sillas vacías en un local
Foto: imágenes imago | Westend61 | bearbeitet

Alcohólicos Anónimos utiliza Zoom para sus reuniones durante la pandemia

Las reuniones en persona son una parte fundamental de AA, pero ahora se celebran de forma virtual. ¿Siguen siendo efectivas?

“Hola, soy Lara. Soy alcohólica”. Unas 60 personas de todo el mundo han accedido a una sesión de Alcohólicos Anónimos (AA) celebrada por Zoom. Desde hace nueve años, esas son las palabras que pronuncia Lara tres veces a la semana para presentarse, aunque normalmente su público está sentado en un círculo de sillas en una sala en Berlín. Ahora, en cambio, Lara ve 60 caras diminutas en la pantalla de su móvil.

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Las reuniones de AA suelen centrarse en el alcoholismo y la rehabilitación, y en ellas los participantes comparten sus experiencias con esta adicción y lo que esperan lograr en el futuro. Sin embargo, hoy un tema monopoliza la conversación: la COVID-19 y sus efectos, como el aislamiento.

Naturalmente, una de las consecuencias más notables de la pandemia para este colectivo es la imposibilidad de reunirse en persona. Los encuentros físicos son una parte fundamental del programa de AA, algo que los organizadores de la sede de Alemania tuvieron claro en seguida. Por eso, tanto en Berlín como en otras ciudades alemanas, empezaron a celebrarse numerosas reuniones por internet a diario en varios idiomas.

Alcohólicos Anónimos fue fundada en 1935 por un corredor de bolsa y cirujano estadounidense y empezó como un programa de autoayuda en hospitales del país. Hoy, es un fenómeno mundial que cuenta con al menos dos millones de miembros repartidos en 180 países de todo el planeta. Según la organización, eres miembro de AA “cuando dices que lo eres” y, si bien recomiendan a los miembros asistir regularmente a las reuniones, no se lleva ningún registro de estas para mantener el anonimato de los asistentes.

En Estados Unidos, Alcohólicos Anónimos es una entidad muy extendida y aceptada, y es habitual ver a conductores de taxi exhibir con orgullo sus “fichas de sobriedad” en el salpicadero o oír a celebridades como Demi Lovato hablar abiertamente sobre su adicción. En Alemania, en cambio, el alcoholismo suele ser motivo de vergüenza y signo de debilidad.

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Por esa razón, la pérdida de contacto con la comunidad que les da apoyo puede suponer una amenaza para el bienestar de los miembros de AA en Alemania. “Si no logras controlar tu adicción, esta se hace más fuerte”, dice Lara*, de 39 años y original de Berlín. “Un adicto puede perder la batalla contra el alcoholismo en poco tiempo”, señala. En periodo de aislamiento, la mente de una persona alcohólica puede convertirse en un lugar oscuro y solitario.

“El aislamiento y el descenso del contacto con otras personas son extremadamente peligrosos para los adictos”, señala Ulrike Schneider-Schmid, psicóloga especializada en adicciones de Berlín. “El ser humano tiene necesidades básicas, como el contacto con los demás, con una comunidad, el tener una pareja en la que apoyarse”. Según Schneider-Schmid, la falta de contacto puede afectar negativamente al sueño, el rendimiento cerebral y el bienestar físico y mental.

Para un alcohólico, la comunidad de AA puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. “Sin las reuniones y el programa de los 12 pasos, no podemos seguir sobrios”, admite Petra*, quien colaboró en organizar el cambio de las reuniones presenciales de AA al formato virtual. “El alcoholismo es la enfermedad del aislamiento, por lo que teníamos que actuar con rapidez”, dice. Cada día se celebran varias reuniones para facilitar a los miembros una rutina en la medida de lo posible.

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En las reuniones, muchos alcohólicos encuentran el punto de conexión que perdieron cuando estaban sumidos en la adicción. Lara asegura que, en su peor momento, intentó por todos los medios evadirse de sus sentimientos. “Cometí muchos errores estando ebria; perdía el control, mentía, lo negaba todo y me sentía avergonzada”, recuerda. En los encuentros, se anima a los participantes a explicar su historia, mostrar empatía por las de los demás y, en general, a que se sientan cómodos hablando abiertamente de su problema.

Actualmente, ese aislamiento que desde AA tratan de evitar es una obligación impuesta por los Gobiernos de todo el mundo. Schneider-Schmid asegura que esta medida ha provocado un aumento de las recaídas. “Sin duda”, añade. “No solo por el aislamiento social. El miedo también desempeña un papel significativo: los medios nos bombardean constantemente con cifras de muertos o con noticias de gente que ha perdido el trabajo y mucha gente se preocupa por la economía”.

Lara es trabajadora autónoma. Desde que empezó la crisis, sus ingresos han bajado en picado y le han cancelado muchos encargos. Pese a todo, confía en que las cosas irán bien. Sabe que no está sola en esto y que sus amigos en el programa la apoyan.

Pero ¿cuánto apoyo puede uno recibir a través de una pantalla? Por lo general, los asistentes a las reuniones de AA suelen abrazarse al principio, un aspecto importante para establecer una conexión. Aunque la esencia de AA sigue presente en los encuentros por Zoom, Petra admite que el sentimiento es más intenso en las reuniones presenciales.

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Una crisis como la que estamos viviendo también puede hacer que personas que nunca hayan tenido problemas con el alcohol los tengan ahora. “El alcohol tiene un efecto balsámico con la ansiedad”, dice Schneider-Schmid. “Muchas personas están recurriendo a la bebida como forma de automedicación contra la ansiedad. Creo que dentro de unas semanas veremos un cambio: descenderá el número de infecciones por coronavirus y aumentarán las enfermedades mentales”.

El aislamiento y la soledad pueden desencadenar otras adicciones. “Ahora tenemos un acceso limitado a las cosas que nos hacen felices”, dice la psicóloga. Como respuesta, un comportamiento adictivo podría activar el sistema de recompensas y desencadenar una adicción a las compras o al juego, ya que estas producen la liberación de dopamina.

Cabe señalar que esta pandemia también ha tenido un efecto positivo para AA: Lara asegura que a sus reuniones acuden más personas y de todo el mundo. “Ahora todos nos acercamos unos a otros”, dice.

Pese a que el contacto personal está muy limitado, cualquier persona con problemas de alcoholismo puede seguir los principios de AA para sentirse mejor: ayudar a los demás, gestionar las cosas día a día y compartir tus sentimientos con los demás. Durante la crisis, a Lara le ayuda recordar quién es: “Hola, soy Lara y soy alcohólica”.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Alemania.