Así es la vida de un Guardián de Ciclovía

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Así es la vida de un Guardián de Ciclovía

Una labor dura e invisible que nadie agradece, pero que todo el mundo espera cada domingo en Bogotá desde las 7:00 a.m.
Mateo Rueda
fotografías de Mateo Rueda

El domingo pasado salí en bicicleta a reunirme con Camilo Rodríguez, "guardián gerente", responsable de la zona Norte 3 de la Ciclovía de Bogotá. El cargo puede no decir mucho, pero Camilo se levanta cada domingo a coordinar el trabajo de los otros guardianes de su perímetro: a coordinar cada detalle para que la Ciclovía opere.

Camilo tiene 23 años y lleva cinco trabajando en la Ciclovía. Nos encontramos en la calle 116 con 15 sobre las 11:00 de la mañana. Él, con radio en mano, dio un par de instrucciones y pidió autorización para que pudiéramos iniciar la entrevista. Cuando lo autorizaron, empezamos a pedalear por la 15 hacia el sur, rumbo al centro.

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Esto fue lo que hablamos.

¿Cuál es el proceso para ser guardián?
Para entrar tienen que tener de 18 a 22 años. Además, tienen que estar cursando alguna carrera técnica o profesional y no llevar más del 75% del total de sus estudios. Luego pasan a una entrevista con los gerentes guardianes y toman las capacitaciones los domingos: se uniforman y empiezan los desplazamientos en bici, guiados por guardianes de la Ciclovía. En esas capacitaciones conocen las rutas, la presentación personal, los primeros auxilios, el Código de Policía y cómo hablar con los usuarios para tener una comunicación asertiva. Ahí entran al primer rango de guardianes.

¿Cuáles son los rangos de los guardianes, cómo se dividen?
Hay 231 guardianes que son la base de todo el operativo. Ellos tienen asignados los tramos de 1 kilómetro, aproximadamente. Además, están los guardianes responsables de ruta, que tienen cordón de mando negro. De esos somos 21. Después están los monitores, que son el puente entre los guardianes y la parte logística. Y finalmente está la coordinación de Ciclovía, los deltas. Ellos son seis personas que manejan la parte administrativa y operativa.

¿Cómo empezó a trabajar de Guardián de Ciclovía?
Empecé por una convocatoria de mi universidad, la Universidad Agraria.
Publicaron unos carteles para ser guardián de Ciclovía, apliqué, empecé las pruebas y duré cuatro meses en el proceso: ese fue el periodo de selección, y finalmente entré en 2012.

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¿Cómo es la jornada de un Guardián?
El día de un Guardián comienza a las 4:00 a.m. cuando se levanta y se prepara para salir hacia su punto de formación. A las 6:00 a.m. ya debe estar presente con su bicicleta limpia y con presentación personal perfecta. Ahí se da un pequeño espacio para un snack y se da el orden del día. A las 7:00 a.m. debe estar toda la Ciclovía montada. En ese momento el Guardián empieza sus desplazamientos en su trayecto y se hace cargo de todas las novedades: desde un pequeño raspón hasta un trauma craneoencefálico. Todos los guardianes están capacitados en APH (Atención pre-hospitalaria). Cada Guardián está encargado de cerrar su trayecto y de recoger el material al finalizar la jornada.

Este año ha habido grandes avances en la operación de la Ciclovía ¿cuáles han sido los más importantes?

Recientemente abrimos 6.5 kilómetros más (en la calle 170). Estamos orgullosos de eso. Esa nueva conexión la estaban pidiendo los usuarios hace mucho tiempo. Fue muy importante para los usuarios y para nosotros. El primer día de apertura, en el conteo de las 11:00 a.m., que hacemos los guardianes tramo por tramo, se contaron 200.000 personas solamente en este nuevo tramo. También, hace poco, gracias al IDRD, la coordinación de Ciclovía y al alcalde Enrique Peñalosa, los guardianes recibimos 300 bicicletas de montaña equipadas para cumplir nuestra labor. Antes de eso, nos tocaba poner la bicicleta a nosotros y responder por ella. En caso de robo, era nuestra bicicleta la que se perdía. Ahora tenemos un instrumento de trabajo. Es la primera vez que eso sucede desde que existe la Ciclovía. Es algo que llevábamos esperando y pidiendo muchos años.

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Ustedes son un ente pedagógico, ¿no se sienten cortos de autoridad en algunas situaciones?
No, la verdad nuestro fuerte es la pedagogía: enseñarle a la gente a disfrutar de la Ciclovía. Tenemos un contacto constante con la Policía Nacional y usamos los mismos códigos para reportar novedades. Desde hace 8 meses estamos trabajando codo a codo y nos ha ido muy bien. Antes teníamos un poco de problemas, pero ahora trabajamos en conjunto y somos más efectivos. Ahora nos acompañan en la formación en la mañana.

¿Sienten que les falta reconocimiento comparados a otras instituciones distritales?
Sí falta reconocimiento, a veces nuestra labor queda en el anonimato. Las personas no son conscientes de la labor que realiza el guardián. Solo esperan ver armada la Ciclovía a las 7:00 a.m., pero no piensan en todo el trabajo y la preparación que hay detrás de esto.

¿Cómo cree que puede sacar su labor como guardián del anonimato?
Nosotros en la jornada como guardianes buscamos la manera de presentarnos ante ellos como personas guías, siempre saludamos y estamos pendientes. Sin embargo, muchas veces esto no es mutuo. Nuestra labor va más allá de cerrar calzadas.

¿Qué es lo peor de ser Guardián de Ciclovía?
El tiempo. A uno no le queda el fin de semana para otras actividades recreativas. Incluso a veces uno no puede disfrutar la Ciclovía. Hay que estar haciendo los acompañamientos, los cierres y así.

¿Y lo mejor?
El contacto con la ciudadanía, ayudar y ayudar. Cuando te agradecen, a veces solo con una sonrisa. Ver que estamos ayudando y trabajando por la recreación, por mejorar la calidad de vida, para que compartan las familias. Eso es lo que nos llena a nosotros día a día.

La zona favorita de Camilo es el centro. "Es un carril cultural, donde está la historia de Bogotá, todas las zonas de la Ciclovía tienen su plus, pero está es la que más me gusta."