tan superficial y aburrida como podrían imaginar. Y no tenía manera de decir si mis orgasmos se habían vuelto más fuertes que antes de empezar los ejercicios.

Después de un mes de entrenamiento, era hora de una evaluación. Le pregunté a mi pareja sexual si había notado alguna diferencia en mi rendimiento antes y después.

"Estabas bastante duro la última vez, pero tampoco creo que hubiéramos bebido nada esa noche, así que es difícil compararlo con las veces anteriores", me dijo. "Lo siento, debí haber prestado más atención para ver si había una diferencia".

No esperaba que mi pito desarrollara de repente un bíceps con un tatuaje de una bandera estadounidense ondeando, como si estuviera dentro de una caricatura de Popeye, pero descubrir que no había ningún cambio discernible en el rendimiento fue un poco desalentador. Por otra parte, quizás era sólo una cuestión de perspectiva. Tal vez mi pene ya estaba operando a su nivel máximo. Sí. Tenía que ser eso.

Por el momento, jubilé mi Private Gym y lo puse en un lugar de honor al lado de mis otros aparatos de ejercicio en mi clóset. Sin embargo, seguiré yendo al gimnasio, donde los resultados al menos son visibles. ¿Y quien sabe? Tal vez siga flexionando mi perineo durante la hora pico. El tráfico de Los Ángeles no mejorará pronto.

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