El Teatro Orpheum recibió las sumisiones y el espectáculo de EBI 6
Fotografías por Djatmiko Waluyo

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El Teatro Orpheum recibió las sumisiones y el espectáculo de EBI 6

El torneo Eddie Bravo Invitational revivió el clásico espectáculo de la lucha en el Teatro Orpheum de Los Ángeles con Gordon Ryan de 20 años dando la sorpresa.

Con una fachada estilo Beux-Arts, el histórico Teatro Orpheum de Los Ángeles mantiene un aura que te lleva los años 20 para cuando se instaló como parte del circuito de vaudeville. Los detalles en las puertas, los señalamientos, la iluminación tenue con el tono rojizo te hace sentir como si llegaras a las presentaciones de la época como de los Hermanos Marx, Judy Garland, Duke Ellington y Ella Fitzgerald. Antes de cruzar la puerta para pasar a los pasillos del teatro principal se escuchan algunos aplausos y unos gritos aislados resonando en con la acústica de la construcción. Llegaba un poco tarde y bajo las luces en escena estaban los luchadores que competían en la sexta edición del Eddie Bravo Invitational (EBI).

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No se escuchaban los gritos entre las conversaciones y risas que normalmente se escuchan en los torneos de grappling y jiu-jitsu, normalmente instalados en algún gimnasio espacioso. Por lo general había un silencio abrumador a pesar del lleno completo del teatro. Las siluetas de las cabezas se hacían de un lado al otro, con el público atento, intentando de mantener la vista sobre los competidores que se movían de un lado al otro del escenario. Algún derribo, una transición o un intento de sumisión ocasionaban los aplausos inmediatos y algunos gritos de emoción que alentaban el movimiento. Los luchadores seguían y el silencio abarcaba el espacio de nuevo mientras se escuchaban las voces de las esquinas de cada competidor dar indicaciones.

Más que un torneo, el EBI se ha vuelto un espectáculo y está perfectamente montado en un histórico escenario dentro del Teatro Orpheum. Las personas en los balcones se inclinan para tener la mejor vista, las luces iluminan los competidores como los protagonistas de cualquier obra y el púbico se mantiene sin palabras o susurra respetuosamente en el oscuro de sus lugares.

El torneo promueve la lucha, no hay victoria por puntos, se busca la sumisión y tienen diez minutos para conseguirlo. De no ser así, hay un tiempo extra en el que cada uno tiene la oportunidad de empezar con la toma de espalda o en la posición de barra de brazo. Si uno de los competidores somete, el otro tiene la oportunidad de buscar la sumisión con esa posición de ventaja para empatar, pero si no lo logra el que consiguió la sumisión se lleva la victoria.

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Con un bracket eliminatorio, dieciséis competidores aparecieron en la primera ronda hasta terminar con los dos finalistas. Gary Tonon —quien recientemente se enfrentó al temido Rousimar Palhares en Polaris— acaparaba mucha de la atención. Sonaba el nombre de Dean Lister para el torneo, aunque al final no participó, y figuras como Yuri Simoes y Matheus Diniz llamaban la atención.

Al final, el reemplazo de último momento, Gordon Ryan de 20 años de edad —alumno de Tonon— y quien recibió el llamado un poco más de una semana antes del torneo arrasó con el EBI 6 para la sorpresa de todos. Ryan sometió a Jacen Flynn, Marcello Bergo, Yuri Simoes y en la final al poderoso ruso Rustam Chsiev, a quien se le colgó en la espalda, asegurando un triángulo al cuerpo hasta que meticulosamente encontró el hueco para someterlo. En total, Ryan consiguió tres estrangulaciones de mata león y una barra de rodilla para adueñarse del torneo.

El formato obliga diferentes estrategias que en un torneo de jiu-jitsu brasileño tradicional en los que cada vez se ven menos sumisiones y más trabajo de puntaje, lo que para muchos hace de las luchas algo muy estático. Los competidores en el EBI 6 fueron explosivos y cautelosos, pero constantemente buscaban generar huecos para encontrar las sumisiones. Van por llaves de pierna, inversiones, sacrifican posiciones por buscar una llave y simplemente están trabajando constantemente en búsqueda de someter al oponente y no dejar dudas al dejar que el tiempo transcurra y que una posición o un puntaje te lleve a la siguiente ronda.

Los competidores recibían los aplausos de bienvenida tras las introducciones y aparecían calentando sobre plataformas pequeñas en los extremos del escenario mientras esperaban su turno durante la lucha en turno. El montaje obligaba la atención completa a la lucha y la combinación del teatro clásico con la modernización de la lucha y el grappling bajo las luces del escenario cumplía en su totalidad con el espectáculo que buscaba generar. El público —que incluía a figuras como Fabricio Werdum, Kelvin Gastelum, Erick "Goyito" Pérez y Carla Esparza— estaba totalmente comprometido con los competidores, respetuosamente aplaudiendo sus esfuerzos y celebrando sus victorias.