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Pablo Larcuen, a golpe de impulso

Entrevistamos al director catalán sobre sus orígenes, sus proyectos y sobre cómo grabar nuestra primera película.

Cuando su cortometraje fue seleccionado para el prestigioso festival de cine de Sundance, Pablo vivía en Masnou, tenía 21 años y apenas hablaba inglés. Se graduó en la ESCAC y siguió cosechando éxitos con “Mi Amigo Invisible” y “Elefante”, convirtiéndose en el ojito derecho del festival de Sitges. Lo conocerás por ser el tío que grabó su primer largometraje íntegramente con un iPhone -bueno, tres-, atropelló un extraterrestre en Lyon y sigue llevando camisas hawaianas pese a cenar con Bill Gates. Hablamos con Pablo Larcuen para conocer un poco mejor sus orígenes, su próximo proyecto y qué debemos hacer para grabar nuestra primera película

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TCP: “Las cuatro últimas prácticas que habéis hecho son una mierda: o hacéis bien esta o suspendéis". Y de ahí surgió ‘Mi Amigo Invisible’. De casi suspender a ganar el festival de Cine de Los Ángeles, ser seleccionados en Sundance… ¿El sistema educativo puede acabar con el talento antes de que se desarrolle? ¿Qué supuso en ese momento todo ese reconocimiento?

Pablo Larcuen: Ja, ja, ja, en realidad no era tanto suspender sino ser el único grupo que no tenía una práctica seleccionada para el concurso anual de la escuela; lo cual te dejaba con muy pocas opciones de optar a un proyecto final en cuarto curso.

No me gustan los premios en general porque me parece injusto que se considere una película mejor que otra cuando se trata de algo tan subjetivo, sin embargo, en el ámbito estudiantil, pienso que está bien fomentar un tipo competencia sana para que los alumnos se exijan más a sí mismos. Lo que no me parece tan bien es que, en una carrera puramente práctica como es el cine, a veces, se valoren más los resultados académicos que los prácticos.

Sobre lo que supuso en su momento todo el reconocimiento… Tenía 21 años, aún estaba estudiando, apenas hablaba inglés, nunca había salido de Europa y, de pronto, me encontré viajando por el mundo, ganando premios y yendo a festivales con los que había soñado toda la vida. Y todo por un ejercicio de clase… Es una situación que me quedaba grande en su momento y que, si me pasara ahora, aprovecharía muchísimo más.

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Lo más importante que supuso para mí vivir todo eso a una edad tan temprana es que, de repente, pasas de estar escribiendo en casa de tus padres en El Masnou a estar presentado tu corto en Sundance junto a James Franco, a comer con Bill Gates, a ir a premieres y fiestas en Los Angeles llenas de famosos… Experimentar todo esto en primera persona te muestra que todo con lo que has soñado existe, que hay una posibilidad real de llegar allí y que depende de ti mismo.

Con Hooked Up” demostraste que no se necesitan grandes medios para rodar una película, aun así, necesitaste 14.000 euros y a tu equipo detrás. ¿Crees haber inspirado a más gente que no iniciaba sus proyectos por esa falta de recursos? ¿La industria quiere romperte las piernas porque ya no podrán justificar tanto gasto?

“Hooked Up” es un ejercicio hecho entre amigos y para nada debería tomarse como ejemplo de producción. Sobretodo para la industria.

Vivimos una realidad económica complicada a la que se ha sumado una competencia feroz propiciada por el boom de gente que se quiere dedicar al audiovisual debido a que las nuevas tecnologías han democratizado brutalmente la forma de generar contenido. Cada vez es más difícil sacar proyectos adelante y, para un creador, no hay nada más frustrante que que tener una idea y no poder ejecutarla.

“Hooked Up” no es más que un ejemplo (como tantos otros) de que, cuando hay ganas de hacer cosas, siempre se encuentra una vía.

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La música añadió dramatismo a Elefante”, consiguiendo ser una historia seria y de lagrimilla pese a lo bizarro de la misma. En Mi Amigo Invisible” nos llevó a calzarnos los calentadores situándonos en un momento muy concreto. Con Hooked Up nos entró el pánico. ¿La música es una parte esencial en tus trabajos? ¿Cómo la seleccionas?

La música es lo único que me gusta más que el cine. Si tuviera el más mínimo talento me hubiera dedicado a ello. Por desgracia, no puedo ni seguir el ritmo de una canción dando palmas.

En el cine que me gusta, la música juega dos papeles; o bien es el elemento que sirve para guiar emocionalmente al espectador a lo largo de una película como, por ejemplo, hace Spielberg; o es usada como una declaración de tono y estilo por parte del director, como en el cine de Wes Anderson o Tarantino.

En mi caso, a medida que escribo el guión, voy haciendo una lista de reproducción de los temas que me parece que encajan con la historia. Me sirve para tener una imagen clara del tono que me gustaría que tuviera la película y, a veces, alguna acaba en el montaje final.

Si en el cine del pueblo, en el que viste el festival de cortos y el anuncio de la ESCAC, hubieras visto uno de una escuela de negocios, ¿estarías haciendo cine hoy en día o serías cualquier otra cosa?

Para nada. Antes de que hubiera el festival de cortos y viera el anuncio, ya hacía años que iba cada fin de semana a ese cine. Incluso era amigo del proyeccionista y veía las películas en la cabina con él.

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¿Cuáles son las mayores trabas a las que te puedes encontrar a la hora de arrancar un nuevo proyecto? ¿Cómo las superas?

Para mí, la mayor traba siempre soy yo mismo. Cada proyecto son muchos meses o años de trabajo y dedicación constante. Cada vez que se me ocurre una idea, la he de valorar desde varios ángulos para saber si es realmente algo a lo que quiero dedicar tanto tiempo y esfuerzo. Muchas veces, por mucho que me guste una idea, la acabo desechando; hay veces que desecho la idea incluso meses después de empezar a trabajar en ella.

La única forma de superarlo es encontrar la idea adecuada.

En tu caso, salir de la zona de confort -véase grabar una peli con el móvil- es una decisión surgida de la necesidad por la falta de recursos, de la creatividad y de una gran idea de marketing. ¿Cuál es el siguiente proyecto que te ronda la cabeza?

“Hooked Up” fue un impulso que surgió de la necesidad de hacer algo diferente a lo que había hecho hasta entonces. Como todo impulso, tiene cosas buenas y malas. No sé si es algo que volvería a hacer.

Llevo unos cuantos años intentando escribir lo que me gustaría que fuera mi primer largo real. Uno hecho con los recursos adecuados y que encaje con el tipo de cine que me gustaría hacer.

Después de muchas vueltas y docenas de historias desarrolladas y guardadas en un cajón, parece que, por fin, he dado con la que me interesa de verdad y por la que estoy dispuesto a luchar. Espero no cambiar de opinión.

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¿La democratización de la tecnología -cámaras, smartphones- ha hecho que nos creamos todos cineastas, fotógrafos y artistas en general?

Pienso que esta democratización ha servido para que mucha gente tenga, al alcance de su mano, la posibilidad de expresarse de muchas formas diferentes. Es algo genial que casi cualquier persona pueda hacer uso de estas herramientas para explorar su lado más creativo. Me emociona pensar que esto tan solo acaba de empezar.

Además de tener una bonita colección de camisas hawaianas, una casa de los abuelos que da miedo y una imaginación desbordante, ¿qué no sabemos de Pablo Larcuen?

Que una vez atropellé a un extraterrestre en las afueras de Lyon.

¿Podrías hacernos una guía rápida de lo que se necesita para escribir una peli/corto?

Lo primero es encontrar una idea que no te puedas quitar de la cabeza, una situación o concepto que te hipnotice y al que quieras dar vueltas y vueltas. Es ideal si parte de algo que conoces y sobre lo que puedes dar una visión personal porque es lo que lo hará destacar sobre el resto de guiones. Si no es así, busca la forma de que sea personal a través de los personajes.

Imagina que tienes una gran idea para una película que va sobre un encantador de serpientes que descubre que también puede encantar a humanos y acaba dominando el mundo. Como lo más probable es que esa idea esté bastante alejada de tu vida real, llévala a tu terreno. Por ejemplo, si eres una persona insegura y que se siente perdida, haz que el personaje también se sienta así y que toda su lucha por conquistar el mundo no sea más que una forma de buscar sentirse respetado y encontrar su identidad.

Ah, e intenta encontrar a alguien con quien escribirla. Dos cerebros piensan mejor que uno.

Si quieres asistir al taller de Pablo Larcuen en Barcelona el jueves 3 de marzo a las 19 h, la entrada es libre hasta completar aforo. Más información sobre el Mazda Space aquí.